Desde la Confederación General del Trabajo nos sumamos a la denuncia internacional contra la invasión del ejército talibán en Afganistán y la imposición de su interpretación de la Sharia o ley islámica a la población, y en particular, a las mujeres, mayores y jóvenes.

Esta situación no es nueva, tanto la población afgana como la comunidad internacional conocemos las graves consecuencias del gobierno talibán: la falta de reconocimiento de los derechos humanos más básicos sobre libertad, igualdad y dignidad humana, como el derecho a la vida, la educación, el arraigo, el derecho a migrar, al asilo, a la libertad sexual, a los derechos de la infancia… Tampoco olvidamos la irreparable destrucción del patrimonio artístico que ha ido vanagloriándose de destruir el Estado Islámico, el patrimonio de toda la humanidad.

Tras la conquista esta semana de la capital afgana, Kabul, se confirman los peores presagios. El Estado Fascista Islámico se instaura también en Afganistán con la connivencia del silencio internacional.

Frente a ello, en lo que va de año, más de 550.000 personas afganas han abandonado sus hogares, aumentando la cifra total de personas desplazadas por encima de los 5 millones, según informa el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Institución que ha instado al mundo a que, debido a la situación de emergencia humanitaria y la fragilidad en el respecto a los derechos humanos en Afganistán, no se deporte a su población “ni devoluciones forzosas ni repatriaciones de personas que hayan visto rechazada su solicitud de asilo”. Desde ACNUR se recuerda que  «Los países tienen la responsabilidad legal y moral de permitir el paso a quienes huyen de Afganistán buscando seguridad», ya que existen obligaciones internacionales para no empujar a personas a «situaciones de peligro».

Pero más allá de las instituciones, desde CGT defendemos el escrupuloso respeto a los derechos humanos de toda la población. Es por ello que alzamos nuestra voz para exigirle a la €uropa Fortaleza que, una vez más, no vulnere los derechos de la población migrante y que no dé la espalda a la población afgana cerrando las fronteras.

Del mismo modo, nos hemos sumado a la petición internacional de abrir un cordón humanitario que permita la huida de la población afgana.

La lucha antifascista no debe respetar las falsas fronteras del capitalismo, la solidaridad feminista tampoco.


Fuente: Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT