El pasado jueves 31 de mayo tuvo lugar en Ciudad Universitaria (Madrid) una manifestación en defensa de la Facultad Okupada Autogestionada (FOA), proyecto que dio comienzo el 11 de abril. Una vez pasadas las elecciones a rector, ahora el reelegido Carlos Berzosa amenaza con desalojar la facultad de manera inminente. Pero después de casi 2 meses de okupación, ¿qué subyace tras las peredes de la FOA ?
«Ni pública ni privada, universidad autogestionada», fue el lema que el movimiento libertario puso sobre la mesa cuando comenzó la campaña estudiantil contra el plan europeo de mercantilización de la enseñanza, el Plan Bolonia, hace ahora cerca de dos años. El debate estaba servido y a día de hoy varias asambleas de estudiantes de diferentes facultades de la Universidad Complutense de Madrid, decidieron experimentar e intentar materializar la consigna uniendo sus fuerzas y okupando un ala abandonada de la facultad de Físicas.
Kiko, uno de los miembros de la asamblea que gestiona la FOA, comentó que «se trata de un proyecto de espacio autogestionado a partir del cual pretendemos crear valores como la responsabilidad de trabajar por una libertad real y para crear redes de apoyo mutuo entre colectivos y personas. Además, la facultad okupada puede proyectar otros movimientos ; sirve como base para articular el movimiento en la universidad, si bien es cierto que todavía nos tenemos que abrir mucho más y llegar más a la gente. Pero cuando decimos que queremos que las empresas queden fuera de la universidad, así es como lo intentamos : abriendo espacios que escapan a la lógica empresarial».
Buscando otras experiencias y formas de entender la FOA hablamos con Sandra. Ella comenta que no todos los miembros de la asamblea son necesariamente anarquistas, lo importante es que «aquí difundimos mensajes para que la gente piense por sí misma, algo que no enseñan en la universidad». Y en concreto en el marco de la enseñanza, Sandra afirma con más detalle que «todos los martes hacemos un taller de alemán para poder traducir textos filosóficos, también hay un taller de lenguaje de signos, ha habido una charla de un geógrafo radical, unas mujeres vinieron a hablarnos de la maternidad, los aspectos biológicos, la leche materna, los beneficios de dar a luz… Otro ejempo es que el profesor universitario Carlos Taibo va a venir a aquí a dar una charla sobre el conflicto de Chechenia. Este es un proyecto parecido al de universidad popular que se ha desarrollado en el CSOA La Alarma». Si bien Sandra comenta que ambos proyectos no están coordinados entre sí. «Acabamos de empezar, primero hemos abierto el espacio y con el tiempo, si pudiéramos quedarnos, creo que ambos proyectos podrían confluir», concluye.
En una de las paredes de la FAO se puede leer una pintada con el lema «Aquí acaba el Plan Bolonia». Preguntamos por ello a Sandra, quien afirma que «este proyecto forma parte del movimiento contra el Plan Bolonia. Es decir, por ejemplo nosotros aquí defendemos que no haya asistencia obligatoria : aquí no vienes porque te obligan sino porque quieres, porque te gusta y te motiva hacerlo, no por aprobar un examen y tener un título. Con el Plan Bolonia vas a tener que pagar más y te obligan a especializarte para luego servir a las empresas». Tania, una compañera sentada a su lado, asegura que «aquí todo es contrario al Plan Bolonia, desde el trato hacia las personas, el mismo fin de la educación, la manera de gestionarla y estructurarla : los grados y postgrados, la financiación con las nuevas becas créditos, la intromisión de las empresas en la universidad, la burocracia, la matrícula, que seas un número… no quieren que tu estudies para aprender, quieren que estudies una serie de cosas que no te interesan a ti sino al mercado. Ellos han establecido qué cosas tenemos que estudiar y eso se rige en función de lo que el mercado necesita. Por tanto te forman como trabajador para una sociedad mercantilizada. Y lo que a tí te interese aprender no importa. En la universidad no vas a aprender sino a formarte para trabajar y servir a los intereses del capitalismo. Ese es el planteamiento de fondo».
Continuamos con el debate y abrimos un nuevo melón : si en la FOA no están las empresas, quizá alguien podría entender que la okupación de la facultad es un fin en sí mismo, no un instrumento para construir movimiento estudiantil y anticapitalista. Es decir, ¿podría interpretarse que aquí acaba el Plan Bolonia y por tanto acaba la lucha ?. Pero Sandra replica que «nosotros no somos ningunxs iluminadxs, ojalá hubera muchas otras facultades okupadas, eso significaría que hemos logrado llegar a la gente y que muchas personas fuera que hubieran visto que por separado no pueden, habrían llegado a la conclusión de que todxs juntxs sí podemos romper el sistema».
Tania profundiza en la cuestión : «Es un fin y un instrumento, las dos cosas. La FOA es una herramienta para generar movimiento estudiantil y anticapitalista, para construir un montón de cosas que tenemos en la cabeza, intentar darle forma y hacerlo realidad en la medida en que puedas y te dejen. Y un fin en sí mismo porque aquí hay hechos reales ; yo quiero ir a la universidad y que me traten de otra manera, hacer otras cosas y aquí hay cosas que estás haciendo y lo estás viendo. El objetivo es avanzar hacia otro tipo de universidad y de sociedad, y hacia otro tipo de relaciones entre las personas, por tanto esto es el camino y el fin. Se van retroalimentando. Y claro que hablar de una universidad autogestionada suena muy utópico y por supuesto es algo que nos viene enorme, pero vamos trabajando poco a poco y dando pequeños pasos. Y por cada cosa que podamos construir y aprender día a día… ¡olé !».
Por su parte, Sandra subraya que la FOA no es una facultad okupada sólo para estudiantes, «es una facultad que pretende abarcar muchos conocimientos, no sólo los tradicionales. Pretendemos hacer también talleres de cocina, de poesía, etc. Queremos combinar educación y ocio, que esto sea una ciudad universitaria de verdad».
Ambas, Sandra y Tania, coinciden en que si el rector desaloja la facultad, «siempre podremos volver a intentarlo en otro sitio y siempre sabremos que podemos hacerlo mejor, pero la diferencia fundamental entre esta facultad y la universidad oficial, es que yo salgo de aquí con un millón de conocimientos».
Así es la okupación y la autogestión. Se desarrolla un proceso de aprendizaje que supera a cualquier universidad burguesa. Supera cualquier estéril pretensión del sistema capitalista de construir supuestas «mentes críticas». Cuando la juventud toma en sus manos la capacidad de organizarse, de gestionar su organización y de tomar decisiones soberanamente por encima de las instituciones y el estado, entonces la construcción de la conciencia y el aprendizaje militante se sitúan en clave revolucionaria.
Fuente: Mariano Pujadas - La Haine