Un antiguo diputado del SPD en el Parlamento federal alemán y ex miembro del comité de empresa de Volkswagen fue declarado culpable de fraude y perjurio ayer [jueves 14 de junio. N. de la R.] tras admitir que se sirvió de prostitutas pagadas con fondos de la empresa.
Hans-Jürgen Uhl estaba embrollado en uno de los mayores escandalos de corrupción en empresas que Alemania ha conocido nunca, incluyendo orgías y sobornos. Posteriormente mintió estando bajo juramento sobre su implicación en este asunto.
El Tribunal escuchó cómo Uhl, de 55 años, fue, con otros miembros del Consejo de Administración, en viaje de negocios a Barcelona y Seúl, donde prostitutas fueron pagadas a expensas de la empresa. Las pruebas también incluyeron detalles de fiestas sexuales en un bungalow de Hannover, donde el antiguo responsable de personal de Volkswagen Klaus-Joachim Gebauer ofreció a los representantes de los trabajadores un grupo de prostitutas para que eligieran, con un coste para la empresa de 30.000 euros.
Los hechos han sido denominados por la prensa alemana como «viajes de lujuria». Los detalles morbosos proporcionados por prostitutas brasileñas y rusas han «salpicado» por buen número de medios de comunicación
El Tribunal de la ciudad de Wolfsburg (Norte de Alemania), hogar de Volkswagen, esperaba que el caso durase unas cinco semanas. Pero la sorprendente confesión de Uhl lo ha llevado a su veloz conclusión ayer y a una multa para Uhl de 39.200 euros. El juicio llega después de una investigación de dos años, en la que directivos de VW han sido acusados de aprobar fondos para sobornar a líderes sindicales a cambio de votos favorables ante decisiones impopulares de la empresa.
En enero, Peter Hartz, ex-responsable de Recursos Humanos del grupo Volkswagen y confidente cercano del ex-canciller Gerhard Schröder, fue sentenciado a una pena condicional de dos años y una multa de 560.000 euros por su papel en el asunto de los sobornos. Hartz admitió haber aprobado bonificaciones para «untar» a líderes sindicales.
Uhl, un respetado sindicalista, ha pedido disculpas por su comportamiento, particularmente por el tiempo que ha tardado en confesar. «Mi conducta en aquellos momentos es incomprensible para mí y contradice todos mis valores personales», dijo al Tribunal.
Fue elegido para el Parlamento por los socialdemócratas en el 2002 y ha negado cualquier mal hacer hasta hace sólo dos semanas, habiendo ganado cinco casos por libelo. Pero repentinamente dimitió a finales de mayo, admitiendo que había mentido.
Fuente: Kate Connolly (The Guardian)