Artículo publicado en Rojo y Negro nº 394, noviembre 2024

En octubre de 2007, la asociación vecinal de La Paz-Torrero de Zaragoza organizó unas Jornadas que llamamos “Evasiones, senderos de libertad”, fue la primera vez que hablábamos de los Hijos de la noche que, por aquel entonces, aún no sabíamos que los llamaban así…

Todo vino muy corrido aquel verano. Descubrimos en Internet un libro de Sinesio Baudilio García Fernández, alias Abad de Santillán titulado ¿Por qué perdimos la guerra? donde se describen los hechos y figura una loa al guerrillero confederal aragonés. Leyendo sus páginas sientes el orgullo identitario y también la rabia porque estos hechos fueran ocultados, sustraídos a generaciones atiborradas de ideología nacional católica a la fuerza… enseguida concretamos una acción junto con otros colectivos del barrio. En el fin de semana de aquellas Jornadas organizamos una caminata para rememorar a los milicianos libertarios, pero tuvieron que pasar varios años para retomar el asunto, eso sí, con mucha más fuerza y participación.
En las primeras Jornadas, Alejandro Díez Torre nos habló de las Evasiones y nos presentó su libro Joaquín Ascaso. Memorias (1936-1938). Hacía un nuevo Aragón, las memorias de Ascaso, una obra de necesaria lectura para entender los entresijos políticos de la época y lo que hizo el Consejo Regional de Defensa de Aragón hasta su eliminación manu militari por el gobierno de la República. En el libro se aporta un dato importante para nosotros: Joaquín Ascaso nació en nuestro barrio, un dato que desconocíamos y que aún llenó más el tarro de ilusiones y motivaciones…. ¡Un vecino de Torrero, presidente del Consejo de Aragón!
[…] La vida de las trincheras y los parapetos era insoportable para temperamentos dinámicos, que ardían en deseos de moverse, de emprender algo más eficaz. Un pequeño núcleo pidió al mando del sector permiso para ir a Zaragoza. Se trataba de gente bien probada que quería librar del peligro que corrían a algunos compañeros. No se les pudo rehusar lo que solicitaban.
Eran más de cien kilómetros los que había que recorrer entre la ida y la vuelta.
Armados con una pistola y munición abundante, con algunos víveres para el camino, salieron el 10 de octubre de 1936 cuatro guerrilleros, desde las avanzadas de las milicias antifascistas en Fuendetodos, en dirección a Zaragoza. ