Sin filosofía y sin ética tendremos alumnos que serán trasmisores acríticos de una sociedad parada, quieta en cuanto a sus valores
El Anteproyecto de la Ley Orgánica de Educación (LOE) establece la desaparición, entre otras materias, de la Filosofía y de la Ética. Esta desaparición es presentada con excusas tales como el traspaso de esas materias a las “transversales” y a una nueva asignatura denominada “Educación para la Ciudadanía”. Varios catedráticos de esta materia, como Adela Cortina o Fernando Savater han llamado en muchas ocasiones la atención sobre la profunda diferencia entre una Ética material y una Ética formal.

Sin filosofía y sin ética tendremos alumnos que serán trasmisores acríticos de una sociedad parada, quieta en cuanto a sus valores

El Anteproyecto de la Ley Orgánica de Educación (LOE) establece la desaparición, entre otras materias, de la Filosofía y de la Ética. Esta desaparición es presentada con excusas tales como el traspaso de esas materias a las “transversales” y a una nueva asignatura denominada “Educación para la Ciudadanía”.
Varios catedráticos de esta materia, como Adela Cortina o Fernando Savater han llamado en muchas ocasiones la atención sobre la profunda diferencia entre una Ética material y una Ética formal.

Llamamos ética material a aquélla que nos dice en concreto lo que se debe hacer, lo que es malo o bueno, ya sea desde un régimen franquista o desde uno democrático ; ya sea la formación en las Leyes del Movimiento o en la Constitución del 78, cuyo desarrollo implica, entre otras cosas y por ejemplo, la legalización de los matrimonios gays ; en el fondo todo es lo mismo ; trasmisión de valores, no reflexión sobre ellos ; imposición de una norma desde el Poder. En cambio una ética formal es aquélla que no nos dice en concreto lo que se debe hacer, sino que nos ayuda a analizar la forma de la normativa, de la ley, de la ética ; no es trasmisión, es reflexión.

Ya Kant, en el siglo XVIII, antes de la Revolución francesa que fue consecuencia de su pensamiento, vio que para formar ciudadanos en una sociedad cambiante como es la democrática, no podemos educar en normas fijas, por muy buenas que estas sean (de hecho, este adjetivo de “buenas” es ya un Valor que de por sí no parte de la autonomía del sujeto, y que le es dado ya como tal, sin posibilidad de reflexión sobre él). En cambio el filósofo padre de la Ilustración y – por ende, de la posterior Declaración de los Derechos Humanos- consideró que una ética formal era la correcta para la formación de una ciudadanía en democracia cambiante, formación que procura la suficiente capacidad crítica como para afrontar cualquier cambio necesario en esa sociedad. Así una ética formal crea ciudadanos autónomos en materia de moral, sin necesidad de la tutela, de la religión o del Estado, grandes enemigos éstos de la autonomía moral que constantemente intentan dirigirnos con sus aparatos, como la educación, la gran trasmisora de los Valores.

A tenor del ejemplo puesto, si hoy hemos llegado a admitir en una sociedad tan tradicional como es la española el matrimonio gay, es porque se ha hecho “uso público de la Razón”, es porque de la misma forma por la que en la Transición se admitió el aborto, divorcio, etc, se ha pensado ahora de forma crítica, distinta a la marcada por los valores dominantes ; para superarlos es necesario la capacidad crítica que ofrece una enseñanza basada en el pensamiento y la reflexión. Precisamente parte de la sociedad que hemos aceptado estos cambios fuimos formados en una Formación del Espíritu Nacional, pero eso sí, en tiempos de reflexión y cambio, algo bastante distinto a la situación en la que hoy se encuentran nuestros educandos : Situación de soledad y quietud catódica que amuerma e impide el libre pensamiento, más necesario éste que nunca, ya que el concepto democrático de cambio de valores se opone olímpicamente a la quietud catódica. Quienes damos clases y tenemos faringitis crónica conocemos esta quietud. . . . Este abotargamiento, aborregamiento viene de maravilla para la perpetuación del Poder, es su principal mecanismo – léase Orwell o Huxley-.

Por otro lado, se dice que los profesores de Historia y de Filosofía serán reciclados para impartir esa asignatura “Educación para la ciudadanía” ¿Han leído a Kant los promotores de esta idea ?, ¿los pedagogos sin faringitis crónica que han dejado las aulas hace tiempo, conocen las ideas sobre la formación de ciudadanos del padre precisamente de este concepto de ciudadanía y formación ética ?, ¿Habrán hecho una interpretación maquiavélica los paralímpicos de la educación ?
Quizá desconozcan los pedagogos de limpia garganta que las llamadas trasnversales son un producto precisamente de esas ideas ilustradas que han venido siendo aplicadas en todas sus materias por profesores de filosofía por el simple hecho de que estas asignaturas ya fomentan de por sí la reflexión, pero eso sí, no una reflexión dirigida ni por el poder del Estado, de la Religión o de la falsa progresía sin faringitis. Siempre a lo largo de la historia hemos sido utilizados como siervos o de la teología o del Estado, ahora se apuntan a ello los que vuelven a querer utilizar el libre pensamiento para dirigirlo.

Sin filosofía y sin ética tendremos alumnos que serán trasmisores acríticos de una sociedad parada, quieta en cuanto a sus valores. Porque la Formación del Espíritu Borreguil (llamémosla así, por su nombre) no tiene más salida que esa perpetuación de un sistema basado en valores fijos. Así los alumnos se convertirán en meros servidores-consumidores de las multinacionales y de la, no Demo sino meso-cracia.

Patxi Fernández Insausti

Profesor de Filosofía

IES Reyes Católicos, Vélez-Málaga


Par : S. de Enseñanza de Málaga



Fuente: Patxi Fernández Insausti