En memoria del querido compa Rafael Spósito (a) “Daniel Barret” 

 Fechada al día siguiente del deceso del presidente venezolano, se divulgó la declaración titulada La muerte de Hugo Chávez. Su repercusión en América Latina y el mundo[i], publicada y mantenida (hasta el momento de escribir estas líneas) en lugar destacado de la página web de la Federación Anarquista Uruguaya – FAU, agrupación que firma como responsable de ese texto. 

 

Allí se proponen diversas consideraciones sobre la personalidad del fallecido, sobre su rol histórico en Venezuela y Latinoamérica, sobre el gobierno y el movimiento político que encabezó, y sobre el proceso político-social contemporáneo venezolano, apuntando a una valoración y a unas conclusiones en relación a las cuales nos ha parecido obligatorio expresar nuestra réplica, pues esa declaración, en base a estimaciones erradas y/o desinformadas sobre Chávez y Venezuela, apunta a un juicio positivo, no sólo ajeno a lo que desde el anarquismo cabría decir, sino

Allí se proponen diversas consideraciones sobre la personalidad del fallecido, sobre su rol histórico en Venezuela y Latinoamérica, sobre el gobierno y el movimiento político que encabezó, y sobre el proceso político-social contemporáneo venezolano, apuntando a una valoración y a unas conclusiones en relación a las cuales nos ha parecido obligatorio expresar nuestra réplica, pues esa declaración, en base a estimaciones erradas y/o desinformadas sobre Chávez y Venezuela, apunta a un juicio positivo, no sólo ajeno a lo que desde el anarquismo cabría decir, sino además sugiriendo un curso de acción (el así llamado “apoyo crítico”) ante esa clase de figuras y sus gobiernos que, según entendemos, desnaturaliza totalmente al ideal y la práctica ácrata, que por esa vía termina por convertirse en remedo del marxismo, especialmente en cuanto a limitaciones y fallas. 

Tropezar con la misma piedra 50 años después 

Se repite un recorrido similar al que en la década de 1960 llevó al “apoyo crítico” brindado por la FAU al castrismo en Cuba, que tuvo resultados tan negativos para la propia FAU, para el anarquismo latinoamericano en general y para el anarquismo cubano en concreto. En ese entonces, y a decir de Daniel Barret en El movimiento anarquista uruguayo en los tiempos de cólera[ii], la Federación Anarquista Uruguaya, fundada en 1956 y reconocida como expresión importante del movimiento socialista libertario en esta parte del mundo, terminó convirtiéndose en “la FAU sin puntitos”, donde las definiciones anarquistas –al igual que los puntos de las siglas- iban perdiéndose a fuerza de repetir discursos, acciones y errores del marxismo latinoamericano en aquellos tiempos. 

No es el caso escudriñar aquí lo que terminó significando aquella postura de la FAU, pero para quien desee información y análisis al respecto hay, además del ensayo mencionado, otro texto de Barret: Cuba y la revolución latinoamericana, en particular la sección «Cuba, el socialismo y la libertad»[iii]. También se discute el tema en el libro El anarquismo en Cuba de Frank Fernández[iv]; en Los ‘extravíos’ teórico-ideológicos del pensamiento ácrata contemporáneo, de Gustavo Rodríguez[v]; en el artículo de Nelson Méndez Anarquismo en América Latina: consideraciones en torno a su historia, rasgos y perspectivas[vi]; y en el panfleto (en inglés, con varios autores) The Federation Anarquista Uruguaya (FAU): Crisis, Armed Struggle and Dictatorship[vii]. 

