Kainotofobia. Globalización del trabajo
Silenciosamente ha llegado y para siempre una Revolución industrial de la que apenas tenemos consciencia de sus profundas consecuencias. Si el descubrimiento de la máquina de vapor revolucionó el concepto de fábrica y de transportes para siempre, así también las nuevas tecnologías ( ordenadores, internet,… ) están cambiando el mundo del trabajo de forma constante y profunda.
Kainotofobia. Globalización del trabajo

Silenciosamente ha llegado y para siempre una Revolución industrial de la que apenas tenemos consciencia de sus profundas consecuencias. Si el descubrimiento de la máquina de vapor revolucionó el concepto de fábrica y de transportes para siempre, así también las nuevas tecnologías ( ordenadores, internet,… ) están cambiando el mundo del trabajo de forma constante y profunda.

LA GLOBALIZACION DEL TRABAJO Y LA KAINOTOFOBIA

Silenciosamente ha llegado y para siempre una Revolución industrial de la que apenas tenemos consciencia de sus profundas consecuencias. Si el descubrimiento de la máquina de vapor revolucionó el concepto de fábrica y de transportes para siempre, así también las nuevas tecnologías ( ordenadores, internet,… ) están cambiando el mundo del trabajo de forma constante y profunda.
Si hay algo que ha conseguido consensuar a todos es que contribuyen al rápido envejecimiento de nuestros conocimientos y a la emergencia de nuevos valores, provocando continuas transformaciones en nuestras estructuras económicas, sociales y culturales… y de empleo. Las empresas actuales son cada día menos tangibles : funciones externalizadas, subcontratas etc., que en último término suponen un constante deterioro de los sistemas de garantías para los trabajadores « sólidos », fijos.
En último término, supone la ruptura del equilibrio de fuerzas entre capital y trabajo generando una reducción del poder de los sindicatos, una debilitación de la capacidad negociadora de la parte laboral y la tendencia a la individualización de la negociación del contrato de trabajo.

Con ello, la tendencia a la desregulación del mercado laboral, al arrinconamiento del derecho del trabajo, al transformarse determinados contratos laborales en meros contratos comerciales propiciando el deterioro de las condiciones de trabajo, y su intensificación , el empeoramiento de las condiciones contractuales y del aumento del riesgo de expulsión y exclusión.

Algunos autores hablan de » flexiprecariedad » laboral que supone la discontinuidad del trabajo, la incapacidad de control sobre el trabajo, deficiente o nula capacidad negociadora ante el mercado laboral, la desprotección del trabajador, la baja remuneración del trabajador (salarios ínfimos, ninguna promoción ni desarrollo, formación escasa …).

Esta flexibilidad genera grandes problemas. Cada vez hay más pseudoautónomos, empleados a tiempo parcial, contratos basura, trabajos sin contrato, trabajos que se hallan en esa zona gris entre trabajo informal y desempleo. Esto se aplica también, por cierto, al trabajo de mayor cualificación y retribución. El principio hasta ahora válido de que la ocupación se basaba en una seguridad relativa y en una previsibilidad a largo plazo pertenece ahora al pasado.
Esta economía política de la inseguridad se expresa en un efecto dominó : el trabajo se precariza ; las bases del Estado social se resquebrajan ; la trayectoria normal de las personas se fragiliza ; se programa la pobreza para los jubilados del futuro ( se avisa de que las pensiones pueden no llegar ) ; los presupuestos exiguos de los municipios tienen problemas para financiar sus servicios de asistencia social.
Así, se viene desarrollando una tendencia implacable, en el ámbito norteamericano, a dedicar cada vez más tiempo a la actividad laboral, tanto al trabajo directo como al indirecto : desplazamiento, a-prendizaje, «deberes laborales» en casa, etc. Por otro lado, el fantasma del despido induce a la gente a aceptar infrasalarios que sólo pueden ser compensados mediante sobretrabajo. Ésta es una de las para-dojas de la posmodernidad capitalista : cuanto más tiempo nos permitirían liberar más intensa es la im-presión de “falta de tiempo”.

