El Estado español será "plenamente responsable de la ayuda financiera". El control remoto de la economía española se agudizará antes del verano para socializar las deudas de la banca española vinculados al tsunami inmobiliario.

"No habrá rescate de la banca", afirmaba Mariano Rajoy el 29 de mayo de 2012. El 9 de junio el BCE anunció un rescate del sistema bancario español de hasta 100.000 millones de euros: el 10% del PIB. La víspera, el FMI filtró que la banca española necesitaba un mínimo de 40.000 millones, que estaba en recesión técnica y que el paro se dispararía hasta el 26%.

 

«No habrá ningún tipo de condiciones», anunciaba el ministro de Economía y ex responsable de Lehman Brothers en España, Luis de Guindos. El mismo día, casi en paralelo, el Eurogrupo lo desmintió categóricamente en un comunicado explícito: «El Eurogrupo valora que España ya haya implementado medidas significativas para el ajuste fiscal, para la reforma laboral y para fortalecer el capital de los bancos españoles. El Eurogrupo está convencido de que España cumplirá sus compromisos sobre el déficit excesivo y con las reformas estructurales «.

«No habrá ningún tipo de condiciones», anunciaba el ministro de Economía y ex responsable de Lehman Brothers en España, Luis de Guindos. El mismo día, casi en paralelo, el Eurogrupo lo desmintió categóricamente en un comunicado explícito: «El Eurogrupo valora que España ya haya implementado medidas significativas para el ajuste fiscal, para la reforma laboral y para fortalecer el capital de los bancos españoles. El Eurogrupo está convencido de que España cumplirá sus compromisos sobre el déficit excesivo y con las reformas estructurales «. «El progreso en estas áreas será vigilado muy de cerca y revisado regularmente en paralelo a la asistencia financiera», concluía el comunicado.

Por si quedaba alguna duda por desvanecer, el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, fue clarificador: el memorando lo firmará el Estado español, que «será plenamente responsable de la asistencia financiera», tal y como recoge el principio de acuerdo firmado el 9 de junio. El qué, pues, ya está decidido. Sólo falta saber el cómo: Rajoy quisiera que el rescate fuera por la vía de la recapitalización directa sobre los bancos, pero la UE le advierte que la fórmula es imposible y que tendrá que pasar por el Estado vía FROB. La opción que se elija queda pendiente de la cumbre del G20-donde Rajoy sí que ha reconocido que el rescate es «tremendamente nocivo» para la deuda española-, de la Cumbre Europea del 29 de junio y de la activación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MDE) en el mes de julio.

El golpe de estado financiero continúa

La intervención de facto de la economía-consumada con el golpe de estado financiero del 10 de mayo de 2010, cuando Rodríguez Zapatero anunció los peores recortes antisociales desde el fin de la dictadura-ya opera a plena luz. Prosigue después de los rescates de Irlanda (85.000 millones), Grecia (230.000 millones) y Portugal (78.000 millones) y del nombramiento tecnocrático del gobierno italiano. Se condensó en la reforma de la siempre irreformable Constitución Española de agosto de 2011: aquella que elevó a norma suprema la contención del déficit. De hecho, ahora sólo asistimos a la quema de una nueva etapa.

Fondos internos de la Comisión Europea ya advertían que, si no se modificaban los condicionantes actuales la economía española-no sólo el sistema bancario-podría ser intervenida antes de verano. El portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea señaló que «si se mantiene el pulso de las reformas», quizá no será necesaria una segunda intervención.

Según ING, ni los resultados electorales en Grecia ni el rescate de 100.000 millones anunciado por el BCE alejan la posibilidad de un segundo rescate, en este caso, sobre toda la economía y no sólo sobre el sistema financiero. Los analistas de la entidad vaticinan un «programa de ayuda de tres años de cerca de 250.000 millones de euros, que se añadirían a los 100.000 millones ya comprometidos» con los bancos españoles. Este volumen, según el mismo estudio, no lo podría asumir salvo el EFSF, el fondo de rescate temporal de la Eurozona, que cuenta con un disponible real crediticio de 251.000 millones.

William Biuter, economista de Citigroup, apunta en la misma dirección e incorpora Italia: ambos deberán recurrir a pedir ayuda a la UE o el FMI. El Royal Bank of Scotland piensa igual: el rescate parcial no solucionará nada y aumenta las posibilidades de que el Estado «se vea impulsado a pedir un plan de rescate entero». Las agencias de calificación Fitch y Moody ‘s se sumaron al coro neoliberal y, a mediados de junio, volvieron a rebajar la calidad de la deuda española al nivel de «bonos basura».

Auditorías aplazadas y prima de riesgo por las nubes

Mientras tanto, la prima de riesgo ya supera el 7% histórico e ING estima que, si el rendimiento de los bonos a diez años supera el 7,5%, el BCE tendrá que volver a comprar deuda soberana, como ya hizo el año pasado , aunque hace tres meses que no lo hace y Merkel se resiste.

Igualmente, la segunda auditoría sobre la banca española, que había que hacer pública en julio, se ha aplazado hasta septiembre. La primera, que determinaba en 62.000 millones la cuantía que necesita el sistema bancario español, fue presentada el 21 de junio e iba firmada por los evaluadores Roland Berger y Oliver Wyman. La segunda, la llevarán a cabo Deloitte, PwC, FPMG y Ernst & Young.

Y, mientras, los hombres de negro ya preparan las maletas. La hoja de ruta ya está marcada: los deberes indicados por el Eurogrupo radican, para empezar, en la requisitoria permanente que Angela Merkel y la propia Comisión Europea reclaman en Madrid desde hace meses: aumento del IVA, más recortes al funcionariado , jubilación y pensiones (anticipar la entrada en vigor de los 67 años de jubilación y reducir las percepciones), ataque frontal a las percepciones por desempleo y reducción del déficit autonómico.

La doctrina del shock sigue: generar escenarios para conseguir, mediante métodos excepcionales como el miedo, la seguridad, la crisis o la austeridad, lo que políticamente es imposible de conseguir en condiciones normales. Golpe de Estado, de nuevo: la imposición, una vez más y con la apariencia neutra de tecnicismos inevitable, del programa político de los mercados para pagar deudas ajenas. Al por mayor: el 30% de la deuda española es deuda de los bancos. Al detalle: 250.000 millones, los que la banca española debe a la banca alemana, francesa y británica por el ciclo del ladrillo inmobiliario.

* David Fernández es activista social. Artículo publicado en el núm. 278 del semanario Directa.


Fuente: David Fernández