Más adelante, en los años 80, cuando la organización uruguaya empieza a reconstruirse de la feroz represión bajo la dictadura militar, parecía que esas visiones ambiguas quedaban atrás; pero cuando llega el siglo XXI vemos como éste y otros grupos de sesgo plataformista/especifista en el anarquismo continental van a posicionarse con un extraño silencio y neutralidad frente a gobiernos “de izquierda antiimperialista” como la añeja dictadura cubana y la flamante “revolución bolivariana”, aunque en el segundo caso y con el correr de los años la neutralidad ha dado paso a diversas expresiones de simpatía o hasta respaldo, algunas ensayando sin éxito a ser más matizadas, como en el documento de la FAU y en el que con similar prédica suscribe Manu García desde Chile[viii], otras en adhesión apologética y delirante (véase la proclama de la Organización Comunista Libertaria de Chile[ix]). El resultado es que, a fin de cuentas, terminamos respirando un aire de familia deplorable entre enfoques suscritos por la FAU con medio siglo de diferencia, hoy sobre Venezuela y otrora ante Cuba, como si la historia y la experiencia valiesen para muy poco o nada. 

Mito y discreción desde la Banda Oriental 

Es imprescindible reproducir letra por letra el primer párrafo de la declaración de la FAU, dado que allí se recoge de un modo patente la apreciación que sus redactores tienen sobre Chávez, su actuación como gobernante y el legado que deja: 

«Una fuerte conmoción se paseó por el mundo, había muerto un gobernante y militante de características singulares. Bastante controvertido, polémico y polemista, de afirmaciones políticas vigorosas, creativo, incansable en su decir y proponer, de potente carisma. Trajo a la escena social política el nombre de socialismo cuando ya pocos o casi nadie, a nivel de gobiernos en una estructura capitalista, hacía mención a tal nombre, mucho menos después de la caída del llamado socialismo real. Con Marx y Dios en su boca lanzó un original socialismo del siglo XXI. Todavía se discute que contenido tiene tal concepto. Estaba entonces, como sigue estando, en el trono de la infamia el modelo neoliberal. Su hacer político lo marcó con sello muy personal. Gobernante paternalista, personalista, autoritario fueron las definiciones más frecuentes que se usaron para su accionar. Creo mística y esperanza en gran parte de su pueblo y también en parte de otros pueblos de América Latina. Con energía gritó fuerte, con ciertas contradicciones, su antimperialismo, acerca de la Patria Grande latinoamericana, de la Independencia, sobre Poder Popular creado fundamentalmente desde arriba. Tejió desde su gobierno, con bastante de su impronta, relaciones políticas con varios gobiernos del mundo. Hizo efectiva una política solidaria con países latinoamericanos e incluso más allá de esta área: venta de petróleo en condiciones ventajosas, y otras ayudas, a tren de ejemplo, para recuperación de industrias que llevarían adelante obreros, como en nuestro país. De la misma forma propuso y perseveró en la construcción de nuevos organismos a nivel latinoamericano fundamentado que con ello se lograría más independencia que traería mejorías importantes para el nivel de vida del pueblo.» 

Ante esa descripción, nuestra reacción inicial fue de incredulidad. ¿Es de esperar, desde una agrupación que se reclame dentro del anarquismo, parecida descripción indulgente del cabecilla de un Estado capitalista, para más señas de profesión militar, que siempre se presentó (por él mismo y por sus seguidores) como una suerte de líder con sabiduría absoluta e intenciones por definición positivas al que sólo cabía obedecer? Sin duda hay allí algunas calificaciones críticas al personaje, pero quien redacta es cuidadoso en no presentarlas como opinión de la FAU, sino asignándose a voces indeterminadas pero que, se presume, serían de maliciosos adversarios de Chávez. Pasa lo contrario con la adjetivación positiva, que se tributa al difunto en extenso y sin ninguna de las cautelas de redacción, disculpas de simpatizante o recelos ideológicos que hay para anotar algo en su contra. Lo cierto es que a cualquiera que lea ese párrafo le resulta claro el tono general de alabanza y que para quienes lo suscriben Chávez tiene lugar asegurado en el panteón revolucionario continental, pues habría sido un magno paladín responsable de la resurrección del socialismo, voz del antiimperialismo y rostro de las esperanzas latinoamericanas. 