El grado de calidad del empleo disponible se divide entre el superempleo y el subempleo que impiden alcanzar unas mínimas cotas de bienestar psicológico y social. Así, se constituye una epidemia social de impacto incalculable…
Ahora coexisten dos tipos de trabajo. El trabajo que desarrolla aquel trabajador que tiene una capacidad general educativa de cultura general, de capacidad de asociación, de saber cuáles son las cualificaciones que necesita para las tareas que tiene que hacer, dónde buscarlas, cómo aprenderlas y cómo aplicarlas. Y el trabajo genérico : gente que simplemente recibe instrucciones y ejecuta órdenes y que incluso no le dejan hacer más que eso. Este tipo de trabajo es el trabajo que efectivamente puede ser eliminado fácilmente, por lo que pierde capacidad de negociación. Es una relación de coste y beneficio, de cuánto trabajo genérico me hace falta en comparación con una máquina.
Por otro lado, las nuevas tecnologías están facilitando el proceso de individualización de la relación entre trabajador y empresa . Así, también la negociación se individualiza, las instituciones del pacto social de nuestras sociedades, las bases financieras y organizativas del Estado de bienestar…

No existe ningún refugio laboral seguro… ¿Cómo afecta este síndrome a la personalidad laboral ? La estabilidad es un componente estructural de la organización psicológica de la vida de las personas y su carencia ocasiona la corrosión del carácter, en tanto que eje vertebrador de la vida personal, social y laboral de las personas, configurando personajes entrenados a funcionar sólo con la perspectiva de lo inmediato, con compromisos puntuales y con identidades discontinuas episódicas y fragmentadas.

Las empresas son hoy menos leales a sus empleados, al igual que éstos con aquéllas ; los compañeros de trabajo compiten más entre sí, el ambiente social en el trabajo se ha deteriorado y la mayoría está trabajando más horas que antes.Poco a poco van perfilándose nuevas reglas del juego : en general, la organización tiende a exigir más a cambio de menos : al núcleo central estable -los recursos humanos en mayúsculas- se le ofrece cierta estabilidad contractual, condicionada a la eficacia de un trabajo más duro e intenso.

Los compromisos implícitos con el personal reemplazable son más instrumentales, meramente comerciales. Así, la tensión, la ansiedad y la depresión laboral afectan a uno de cada diez trabajadores en el mundo. Según un estudio de la OIT, el estrés le cuesta a Estados Unidos y a los países europeos más de 120.000 millones de dólares anuales, afirmándose que la mayor incidencia se debe en parte a la revolución tecnológica. Se pierden unos doscientos millones de días de trabajo al año, en los Estados Unidos, por trastornos mentales relacionados con el trabajo. Asimismo, más de la mitad de la población activa finlandesa sufre dolencias derivadas del estrés ; un treinta por ciento de los trabajadores británicos padecen de problemas psicológicos, y el cinco por ciento padece depresión grave. La kainotofobia, puede aparecer tan solo por la falta de estabilidad en el empleo o por los cambios laborales en las condiciones de trabajo.

El miedo al futuro y la continuidad de la empresa y del contrato laboral provoca enfermedades, desde los síntomas de angustia y ansiedad, la kainotofobia (temor al cambio), la inestabilidad psíquica que se transmite a la familia, el insomnio y la depresión, hasta otros estados más graves…

Nuestra esperanza es que si los costes enormes de los accidentes laborales a la seguridad social o de las consecuencias del tabaco fue lo único que hizo cambiar de actitud al poder en Europa, aunque sólo sea por ahorrarse costes quizás nos ayuden a superar la kaintofobia, el insomnio y la depresión laboral…
¿ con unas relaciones laborales más justas y solidarias ? o ¿ con pastillas ?…. Esa es mi duda.

Iñaki Alonso Isusi Delegado CGT CORREOS BILBAO


Par : iñaki alonso delegado CGT CORREOS



Fuente: iñaki alonso delegado CGT CORREOS