Nacido en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), a principios de la década de los 50, Pepe siempre tuvo a su pueblo, y a su río Guadaíra, como referentes de su identidad y de sus orígenes nunca olvidados y como objeto privilegiados de su preocupación ecológica. Algún parque de Alcalá debe mucho a la constancia movilizadora de Pepe García Rey.
Desde antes de los 20 años, inició en Alcalá y en Sevilla su actividad militante que, bajo diversas formas, en diferentes movimientos sociales y organizaciones, ocuparía toda su vida.
Pocas personas han tenido su entereza para levantarse tras una derrota o un fracaso e iniciar con optimismo renovado una nueva andadura, un nuevo proyecto de acción emancipatoria.
Su militancia desde los primeros años de la década de los 70, primero en filas socialistas y casi inmediatamente en la izquierda revolucionaria en Sevilla, y poco después en Barcelona, siguiendo con su experiencia en el movimiento autónomo, completan una fase intensa de su vida dedicada al intento de transformación revolucionaria.
Nacido en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), a principios de la década de los 50, Pepe siempre tuvo a su pueblo, y a su río Guadaíra, como referentes de su identidad y de sus orígenes nunca olvidados y como objeto privilegiados de su preocupación ecológica. Algún parque de Alcalá debe mucho a la constancia movilizadora de Pepe García Rey.
Desde antes de los 20 años, inició en Alcalá y en Sevilla su actividad militante que, bajo diversas formas, en diferentes movimientos sociales y organizaciones, ocuparía toda su vida.
Pocas personas han tenido su entereza para levantarse tras una derrota o un fracaso e iniciar con optimismo renovado una nueva andadura, un nuevo proyecto de acción emancipatoria.
Su militancia desde los primeros años de la década de los 70, primero en filas socialistas y casi inmediatamente en la izquierda revolucionaria en Sevilla, y poco después en Barcelona, siguiendo con su experiencia en el movimiento autónomo, completan una fase intensa de su vida dedicada al intento de transformación revolucionaria.
Militante ecologista de primera hora, ya desde los años 70 supo calibrar y formular la importancia del ecologismo social y de la lucha antinuclear.
Tras un breve período en un pueblo mediterráneo, a partir de la segunda mitad de la década de los 80 se dedica a una intensa actividad de organización del movimiento ecologista en Sevilla y en Andalucía. Durante más de un decenio de su vida, su infatigable labor opositora, propagandística, formativa y movilizadora ha dejado un ejemplo de resistencia práctica ante el avance de la reorganización social impulsada por el capital.
En una nueva vuelta a la militancia en el movimiento obrero, desde 1996 ocupa las secretarias de Salud Laboral y Medio Ambiente en CGT Andalucía, primero y después de CGT estatal. Posteriormente, desde el año 1999 es Secretario General de CGT Andalucía, hasta que el año 2001 el cáncer lo retira, temporalmente, de la actividad social.
Aún con el mal latente en su interior, que le ha hecho vivir durante los últimos años en condiciones físicas precarias, su inagotable capacidad de veterano luchador le ha hecho sacar fuerzas de su enfermedad para ilustrarnos, desde sus artículos, con su análisis y propuestas de transformación social, así como para animar nuevos proyectos.
Hasta sus últimos momentos ha empleado las fuerzas que le quedaban en repartir su “herencia”, repartir faena entre sus mas leales amigos y amigas, para prolongar su obra de combatiente en la guerra social.
Nos ha dejado la coherencia de su análisis, su capacidad de integrar todas las luchas sociales, la constante orientación a la práctica de sus alternativas, su defensa obstinada del movimiento real, a veces en detrimento de esas organizaciones necesarias pero en las que el movimiento social se burocratiza.
A quienes hemos compartido con él tantos momentos de vida y de lucha, nos deja también el recuerdo de su amor por la vida, de su capacidad de disfrutar de la lectura, de la conversación, de la mesa, del paisaje, de su amistad por sus amigos.
A Luisa, su compañera, y a su hija Arancha, el abrazo solidario en el dolor compartido.
A sus muchos/as amigos/as y compañeros/as nos deja el ejemplo del optimismo de su voluntad permanentemente militante, de la esperanza en la movilización de los desheredados del mundo, más valioso por surgir desde el pesimismo de su lúcida inteligencia.
Pepe, tus enseñanzas, tu ejemplo, tu opción por las barricadas frente a la neurosis de la integración en el sistema, no han sido inútiles ; nos servirán para seguir la misma lucha a la que has dedicado tu vida. Que la tierra te sea leve.