Desmenuzando el panegírico 

Examinemos las afirmaciones en torno a las cuales el documento de la FAU traza esa mirada laudatoria, contenidas en las palabras citadas y en otras partes del texto, que desde nuestra visión son insostenibles y del todo refutables al contrastarlas con hechos y procesos reales: 

Comienza la FAU con una lista de lo que exaltan como «características singulares» del personaje: una de ellas sería su condición de «polemista», lo que ciertamente jamás vimos en Venezuela, donde este incansable monologuista nunca aceptó participar en debates frente a sus contendores en elecciones presidenciales (una de sus excusas se hizo con una frase recordada: “águila no caza moscas”); otro rasgo es la capacidad de «creativo», de la que nos ocuparemos luego al describir el engendro más connotado del cual sería autor: “el socialismo del siglo XXI”. 

Además, se dice de Chávez que «Creó mística y esperanza en gran parte de su pueblo». ¡Lo que fomentó fue la demagogia, la ilusión mesiánica y el clientelismo sustentado en el auge de la renta petrolera!, algo que por lo demás no es nuevo en la historia nacional, pues ya en el pasado medios parecidos sustentaron el respaldo popular que en la mayor parte del siglo XX recibió Acción Democrática, el partido político cuyos caudillos más significativos fueron Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez. La diferencia con el chavismo es que se sustituyó el agotado discurso del populismo socialdemócrata de A.D. por verborrea con tonos marxistoides y “antiimperialistas”, pero manteniendo tantas semejanzas respecto al lenguaje del viejo partido, con las prácticas que le caracterizaron en el ejercicio del poder, así como en las conductas personales de sus dirigentes y muchos de sus militantes, que ya es lugar común en Venezuela identificarlos como “adecos con boina roja”, lo que no es para nada un halago. 

Hay una insistencia reiterada en el documento, condensada en la siguiente frase para describir al Comandante-Presidente: «Con energía gritó fuerte, con ciertas contradicciones, su antiimperialismo». Aparentemente serían menores -y ni siquiera vale la pena describir esas «ciertas contradicciones», pues para la FAU lo deslumbrante es el supuesto rugido antiimperialista. Pero resulta que hay abrumadora evidencia en que la pirotecnia verbal de Chávez fue sólo cobertura para disimular una vergonzosa cesión del patrimonio del país al capital transnacional, que es el mayor soporte y beneficiario de ese imperialismo contra el cual vociferó tanto. Ejemplos sobran en el renglón de hidrocarburos, fundamental en Venezuela[x]: las empresas mixtas, donde el Estado –que tenía control total de esos recursos desde 1976- cede a sus socios extranjeros la propiedad de hasta un 40 % en los yacimientos petroleros y 80 % en gas[xi]; el amoroso trato y excelente rendimiento económico del cual han disfrutado corporaciones yankis como Chevron, Halliburton y Schlumberger; los acuerdos que atan volúmenes crecientes de la futura producción venezolana al pago de deudas contraídas con China en términos de usura; o las enormes erogaciones con que la petrolera estatal PDVSA agracia a sus competidores al comprarles crudo para sus refinerías del exterior y gasolina para el mercado nacional. 

Pero tampoco faltan las pruebas en otras áreas: los U$A como principal exportador e importador en el mercado venezolano; el negocio más que redondo hecho por la banca especuladora transnacional con los títulos de deuda emitidos por el gobierno chavista; la admisión de tratados contra la doble tributación que son una delicia para el capital foráneo, donde no sólo siguen vigentes 17 convenios internacionales que venían del anterior gobierno de Caldera, sino que se han suscrito 19 tratados más; la sumisa entrega de la prospección minera en todo el territorio venezolano a la empresa china Citic Group; las macro-compras de armamentos a capitalistas españoles y rusos[xii]; los más que lucrativos contratos a favor de compañías constructoras como las brasileñas Odebrecht y Andrade Gutiérrez o la ibérica Essentium; la creciente presencia de pulpos transnacionales para controlar áreas en expansión y tan rentables como telecomunicaciones (DirectTV, Digitel, Movistar) o seguros (Liberty Mutual, Mapfre, Zurich); y así podría seguirse con una larga lista de esas «ciertas contradicciones» que la FAU con mucho tacto prefiere desestimar o silenciar, aún siendo hechos de tal peso que desnudan como pura hipocresía al tal grito antiimperialista. 

