La grandes necesidades de refrigeración de la central de Garoña dan lugar a que el reactor vierta al Ebro agua a una temperatura diez grados más elevada de lo permitido, según constata un informe.

El estudio fue efectuado en ocho puntos del río Ebro situados a lo largo de los 6,8 kilómetros que separan Frías y del Puente de Tobalinilla.

 

Las muestras recogidas ponen de manifiesto que la
temperatura del agua aumenta 15,7 grados de un punto a otro, pasando de
los 5,3 grados a los 21, debido al agua caliente que vierte al río la
central de Garoña, situada entre ambos puntos.

Las muestras recogidas ponen de manifiesto que la
temperatura del agua aumenta 15,7 grados de un punto a otro, pasando de
los 5,3 grados a los 21, debido al agua caliente que vierte al río la
central de Garoña, situada entre ambos puntos.

El portavoz de Nucleares de Greenpeace, Carlos Bravo, ha denunciado en una rueda de prensa que ese notable incremento de temperatura «supera con creces los tres grados de aumento permitidos en la autorización del vertido procedente de la central nuclear», cuyo reactor es «gemelo» al accidentado en Japón y posee autorización del Gobierno español para seguir operando hasta 2013.

Los «graves» problemas de refrigeración que sufre esa central hacen «imposible» cumplir ese límite, y provocan «una notable contaminación térmica en el Ebro aguas arribas, que es en gran medida la causante de la eutrofización que sufre ese río», y que le deja, entre otras cosas, a merced de las especies invasoras, ha asegurado Bravo.

El activista ha recordado que el propio Ministerio español de Medio Ambiente advirtió en un informe, de julio de 2009, de «los problemas de refrigeración que sufría Garoña, de su previsible empeoramiento».

Además, Greenpeace considera que la empresa titular, Nuclenor, «oculta» los datos reales de contaminación térmica que produce la actividad de Garoña y dice que la temperatura del Ebro es «normal», con la «connivencia» de la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro), que ha informado a la organización ecologista en una carta de que «no efectúa controles termométricos propios» porque considera «suficientes» los que hace Nuclenor.

Debido a estos hechos, la directora Greenpeace, Miren Gutiérrez, ha pedido a la ministra de Medio española Ambiente, Rosa Aguilar, que revoque de forma inmediata la autorización de vertido de aguas de refrigeración de la central nuclear de Garoña.

Greenpeace exige también el cierre inmediato de ese reactor que, según sostienen, sufre «graves» problemas de agrietamiento en su vasija, tiene en mal estado el 70 por ciento de sus tuberías y adolece de corrosión intergranular, entre otras deficiencias.

http://www.gara.net/azkenak/04/2584…


Fuente: Gara