Me parece legítimo reconocer el mérito de las obras que escribió Bayer para conservar parte de la memoria histórica del movimiento ácrata argentino (sobre todo la lucha de los trabajadores patagónicos y la de los expropiadores, el recuerdo de Horacio Badaraco, de Wilkens).

Me parece legítimo reconocer el mérito de las obras que escribió Bayer para
conservar parte de la memoria histórica del movimiento ácrata argentino (sobre
todo la lucha de los trabajadores patagónicos y la de los expropiadores, el
recuerdo de Horacio Badaraco, de Wilkens).

La participacion de Osvaldo Bayer en la Universidad de las Madres, su silencio
sobre las burradas y la complicidad con los K de Hebe de Bonafini, su
colaboracion constante, superficial y ciega sobre la realidad del país en un
diario K (en el que los pocos colaboradores críticos no tienen casi ningún
impacto en un gobierno delirante e hiper neo liberal), son serios motivos para
desconfiar de la voluntad y de la capacidad de análisis minímamente libertario
de este ex compañero de viaje.

El artículo de hoy (citado a continuación) es una muestra de una postura
concreta y lógica, en contradicción con los valores que defendió antaño Osvaldo
Bayer.

La figura de Carlos Fuentealba sólo sirve para introducir la egolatría de Bayer
« Aquí estoy […] me ocurrió algo que nunca me había sucedido ». Se borra la
lucha de los trabajadores en general por recibir un salario digno y en contra de
las cúpulas gremiales cooptadas, que defendían Carlos Fuentealba y sus
compañeros en Neuquén.

« Me recibió por primera vez en mi vida un presidente de la Nación », dos
observaciones elementales, a) un presidente sólo recibe a quien le solicita, y
en este caso está la imagen subliminal que Bayer es digno de asesorar a grandes
políticos ; b) ser recibido por un presidente de salud mental deficiente, que
multiplica el uso de las patotas como diálogo social, de la sordera como
solución a la mortalidad infantil diaria por desnutrición y abandono sanitario,
del desprecio de la constitución y de las estadísticas como criterio de buen
gobierno, es una prueba fehaciente de que Bayer se imagina capaz de dar « una
cara humana » al régimen de los K cuando están tocando el fondo y cuando la
gente quema trenes (¿acaso para manifestar su entusiasmo por el botox y su
impaciendia por el tren bala ?).

¿Qué pidió Bayer ? Por supuesto, nadie puede criticar la seriedad de una « 
política efectiva con los pueblos originarios », « el error brutal de 1946 »,
« el proyecto de la SEA, Sociedad de
Escritoras y Escritores Argentinos » y la defensa de « los presos paraguayos ».

Nadie puede tener la ingenuidad de creer que la P. tomará una sola medida
inmediata (ni antes de asumir el poder con su ausencia de programa -tras el
fraude electoral de los sobrecitos en muchísimas provincias y de la ausencia de
papeletas para la oposición en tantos lugares-, ni al inicio de su mandato ni
ahora). Las únicas iniciativas súbitas presidenciales van para el Capital.

Es triste y desoladora la nimiedad de los reclamos en el país de los planes de
150 pesos desde el 2001, del caos laboral, educativo y sanitario cada vez más
grave y del auge de los beneficios de las multinacionales y grandes grupos
económicos nacionales.

« me viene, de pronto, la letra del Himno : “Ved en trono a la noble
igualdad… Libertad, libertad, libertad” », Bayer embriagado en la
contemplación de su ombligo va delirando como si un día en la Biblioteca
Nacional de niños de las villas pudiera borrar la miseria, como si desde 1810
Argentina hubiera evolucionado en su estructura legislativa de explotación
social y económica.

La clase media suele evocar la grandeza pasada y el progreso futuro para
taparse los ojos ante la ignominia. No muy diferentes eran las intenciones y las
afirmaciones de los Comités Centrales de los partidos comunistas -la nueva clase
explotadora que se pasó al neo liberalismo- de los países del socialismo real.

Los libertarios no tienen nada que ver con tales patrañas, por lo menos es mi
caso.


Fuente: Frank Mintz