Para más detalles sobre estos y otros compromisos entreguistas pasados, presentes y futuros de la “revolución bolivariana” con el capital transnacional, desde El Libertario hemos divulgado un mapa titulado Venezuela, transnacionales, militarismo y resistencias, donde se representan y describen tanto muchos de esos compromisos como las luchas de resistencia que han enfrentado. Puede verse en nuestro # 63 (mayo-junio 2011) y en www.nodo50.org/ellibertario. Así mismo, debe consultarse lo disponible en los websites informativos venezolanos http://periodicoellibertario.blogspot.com, www.soberania.org y www.laclase.info. 

Gobernar al gusto de la FAU (y de ciertos autócratas) 

«Tejió desde su gobierno, con bastante de su impronta, relaciones políticas con varios gobiernos del mundo.» ¡Vaya manera elegante y comedida para referirse a los tratos de Chávez con tantas autoridades estatales impresentables, que han alegado ser antiimperialistas por romper el aislamiento internacional y/o por necesidad de petrodólares! Citemos a algunos de esos amigos entrañables que se fueron acercando al ahora difunto: el gobierno teocrático de Irán, la sangrienta familia Al Assad de Siria, un amplio surtido de dictadores africanos (por ejemplo: Mugabe de Zimbawbe, Jammeh de Gambia, Obiang de Guinea Ecuatorial o el occiso Gaddaffi), el grotesco Lukaschenko de Belarús, el capo mafioso Putin de Rusia, y -¡cómo olvidarlos!- los hermanos Castro de Cuba. Por lo demás, en este punto y en lo referido en líneas anteriores, la FAU parece ver al imperialismo sólo como el imperialismo yanki, así que termina por creer que todo lo que se diga o presente en contra de los gringos es un progreso, aunque sea a costa de silenciar –por pretendidas razones tácticas- los abusos, la opresión y la explotación que perpetran otros imperialismos y otras formas de dominio brutal. 

De modo explicito en ese primer párrafo repetidamente citado, y reiterándose en otras partes del documento, se resalta la importancia histórica de Chávez a cuenta del empleo demagógico y tramposo que hizo de términos como socialismo, antiimperialismo o poder popular. De ser así, ¿esa excusa vale también para otros usuarios de esas voces como la dictadura de los Castro en Cuba, el despotismo hereditario-militarista que reina en Nor-Corea, o el capitalismo salvaje hoy imperante en China o Vietnam? Eso por no hablar de hasta dónde llegó la gestión del finado en cuanto a la construcción concreta del socialismo en Venezuela, respecto a lo cual el economista Víctor Álvarez, quien ha ejercido de alto funcionario y es notorio simpatizante chavista, resume los resultados en los datos estadísticos -claros en sentido, aunque confusos en aritmética- que aportó en declaración al diario Ultimas Noticias del 7/6/10[xiii]: «El capitalismo [privado] en Venezuela aumentó de 64,7% del PIB en 1998 a 70% en 2009, mientras que el sector público cayó de 35% a 30%. «La economía social no llega al 2%».» Y si como vocifera la propaganda oficial, se pretende la condición de socialista a cuenta de logros originales y épicos en el bienestar colectivo, el espejismo se deshace al examinar a conciencia y con ojo crítico los resultados proclamados, como lo verifica Rafael Uzcátegui en la segunda parte de su libro Venezuela: la Revolución como espectáculo[xiv], obra cuyo documentado enfoque se continúa en diversos artículos de posterior publicación en El Libertario, siendo el más reciente ejemplo Estadísticas, falsificación y académicos “progres”, incluido en el # 69 de abril-mayo de 2013. 

