Cada vez sorprende menos encontrarse con empresas y sectores donde los sueldos son de pena y los derechos laborales ignorados. Y no es sólo porque se firmen convenios regresivos y se pacten reformas de la legislación para adecuarla a las exigencias de la CEOE. Lo que sucede es más escandaloso todavía : sencillamente, los empresarios se pasan las leyes por el forro ; de tal forma que dicen cumplir con todo lo estipulado, pero luego, en la realidad de cada día y de cada centro de trabajo, imponen unos horarios y unas condiciones absolutamente ilegales.

Cada vez sorprende menos encontrarse con empresas y sectores donde los sueldos son de pena y los derechos laborales ignorados. Y no es sólo porque se firmen convenios regresivos y se pacten reformas de la legislación para adecuarla a las exigencias de
la CEOE. Lo que sucede es más escandaloso todavía : sencillamente, los empresarios se pasan las leyes por el forro ; de tal forma que dicen cumplir con todo lo estipulado, pero luego, en la realidad de cada día y de cada centro de trabajo, imponen unos horarios y unas condiciones absolutamente ilegales.

Hay un sector muy poco conocido (precisamente por ese nivel de explotación vergonzosa y un funcionamiento en los escabrosos límites de la ley) en el que se dan juntas todas las condiciones de precariedad, abusos y silencios que empiezan a abundar aisladamente en otros ramos de la producción y los servicios. Nos referimos a los servicios de grúas que actúan en nuestras calles y carreteras para retirar vehículos averiados y accidentados.

El rasgo más identificador de este colectivo es que lo forman unas pocas empresas en cada zona, con trabajadores jóvenes en su mayoría y con unos niveles de eventualidad muy elevados. Esas circunstancias por sí solas ya serían suficientes para configurar un sector con malas condiciones de trabajo y derechos vulnerados sistemáticamente,
pero es que en el mundo de las grúas se dan otros condicionantes negativos muy
particulares.

Así, por ejemplo, resulta que mientras a cualquier conductor profesional el código de circulación y la Dirección General de Tráfico le marcan y controlan, mediante el tacógrafo, unos tiempos máximos de permanencia al volante, en las grúas esos aparatos están ocultos y al margen de cualquier inspección y/o sanción.

Evidentemente esa ventaja es aprovechada por los empresarios que imponen jornadas de 12 o más horas de trabajo a los conductores, lo que supone arriesgar gravemente la salud y la seguridad de los propios trabajadores y del resto de usuarios de las vías públicas. Y todo esto se realiza sin que las los servicios médicos de las respectivas mutuas laborales hagan nada al respecto, pese a saber que los trabajadores se exponen a graves riesgos de accidente por las largas jornadas laborales y demás presiones a que están sometidos.

Otra práctica común es hacer contratos temporales donde sólo se dice que los
horarios y demás condiciones serán las legales y luego, en la práctica, no respetar nada de eso ; obligar a largas jornadas y no declarar las horas extras, pagar todo lo que no sea el salario base fuera de la nómina o disfrazado como dietas y otros conceptos falsos, poner la categoría más baja del convenio a los empleados, etc.

Por otra parte, es muy frecuente que se contrate a trabajadores jóvenes, con carnet de conducir de clase B (para vehículos con menos de 3.500 kg. de peso), y luego se les ponga a trabajar con grúas que, bien solas o con su carga en cualquier servicio, superan ampliamente ese tonelaje. Esto significa deteriorar las condiciones laborales y de seguridad en el sector y fomentar que haya un relevo constante de personal, lo que dificulta la profesionalización del sector y la posible coordinación de cualquier lucha o reivindicación conjunta.

La fuerte competencia entre las diferentes empresas que operan en un área y la dependencia que éstas tienen de las grandes aseguradoras para recibir cargas de trabajo imponen unos ritmos y disponibilidad a los trabajadores agobiantes. Ante cualquier llamada del patrón deben acudir al lugar requerido en un tiempo muy ajustado y con unos horarios intempestivos e imprevistos, alargando las jornadas casi indefinidamente y poniendo trabas insalvables al descanso diario y la vida
familiar.

Desde CGT creemos que todo esto se pasa sobradamente de lo tolerable y vamos a
iniciar una campaña de información y denuncia en este ámbito, para sacar a la luz todo la explotación que se da en el sector de las grúas y para animar a los
trabajadores del mismo a que se organicen y luchen por unos derechos básicos que les son negados cotidianamente.

Sindicato de Transportes de Valencia

CGT-PV