Un nuevo accidente laboral dejó ayer un muerto en A Coruña. Esta vez el fallecido fue un hombre de 61 años que trabajaba en el número 28 de la calle de Alfredo Vicenti. Poco antes del mediodía se precipitaba desde un cuarto piso por el hueco de la escalera del inmueble. El impacto resultó mortal para el trabajador, autónomo, que en el momento del accidente limpiaba una de las canaletas del tejado. La claraboya sobre la que se aguantaba se rompió a causa del peso y la víctima, que no contaba con ninguna medida de seguridad, se precipitó al vacío. El 061 no pudo hacer nada por salvarle la vida. La esposa del fallecido tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad que le sobrevino al conocer la noticia.

Un nuevo accidente laboral dejó ayer un muerto en A Coruña. Esta vez el fallecido fue un hombre de 61 años que trabajaba en el número 28 de la calle de Alfredo Vicenti. Poco antes del mediodía se precipitaba desde un cuarto piso por el hueco de la escalera del inmueble. El impacto resultó mortal para el trabajador, autónomo, que en el momento del accidente limpiaba una de las canaletas del tejado. La claraboya sobre la que se aguantaba se rompió a causa del peso y la víctima, que no contaba con ninguna medida de seguridad, se precipitó al vacío. El 061 no pudo hacer nada por salvarle la vida. La esposa del fallecido tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad que le sobrevino al conocer la noticia.

La víctima, cuya identidad se corresponde con las iniciales N.P.R., se encontraba en el tejado del número 28 de la citada vía limpiando la canaleta de desagüe, cuando la claraboya sobre la que estaba apoyado cedió a su peso y se rompió. El cuerpo del trabajador se precipitó al vacío a través de los cuatro pisos del inmueble, con una altura aproximada de 18 metros, falleciendo en el acto.

Los vecinos del propio edificio, alertados por el estruendo que provocó la rotura de la uralita y el impacto del cuerpo sobre el suelo, avisaron a la Policía Nacional y a los servicios sanitarios. Hasta el lugar se trasladó una ambulancia del 061, que no pudo hacer más que certificar su muerte.

El suceso se produjo pasadas las once y media de la mañana y el juez practicó el levantamiento del cadáver alrededor de una hora y media después.

Además, minutos después de lo ocurrido, hasta el edificio también llegó la esposa y varios familiares del fallecido. La mujer tuvo que ser atendida por los servicios de emergencia y, posteriormente, trasladada al hospital Juan Canalejo debido a una crisis de ansiedad, al conocer la noticia del fallecimiento por boca de un agente del 091.

Al parecer, el fallecido trabajaba por cuenta propia y se dedicaba a hacer pequeñas reparaciones a particulares, por lo que es probable que la comunidad del edificio hubiese requerido sus servicios para realizar labores de mantenimiento en la cubierta del inmueble. El trabajador no había tomado las medidas de seguridad que exige la legislación vigente y tampoco disponía del equipamiento adecuado.

Probablemente, su sujeción a través de un arnés habría evitado la tragedia, al impedir que el cuerpo de la víctima impactase contra el suelo.

Ante el revuelo levantado por lo sucedido, numerosos curiosos se concentraron en las inmediaciones. Algunos de los residentes en el edificio comentaban el accidente y se lamentaban. «¡Yo ya le dije que no se subiera ahí, que era muy peligroso !», aseguraba una de las inquilinas que se mostró conmocionada, igual que el resto de los residentes. Todos aseguraron haberse llevado «un gran susto», aunque en un primer momento, al escuchar el ruido, no se percataron de que pudiera tratarse de un suceso tan grave.

«Al principio, pensé que había caído algo del cielo, pero no me imaginé esto», concluía una de las testigos.


Fuente: LORENA F. > diariodeferrol