En otro orden de la acción gubernamental chavista, la descarada compra del apoyo de caciques políticos de nuestra área (recordar la maleta de dólares para la campaña electoral de la fashion Cristina K., las donaciones navideñas para el turbio Ortega de Nicaragua, o la entrega de guerrilleros al gobierno colombiano) se disimula dentro de lo que el documento de la FAU bautiza como «política solidaria con países latinoamericanos», sugiriendo que han sido los pueblos y no el respectivo Estado y el Capital -privado o burocrático- los beneficiarios principales e inmediatos de los vínculos con Venezuela. Se da como ejemplo de esa solidaridad para Uruguay haber provisto recursos para la «recuperación de industrias que llevarían adelante obreros», obviando que la gran tajada de los intercambios entre ambos países correspondió la burguesía uruguaya y los boliburgueses bolivarianos (por ejemplo en la importación de carne a Venezuela y en el fraude de las casas prefabricadas[xv]). Además, parece que la FAU desconoce que ese apoyo a la creación de puestos de trabajo industrial en el exterior se hace al mismo tiempo que la industria venezolana vive una situación de crisis, donde aquellos capitalistas enfrentados al gobierno van abandonando esa actividad (en muchos casos cerrando fábricas y saliendo afuera), mientras que la boyante boliburguesía -que engorda corrupción mediante en las finanzas, los servicios y el comercio importador- prefiere ramos de rentabilidad más pronta y que impliquen menos ajetreos para enriquecerse. También habría que recordar a la FAU lo acontecido en Venezuela con la «recuperación de industrias que llevarían adelante obreros», un resonante fracaso de la burocracia a cargo sobre el cual invitamos a ver lo descrito en la versión impresa de El Libertario, en los websites informativos venezolanos antes mencionados, y en los apartados El Cooperativismo bolivariano y Las ‘fábricas tomadas’ venezolanas del libro de Uzcátegui. 

No hay que ser especialista en relaciones internacionales para darse cuenta que a semejantes Estados y gobiernos les aflige perder un amigo tan conveniente a sus intereses de poder, así que eran de imaginarse los alardes luctuosos que han desplegado; pero lo que si resulta inesperado es que desde una federación anarquista se presente eso como indicio a favor del interfecto. En cuanto al «dolor del pueblo» como signo del papel positivo de Chávez, recuérdense las escenas en Corea del Norte a la muerte de Kim Il Sung, en la vieja URSS con Stalin, en China con Mao, en Egipto con Nasser, en Argentina con Eva y Juan Domingo Perón, por sólo mencionar a algunos déspotas estatales cuyas exequias fueron caracterizadas por la presencia y el llanto de multitudes. Es de suponer que para la FAU serían válidos argumentos de admiración parecidos hacia estos u otros gobernantes autoritarios, marxistas y/o populistas, que se las arreglen para morir con las riendas del poder en sus manos y una apoteosis fúnebre masiva y lacrimógena. 

El deferente y prolijo párrafo de apertura cierra aleccionándonos en cuanto a que el ahora nombrado Comandante Infinito: «…propuso y perseveró en la construcción de nuevos organismos a nivel latinoamericano fundamentado que con ello se lograría más independencia que traería mejorías importantes para el nivel de vida del pueblo.» Esto sonaría muy convincente y aún enternecedor, de no recordar que la esencia de esos «nuevos organismos» se manifiesta en la Iniciativa IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de Sur América) y el Plan Mesoamérica (antes Plan Puebla-Panamá), dos convenios donde, con absoluto descaro, los gobiernos adherentes –entre ellos el de la “revolución bolivariana”- se comprometen a hacer lo que de ellos se requiere para fortalecer el modelo de capitalismo extractivista que las transnacionales y los poderes imperiales promueven en este continente[xvi]. 

Fundamentos teóricos del anarco-estatismo 

La vocación del texto por levantar mitos no sólo se refiere al protagonista, sino también a su escenario. De ese modo, más adelante hay otro párrafo que también vale citar íntegramente: 

«En estos años, especialmente en los de abajo al mango de Venezuela, se fueron desarrollando una gama de actividades populares. Esto fue tomando formas organizativas: colectivos, consejos comunales, comunas etc. Esto, en su conjunto fue denominado Poder Popular. La burocracia partidaria fue creciendo en injerencia y cada vez más desplazando a los auténticos representantes de estas formaciones populares.» 

