Artículo de opinión de Rafael Cid.

Después de la tempestad suele venir el análisis con ansiolíticos. La resaca racionalista por la condena al secesionismo y las protestas ha aterrizado en los medios de comunicación. El diario El País, referente simpar de nuestra galaxia informativa, ha sido uno de los principales voceros en ponderar los sucesos. Aunque había que leer entre líneas y rebuscar en distintas secciones, la reflexión ha terminado colándose en sus páginas.

Así, en la edición del pasado miércoles 23 de octubre, encontramos frases como estas:

Después de la tempestad suele venir el análisis con ansiolíticos. La resaca racionalista por la condena al secesionismo y las protestas ha aterrizado en los medios de comunicación. El diario El País, referente simpar de nuestra galaxia informativa, ha sido uno de los principales voceros en ponderar los sucesos. Aunque había que leer entre líneas y rebuscar en distintas secciones, la reflexión ha terminado colándose en sus páginas.

Así, en la edición del pasado miércoles 23 de octubre, encontramos frases como estas:

-<<La magnitud de los saqueos y de la destrucción demuestra que existe un problema estructural. Este problema se llama desigualdad>>;

-<<Sin embargo, el Gobierno y gran parte de la clase política simplemente parecen no comprender la magnitud del problema ni lo que está en juego>>;

-<< Si bien es cierto que los saqueos son graves y es necesario generar seguridad, resulta inconcebible que el Gobierno de turno no tenga el más mínimo interés de elaborar un relato que recoja el amplio malestar existente en la sociedad>>;

-<<La crisis […] es una llamada de atención a las élites de que es preciso realizar profundas transformaciones con el fin de reconstruir el pacto social>>;

-<<Mientras más se demore el Gobierno en entender esto, más difícil será salir de la situación crítica en que se encuentra el país. Es cierto que las reformas políticas tomaran tiempo, pero algunas medidas simbólicas deberían ser el primer paso que el Gobierno debería tomar. Así, por ejemplo, resulta inconcebible que varios de los ministros que han usado un lenguaje marcado por la falta de conexión con la ciudadanía sigan en sus puestos>>;

-<<Insistir por el camino represivo no solo generará más violencia, sino que terminará por dar mayor voz a fuerzas de derecha radical que claman por restringir libertades>>;

-Y finalmente: <<Si la clase dirigente no comprende que es preciso reformar el modelo socioeconómico imperante lo que está en juego es la democracia>>.

Mucho más escueta era la cita sobre la sentencia del tribunal. Aunque en una nota, aparecida el viernes en el mismo periódico el viernes 25 de octubre, se hablaba lacónicamente de << […] un juicio muy contestado>> por <<incitar a la violencia y a la desintegración nacional>>, al tiempo que recogía un llamamiento <<al respeto del derecho de las minorías>>.

Pero son burdas fake news. Todo depende del cristal con que se mira.

Las expresiones aquí recogidas no tienen nada que ver ni con el fallo del procés ni con los disturbios ocurridos en Barcelona en protesta por la múltiple condena del Supremo contra representantes electos del pueblo catalán y portavoces de organizaciones de la sociedad civil, reos de episodios de violencia y manifestaciones tumultuarias. En realidad, y a pesar de su aire de familia, su epicentro se ubica en otros tsunamis de proximidad. El primero trata de una columna de opinión sobre la crisis chilena, escrito por un profesor de Ciencia Política bajo el título de <<La verdadera guerra de Chile>>, y el segundo contiene acotaciones de una crónica acerca de la concesión del Premio Sájarov al dirigente uigur Ilhan Tohti, preso en China.

Son realidades distintas y distantes, sin duda. Pero paralelas, de aquella manera. El Grupo Prisa, editor de <<El Periódico Global>>, presidido ahora por el que fuera uno de los mayores traficantes de armas de España, Javier Monzón (hoy acusado de financiar a la trama Gürtel), tiene a gala discriminar entre opinión e información. Aunque es mucho más displicente a la hora de deslindar ocio y negocio. Si en su día tardó en eliminar los anuncios de burdeles de sus páginas mientras editorializaba contra la lacra de la prostitución, ahora parece empeñado en promocionar vía talonario al régimen autoritario de Pekín. Con relativa frecuencia el diario inserta publirreportajes elaborados a mayor gloria de aquel Estado de partido único. Loas que aparecen en el rotativo indistintamente bajo el dorsal de China Watch o China Focus. El publicado el pasado 2 de agosto, <<El Tíbet: cuando el cielo es el límite>>, estaba enfocado a resaltar el potencial turístico de la otrora región autónoma hoy anexionada a China. Claro que, como bien se aclara en la mancheta de dichos suplementos, <<la República Popular China es la única responsable de su contenido>>. Igual que su flagrante, continua e impune vulneración de los Derechos Humanos. En 2014, el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlasca, dictó el archivo definitivo de la causa abierta desde 2006 contra el ex presidente y el ex primer ministro chino por genocidio, tortura y lesa humanidad en el Tíbet.

Rafael Cid


Fuente: Rafael Cid