Es raro, ¿verdad ? Iraq nunca ha conocido una guerra civil. Nunca he oído una sola palabra sobre la animosidad entre suníes y chiitas en Iraq. Al Qaeda nunca ha proferido amenaza alguna contra los chiitas, por más que Al Qaeda sea una organización exclusivamente suní. Sin embargo, y a lo largo de varias semanas, las autoridades de ocupación norteamericanas han estado advirtiéndonos sobre la eventualidad de una guerra civil, e incluso han difundido una carta -cuya autoría se atribuye a activistas de Al Qaeda- cuyo texto se pronuncia en favor de azuzar un conflicto entre suníes y chiitas.
La verdad es que habitualmente los periodistas en su sano juicio siempre se habían lanzado sobre este tema -guerra civil- de manera entusiasta. Me da la sensación de que es preferible -y así lo pienso personalmente- no dar crédito a este asunto. No, no creo que los norteamericanos estuvieran detrás de la carnicería de ayer en Bagdad y Karbala a pesar de los gritos acusatorios de los supervivientes iraquíes de la matanza. No obstante, me preocupan notablemente los grupos iraquíes en el exilio que piensan que su propio proceder podría desencadenar lo que quieren los norteamericanos : un temor tan intenso ante la posibilidad de una guerra civil que los iraquíes puedan suscribir cualquier plan que Estados Unidos trace sobre Mesopotamia.
Recuerdo las acciones de la OAS francesa en Argelia en 1962, cuando hacía estallar bombas en el seno de la comunidad musulmana de la Argelia francesa. Recuerdo los esfuerzos desesperados de las autoridades francesas para incitar a musulmanes argelinos contra musulmanes argelinos -el FLN contra el ALN- lo que resultó en medio millón de muertos.
Pero me temo que he de pensar también en Irlanda y los atentados en Dublín, Mona-ghan y Dundalk en el año 1974 que -en la perspectiva que ofrece el paso de los años- parecen guardar una relación aún más estrecha (a través de los paramilitares protestantes) con agentes de seguridad de las fuerzas armadas británicas. Pakistán posee un historial de conflictos sectarios -de los que, desde el punto de vista histórico, no se hallan exentos de responsabilidad los británicos-, de modo que es perfectamente posible que la matanza de ayer en Quetta no guarde relación con Iraq.
Sin embargo, los atentados de ayer en Bagdad y Karbala muestran una clara coordinación. Hay un mismo cerebro detrás. Pero ¿ha sido un cerebro suní ? Cuando el portavoz de las fuerzas de ocupación sugirió ayer que era obra de Al Qaeda, debía saber lo que decía : que Al Qaeda es un movimiento suní y que las víctimas eran chiitas. No es que yo juzgue a Al Qaeda incapaz de perpetrar tal baño de sangre, pero me pregunto por qué los norteamericanos insisten tanto en el tema del conflicto suno-chiita y por qué les interesa seguir subrayando el peligro de una guerra civil.
Mirémoslo desde el otro lado del espejo. Si se diera el caso de que un movimiento suní violento se propusiera expulsar a los norteamericanos de Iraq -y, de hecho, existe un movimiento de resistencia que combate con gran crueldad a este fin- ¿por qué querría eventualmente azuzar contra ellos a la población chiita de Iraq, un 60% de la población iraquí ? ¡Lo último que pretendería tal movimiento de resistencia sería tener en su contra a la mayoría de la población iraquí mientras no ceje en su combate contra los norteamericanos ! En consecuencia ¿qué hay que pensar sobre el papel de Al Qaeda ? De forma reiterada, tanto los norteamericanos como las fuerzas de seguridad iraquíes entrenadas por ellos nos han dicho que los terroristas suicidas eran “extranjeros”.
Es posible. Pero ¿les importaría facilitarnos sus verdaderos nombres, identidad y nacionalidad ?
El secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, se ha referido a cientos de combatientes “extranjeros” que se infiltran a través de las “permeables” fronteras de Arabia Saudí. La prensa norteamericana no ha cesado de repetirlo obedientemente… Pero ¿quiénes son los terroristas ? ¿Dónde están sus identidades ? ¿De qué países proceden ? Y, dado que la policía iraquí sigue diciendo que ha encontrado los pasaportes de los terroristas, ¿podrían dar los números de sus pasaportes ?
Estamos entrando en una fase tenebrosa y siniestra de la historia de Iraq en la que tendrán lugar acontecimientos tenebrosos y siniestros. Sin embargo, unas autoridades de ocupación, que en rigor deberían contemplar una guerra civil como la última perspectiva a contemplar, sigue gritando en nuestros oídos “¡guerra civil !”. No puedo menos de inquietarme.
Sobre todo, cuando los atentados convierten esta idea en realidad.
Robert Fisk
Fuente : La Vanguardia