Esto no es más que armar una fábula sobre el modo en que desde el poder estatal se concibieron e impusieron los consejos comunales y otras instancias de control social parecidas. Se pinta allí la imagen mítica de cómo en Venezuela, a partir del ascenso de Chávez a la presidencia, se fue forjando desde abajo un poder de los oprimidos, que surgió autónomamente y de algún modo perdura a pesar del ulterior intento burocrático por someterlo. Lo cierto es que hemos padecido el montaje de un aparato creado y siempre regulado por el Estado, para cuya imposición no se ha dudado en abatir o maltratar a dignas y combativas organizaciones populares de previa existencia, y donde lo de “Poder Popular” es básicamente un nombre que se ha calcado de la estructura gubernamental cubana. Sobre los detalles de este proceso de construcción desde arriba y control burocrático a los supuestos órganos de poder popular, ver lo publicado en diversos números de El Libertario, en el libro de Uzcátegui y en los trabajos de investigación de María del Pilar García disponibles en la sección textos de nuestra web www.nodo50.org/ellibertario. 

Si la historieta del impulso que con la “revolución bolivariana” habría experimentado la organización popular autónoma no fuese suficiente, el documento recuerda con beneplácito la ocasión en que el Amado Líder citó públicamente a Kropotkin, lo cual aparentemente acreditaría la afinidad o simpatía presidencial hacia algunas concepciones anarquistas. Con ese pretexto, se quiere ignorar que en la práctica concreta y cotidiana de su gobierno hubo infinidad de hechos evidenciando que Chávez era el principal responsable y agente de los rasgos burocráticos, centralizadores y autoritario-militaristas de un régimen que ha sido del todo opuesto a las aspiraciones del socialismo libertario. Ejemplo de ello es cómo se ha tratado a las organizaciones sindicales total o parcialmente independientes del control oficial, para cuyo acoso e intentos de anulación siempre hubo el aval y la inspiración del Comandante, de acuerdo a evidencia como la recopilada en el dossier Trabajo y Sindicalismo en Venezuela, disponible también en la sección textos de www.nodo50.org/ellibertario. Ese hostigamiento permanente contra sindicalistas y otros activistas autónomos hizo posible el clima en el cual han ocurrido asesinatos de luchadores sociales como Richard Gallardo, Luis Hernández, Carlos Requena, Argenis Vásquez, Jerry Díaz, Joe Castillo, Mijail Martínez y Sabino Romero, por solo citar los casos de más impacto; crímenes ante los cuales la ambigua respuesta del gobierno chavista y su incapacidad para dar con los responsables se parecen demasiado a la tolerancia o complicidad.

En cuanto a citar personajes para dar legitimidad a alguna posición, recuérdese el oportunismo reiterado del Comandante-Presidente en cuanto a referencias teóricas, declarándose marxista, cristiano, bolivariano, maoísta, indigenista, trotskista, gramsciano, castrista, peronista, guevarista, etc., en un descomunal enredo ideológico que hace del todo incoherente a su socialismo del siglo XXI, creación atribuida al personaje a la que antes la FAU había calificado diplomáticamente de «idea original» sobre la cual: «Todavía se discute que contenido tiene tal concepto.» Por lo demás, frente a esa referencia positiva a Kropotkin, igual podrían traerse al tapete las repetidas exhortaciones de Chávez o sus pajes doctrinarios contra el anarquismo, sus principios y prácticas básicas. Sobre esto, remitiremos a tres artículos de El Libertario: Un cierto panfleto bolivariano, en # 29, del año 2002; El socialismo chavista, # 42, 2005; y Chávez y el anarquismo, # 53, 2008. 

¿Por qué obstinarse con piedras, tropiezos y mitos autoritarios? 

