Ya está bien. “Salud intenta facturar la asistencia en urgencias a una inmigrante con cáncer de mama” -es la noticia. Decimos que es una persona ”sin derecho”, en realidad es una persona a la que se le niega el derecho. No eS lo mismo.

Ya sabemos que seguramente no se le cobrará, entre otras razones porque es imposible que pague quien no tiene con qué, pero no deja de ser desde ya una medida disuasoria, y a medio plazo una medida que, una vez instalada y vista como normal, irá apretándose, haciéndose más efectiva y ejerciendo mayor presión sobre estos usuarios.

Ya sabemos que seguramente no se le cobrará, entre otras razones porque es imposible que pague quien no tiene con qué, pero no deja de ser desde ya una medida disuasoria, y a medio plazo una medida que, una vez instalada y vista como normal, irá apretándose, haciéndose más efectiva y ejerciendo mayor presión sobre estos usuarios. O sea, de hecho no se les cobra de momento, pero no sería imposible que a esta facturación exclusivamente disuasoria le siguieran medidas de mayor calado: mayor persecución de la deuda, poner más restricciones en la asistencia hasta acabar negándola por acumulación de facturas… Nuestros gobernantes y las gerencias nombradas para gestionar lo público han demostrado que no tienen término en los recortes y en el deterioro de los servicios públicos.

Todas las personas puestas en esos cargos ejercen como principal virtud la sumisión, funcionan no como personas con responsabilidad individual sino como eslabones de un engranaje, y van trasladando y ejecutando las órdenes que reciben por muy injustas que las consideren. Así se va configurando una realidad odiosamente injusta, que factura y acabará por rechazar a pacientes sin recursos pero gravemente necesitados.

Cuando la cadena de mando no tiene ninguna voluntad de reaccionar, cuando se someten irresponsablemente y desplazan hacia abajo esas actuaciones radicalmente injustas, éstas acaban por llegar a nosotros, las y los trabajadores rasos, quienes estamos en contacto directo con las personas usuarias.

En ese momento nosotros deberíamos romper esa cadena de sumisión, no dejarnos reducir a piezas del engranaje y actuar como personas que, de acuerdo a su conciencia, se ponen un límite que indica lo que pueden y lo que no pueden hacer.

Trabajamos en el Servicio Navarro de Salud – Osasunbidea y si en alguna ocasión se nos ordena colaborar con la de facturación a alguna persona sin recursos, por motivos de conciencia nos negaremos. Animamos a todas las personas que trabajamos a mantener esta postura. Tenemos la seguridad de que, si lo hacemos un número suficiente, nuestras jefaturas no van a atreverse a tomar ninguna medida contra nosotras. Solo son muy valientes frente a quien consideran sin capacidad de defenderse.

Txema Berro Uriz (CGT-Osasunbidea) y Luisa Jusue Ripodas (Solidari-Osasunbidea)


Fuente: Txema Berro Uriz (CGT-Osasunbidea) y Luisa Jusue Ripodas (Solidari-Osasunbidea)