Pasillos estrechos que casi no permiten el paso de camillas, boxes de urgencias cuyas mínimas paredes impiden tener intimidad y rejas decorando las ventanas.
Las nuevas instalaciones de urgencias y consultas del Provincial, que incluyen también la atención continuada del Ramón y Cajal, son un ’hervidero de problemas’. El sindicato CGT ha denunciado la situación ante Inspección de Trabajo.
La recientemente concluida remodelación del Provincial pretendía traducirse en una reducción del exceso de usuarios que acuden al Servet y al Clínico, objetivo que, al parecer, tampoco se ha logrado.
Una misma sala de espera da servicio tanto a los pacientes que acuden a urgencias como a los que requieren curas o revisiones del Punto de Atención Continuada (PAC). ’Esta situación conlleva que, en ocasiones, los usuarios del PAC tengan que soportar la presencia de presos que llegan con la Policía o de personas con enfermedades mentales que acuden al centro’, explican los trabajadores.
Algo que pudo comprobar ayer 20 minutos en la sala de espera. Un paciente, al parecer con algún trastorno mental, se lió a patadas con el inmobiliario. Al final se llamó a la Policía, cuyos agentes lo redujeron.
Las deficiencias no se quedan, sin embargo, en las interferencias de servicios. El cabezal de las camas de los boxes se apoya en los radiadores y la pared que divide estas salas es tan delgada que impide la más mínima intimidad. Además, la salida de emergencia se reduce a un único escape a través de las escaleras interiores del edificio.
Despacho para dos
La sala de enfermería, que se usa por la tarde para el PAC, es utilizada por la mañana como despacho. La dirección del hospital corroboró esta circunstancia, aunque negó que haya problemas y aseguró desconocer la existencia de una denuncia.
R. ASENSIO | 20 minutos |