La sección final del texto de la FAU, subtítulada «Una ideología para el Poder popular», expone un sumario de concepciones básicas del actual plataformismo/especifismo en América Latina, que a primera vista luce desconectado con el título y aparente objetivo básico que el documento asoma en su inicio. Dado que lo central de esta réplica a la FAU es discutir su visión sobre Hugo Chávez y Venezuela, no nos ocuparemos acá del análisis crítico que merecen esas concepciones, evaluación que por lo demás ya ha sido bien desarrollada -en términos que en sus puntos comunes compartimos- por Patrick Rossineri en Entre la Plataforma y el Partido: las tendencias autoritarias y el anarquismo[xvii] y en La aceptación del concepto de Poder como negación del anarquismo[xviii], por Daniel Barret en su libro Los sediciosos despertares de la anarquía[xix] y en El movimiento anarquista uruguayo en los tiempos de cólera, por Gustavo Rodríguez en Los ‘extravíos’ teórico-ideológicos del pensamiento ácrata contemporáneo, y por Rafael Uzcátegui en Grupos libertarios y poder popular: Dinamitando el anarquismo desde dentro[xx]. 

Pero si esa sección final está allí debe ser por algo, y considerando lo que hemos comentado, estimamos que para los redactores era necesario dejar constancia de esa profesión de fe en sus propuestas teóricas como acompañamiento a la previa descripción de lo mucho de positivo que cabe extraer de la experiencia de Hugo Chávez y su “revolución bolivariana”, pues de esa clase de mixturas entre el anarquismo, por supuesto en el canon plataformista/especifista, y otras «experiencias de lucha» -como la inspirada por el Comandante- vendrá en nuestro continente la «ideología de ruptura» que, por supuesto, no podrá ser otra que «Una ideología para el Poder popular». Entonces, es muy probable que ese empeño en convencerse, y convencernos, respecto a que lo ocurrido en Venezuela de 1999 a 2013, bajo la ilustre guía del susodicho, ha sido una experiencia de lucha positiva que ha enriquecido la cantera ideológica del continente, tiene que ver más con la aspiración de hacer a la realidad calzar la horma de esquemas previos que con la realidad misma, pues si no se demuestra que bodrios autoritario-burocráticos como el chavismo ahora -y el castrismo antaño- son parte necesaria del rumbo a la revolución social, ¿de qué modo se justificaría el curso político cuasi frentepopulista de la FAU y sus homólogos en estas tierras? 

Por ello, ese empeño en negarse a reconocer los múltiples hechos que desmontan las pretensiones por presentar al chavismo como revolucionario, socialista, antiimperialista, y tolerante o aún afín con el anarquismo. Tal obstinación de rechazar lo evidente no es exclusiva de la FAU, siendo compartida por grupos análogos, que sistemáticamente callan o se ciegan ante cualquier visión crítica sobre la actual situación venezolana proveniente del anarquismo y otras voces de izquierda radical (sin olvidar que tampoco suelen opinar nada que cuestione al “hermano gobierno” de los Castro), siendo un buen ejemplo de esa actitud la elocuente ausencia de documentos con esas visiones críticas en las páginas web plataformistas/especifistas de América Latina, al tiempo que dan cabida y promocionan a curiosos “anarcos” cuyo mensaje se centra en hacer propaganda a presuntos éxitos alcanzados o por venir a la sombra del Estado venezolano, en profetizar las plagas que lloverían sobre el país si faltase el gobierno chavista, y en calumniar al anarquismo que no recibe subvenciones y/o consignas oficiales. 

Si la FAU y similares son consecuentes en seguir sosteniendo esa valoración positiva hacia el “Comandante Eterno” y su legado plasmada en el documento comentado, lo menos que cabe esperar es que desmientan la certeza de los hechos y procesos que hemos presentado como argumentos para refutar la pretendida condición progresista de ese caudillo y su gobierno, ya que bajo su tutela no ha ocurrido nada en esencia diferente a lo que padecen los de abajo con cualquier otro de los actuales Estados latinoamericanos. De hecho, un gobernante como él ha sido más que apropiado para los intereses del poder transnacional en este continente hoy, pues se ajustó del todo al modelo de capitalismo extractivista y globalización económica. Cerrar los ojos ante la evidencia demostrativa de cómo esta o cualquier “revolución” autoritaria termina siendo sustitución de una opresión por otra –generalmente peor-, volviendo a embelesarse con promesas grandilocuentes y palabras inflamadas, es repetir torpemente la experiencia catastrófica de la década de 1960. 

