Artículo de opinión del compañero de CGT-PV, Antonio Pérez Collado, publicado en Levante-EMV

Que uno se haya pasado cuarenta años criticando las políticas discriminatorias y explotadoras de la empresa en la que ha agotado casi toda la vida laboral no es óbice para que ahora, afortunada y sorprendentemente, pueda coincidir con una postura pública de Ford Motor Company contra la política inmigratoria de Donald Trump, el recién estrenado presidente de EE UU.

Que uno se haya pasado cuarenta años criticando las políticas discriminatorias y explotadoras de la empresa en la que ha agotado casi toda la vida laboral no es óbice para que ahora, afortunada y sorprendentemente, pueda coincidir con una postura pública de Ford Motor Company contra la política inmigratoria de Donald Trump, el recién estrenado presidente de EE UU. Según recogía Levante-EMV el pasado 30 de enero, los más altos directivos de Ford (Mark Fields y Bill Ford) se han sumado a otros responsables de grandes compañías norteamericanas para condenar el cierre de fronteras a trabajadores de otros países, destacando en su declaración «la rica diversidad que viene defendiendo esta firma dentro y fuera del país y el respeto para todas las personas» y añadiendo: «Por esa razón no apoyamos esta decisión o cualquier otra que esté contra los valores que mantiene la compañía Ford».

Esperemos que estas posiciones tan claras contra el racismo, el ultranacionalismo y la discriminación que representan las medidas de Trump sean sinceras y firmes, sin que la multinacional Ford tome la línea de someterse a estas políticas autárquicas, como podría pensarse tras el anuncio de cancelación de las inversiones (700 millones de dólares) ya comprometidas en México. Evidentemente, no podemos dejar de preocuparnos también por el futuro de la fábrica de Valencia, donde el acatamiento de las imposiciones de Trump no dejaría de tener consecuencias negativas para el empleo y la economía en nuestra comunidad.

Desde luego que hace falta una buena dosis de credulidad para no pensar que lo que Ford y otras grandes empresas defienden son sus beneficios económicos y sus inversiones en todo el mundo, quedando la reciente proclama a favor de la igualdad y la libertad de movilidad humanas en poco más que otra campaña de imagen. La historia de estas famosas compañías está plagada de casos de connivencia con regímenes muy poco respetuosos con los derechos humanos. La verdad es que sería admirable que ahora, ya metidos en el siglo XXI, se procurase en los consejos de administración pensar también en las personas y no exclusivamente en la productividad y los dividendos.
Aplaudidas estas buenas intenciones de la actual dirección mundial de Ford y recordado también su largo historial de prácticas en el sentido contrario, quisiera aprovechar este oportuno momento para volver a reclamar de Ford España el cese de la discriminación por razones ideológicas y la humanización de los salvajes ritmos de trabajo. No vamos a descubrir nada nuevo si señalamos que en Almussafes se viene practicando un favoritismo descarado con uno de los sindicatos allí presentes, que llega al bochornoso extremo de ser prácticamente necesario el carné de esa central para entrar en la planta, renovar un contrato o aspirar a un ascenso.

Antonio Pérez Collado

CGT-PV


Fuente: Antonio Pérez Collado