El 6 de noviembre está convocada una nueva huelga general en Grecia. Será el quinto paro en lo que va de año que convocan los sindicatos para protestar contra los despidos de 4.000 funcionarios, antes de que finalice el año y el paso a la reserva laboral de 25.000 empleados públicos (que cobrarán menos), en un país que agoniza debido a las medidas impuestas por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). Con un paro que ronda ya el 27,5%, –el 60% entre los jóvenes–, la posibilidad de encontrar un empleo por cuenta ajena es ínfima para muchos griegos. El empleo como autónomos o en cooperativas es, en ocasiones, el único camino a seguir para los empleados de las empresas que quiebran.
Autogestión
Autogestión
El diario i Efimerida ton Sintaktón es uno de los ejemplos más exitosos de este fenómeno. Fue lanzado el 5 de noviembre del año pasado con cerca de 120 empleados –entre periodistas, técnicos y administrativos– que se habían visto afectados por la suspensión de pagos del Eleftherotypia, un periódico de tradición izquierdista. Desde entonces, una junta elegida por la asamblea general, a la que pertenece la totalidad del capital, gestiona lo que se ha convertido en un diario de referencia, definido por los cooperativistas como “nuestra propia respuesta a la crisis”.
En Tesalónica, tomando como referencia el modelo de las fábricas recuperadas en Argentina, los trabajadores de la empresa de materiales de construcción Vio.Me decidieron organizarse tras la quiebra. La cooperativa, que fue visitada en junio por la periodista Naomi Klein, funciona desde febrero con buenos resultados. En Atenas florecen numerosas iniciativas a menor escala, entre ellas cafeterías autogestionadas como To Pangaki. El local aloja además actividades culturales y el excedente, tras pagar los sueldos, se destina a apoyar proyectos afines. Pero también se ofertan otros servicios: Sinápiro es una cooperativa de joyeros que organiza seminarios de arte.
Por su parte, Collective Courier fue formada por repartidores en paro que ahora ofrecen servicios de mensajería e incluso cubren encargos en el extranjero. Sin embargo, otras iniciativas cooperativistas se basan en el trabajo voluntario. Es el caso de Svura (Peonza), un grupo de consumo que echó a andar en marzo. “El objetivo es mantener los precios lo más bajos posible, así que al coste del productor, con el que tratamos directamente, le sumamos sólo un 10% para cubrir gastos de alquiler y electricidad”, explica una voluntaria del grupo habitual, que oscila entre 15 y 25 personas. El objetivo del colectivo es “tejer poco a poco la red de una nueva sociedad, aquí y ahora, en la que sean clave la solidaridad, la dignidad y la participación activa de los miembros”.
Sus estantes cuentan con la producción de agricultores ecológicos locales y camisetas y pósters cuya recaudación va destinada a la lucha del movimiento zapatista en Chiapas. Pero también venden artesanía, jabones y libros de segunda mano que, a través de asociaciones de barrio, aportarán fondos a familias sin recursos en Grecia. Además se pueden adquirir productos manufacturados de pequeñas cooperativas que elaboran conservas o pasta de dientes. Según una voluntaria, que habla en nombre de la asamblea, desde la apertura de Svura se ha podido apreciar un aumento de interés por estas iniciativas que tratan de promover la justicia social y formas de organización alternativa. “Aunque –reconoce– el poder adquisitivo de la gente es muy limitado a consecuencia de la crisis”. El colectivo mantiene contactos con otros grupos de consumo y aspira a formar una red de intercambio de servicios, en la línea de Skoros, una iniciativa anterior a la crisis que promueve el trueque, o de los bancos del tiempo surgidos a raíz de las acampadas en la plaza Sintagma.
Festival de economía solidaria
Con el objetivo de poner en común y debatir las vivencias de los participantes en este tipo de proyectos se celebró en Atenas el II Festival Alternativo de Economía Solidaria y Cooperativa. Entre el 10 y el 12 de octubre se llevaron a cabo ponencias y talleres en las que participaron bancos de tiempo, pueblos ecológicos, clínicas, farmacias sociales y cooperativas de trabajo. También ofrecieron información sobre sus acciones iniciativas como el Movimiento 136, una plataforma que trata de frenar la privatización del agua de Tesalónicaa través de la adquisición de la compañía por parte de una cooperativa ciudadana.
Fuente: diagonalperiodico.net