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Notas 

[i] http://federacionanarquistauruguaya.com.uy/2013/03/07/sobre-venezuela-y-ante-la-muerte-de-hugo-chavez-seguir-creando-un-pueblo-fuerte/ 

[ii] http://www.nodo50.org/ellibertario/danielbarret.html 

[iii] También en http://www.nodo50.org/ellibertario/danielbarret.html 

[iv] Editado por la Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid, 2001. También en http://issuu.com/ellibertario/docs/elanarquismoencuba 

[v] http://www.nodo50.org/ellibertario/descargas/Algunasreflexionessobreelextravio.doc 

[vi] http://estudios.cnt.es/estudios-2/ 

[vii] http://libcom.org/history/federacion-anarquista-uruguaya-fau-crisis-armed-struggle-dictatorship-1967-85 

[viii] http://www.anarkismo.net/article/25037 

[ix] http://fel-chile.org/?p=370 

[x] Información detallada al respecto en el dossier Petróleo y Venezuela: voces alternativas, accesible en la sección textos de la web www.nodo50.org/ellibertario 

[xi] Hay explicaciones y análisis esclarecedores sobre este asunto en el libro de Pablo Hernández Parra El Verdadero Golpe de PDVSA, Maracaibo, 2006. Buena parte del libro, así como otros materiales del mismo autor sobre el tema petrolero venezolano están disponibles en http://www.soberania.org/pablo_hernandez_portada.htm 

[xii] El gobierno de Venezuela fue el primer comprador de armas latinoamericano en 2012, y el 2° para el lapso 2003-2012. Los datos que avalan esta afirmación están en la web del Stockholm International Peace Research Institute – SIPRI <http://milexdata.sipri.org> y en la web de la Internacional de Resistentes a la Guerra – WRI/IRG <http://www.wri-irg.org/es>. 

[xiii] http://www.revolucionaldia.org/foro/viewtopic.php?p=129877&sid=56e4010d74ac736705fcce03dfa229af. Álvarez expone con amplitud lo referido a esos datos en el cap. 8 de su libro Venezuela: ¿Hacia dónde va el modelo productivo?, Caracas, C.I. Miranda, 2009, accesible en http://es.scribd.com/doc/35057361/Venezuela-%C2%BFHacia-donde-va-el-modelo-productivo-Victor-Alvarez 

[xiv] Publicado en 2010 como coedición de Libros de Anarres (Buenos Aires), LaMalatesta (Madrid), Tierra de Fuego (Tenerife), La Cucaracha Ilustrada y El Libertario (Caracas). Accesible en http://issuu.com/ellibertario/docs/revespectaculo_web 

[xv] http://www.reportero24.com/2011/03/corrupcion-casas-uruguayas-en-el-limbo/ 

[xvi] Más información sobre la IIRSA en http://periodicoellibertario.blogspot.com/search/label/IIRSA; para el Plan Mesoamérica (antes PPP), ver http://www.soberania.org/Articulos/articulo_4242.htm, http://www.aporrea.org/actualidad/a134530.html y http://www.aapguatemala.org/03_publicacions/cuadernos/descarrega/1cuadernos_ppp.pdf 

[xvii] http://materialanarquista.espiv.net/2012/03/23/entre-la-plataforma-y-el-partido-las-tendencias-autoritarias-y-el-anarquismo/ 

[xviii] http://periodicoellibertario.blogspot.com/2013/01/la-aceptacion-del-concepto-de-poder.html 

[xix] Editado por Libros de Anarres, Buenos Aires 2011. Accesible en http://es.scribd.com/doc/74689595/Los-Sediciosos-Despertares-de-La-Anarquia-Daniel-Barret 

[xx] http://rafaeluzcategui.wordpress.com/2010/12/09/grupos-libertarios-y-poder-popular-dinamitando-el-anarquismo-desde-adentro/


Fuente: Colectivo Editor de El Libertario (Venezuela)