Hace solo tres días se cumplieron 17 años del asesinato de Carlo Giuliani en el contexto de la contracumbre organizada con motivo de la reunión del G8 en la ciudad italiana de Génova.

Carlo Giuliani solo tenía 23 años y como activista del movimiento Antiglobalización se encontraba participando y colaborando en las protestas que se prepararon durante aquellos días en la ciudad.

Carlo Giuliani solo tenía 23 años y como activista del movimiento Antiglobalización se encontraba participando y colaborando en las protestas que se prepararon durante aquellos días en la ciudad.

El viernes 20 de julio de 2001 Giuliani decidió ir a la manifestación, previamente autorizada, de “Los Desobedientes”. En algún momento de la misma, y tras horas de duros enfrentamientos con la policía, los manifestantes decidieron entrar en la zona “Rossa” que se encontraba cercada por ser el lugar más cercano al sitio en el que se iban a dar cita los dirigentes de los países más poderosos del mundo.

Los enfrentamientos se agudizaron y se vivieron momentos de muchísima tensión. En algún momento de la tarde y en el transcurso de aquellos disturbios, justo en la calle Caffa y muy cerca de la plaza Alimonda, se escucharon dos disparos que salieron de un land rover militar. Carlo estaba en el suelo en un gran charco de sangre. Un policía había disparado desde muy pocos metros en la cabeza del muchacho, hiriéndole de muerte. Estando aún en el suelo, su conductor no dudó en pasarle por encima hasta en dos ocasiones, produciéndole más dolor. Carlo falleció casi en el acto y los compañeros y médicos que le atendieron los primeros minutos, no pudieron hacer nada para evitarle aquel injusto final.

Mario Placanica, el carabinero que asesinó a Carlo Giuliani, fue absuelto y el crimen del joven genovés sigue, 17 años después, sin resolverse. Por eso no podemos ni debemos olvidar. Porque es la misma historia de siempre. La policía tiene licencia para asesinar y para campar impunemente entre nosotros después de hacerlo. Al menos, que no nos dé miedo recordar ni llamar a las cosas y a las personas por el nombre que merecen. Asesinaron a Carlo Giuliani. Son y serán asesinos.

Al día siguiente de la muerte de Giuliani, la policía entró en la Escuela Díaz, un espacio en el que muchos activistas de diferentes nacionalidades se alojaban para participar en las protestas y manifestaciones de aquellos días. Pero sobre todo quienes se alojaban en la Escuela Díaz eran periodistas y medios de comunicación internacionales. Lo que ocurrió allí durante algunas horas serviría perfectamente como base para cualquier película de terror. Los antidisturbios arrasaron literalmente la escuela. Pegaron y torturaron a todas las personas que se encontraron en aquel momento… la mayoría de esta gente solo dormía por lo que la resistencia a los cuerpos y fuerzas de seguridad fue nula. No pudieron tener ni la menor posibilidad de huir, esconderse o simplemente organizar una legítima defensa.

Macarena Amores García


Fuente: Macarena Amores García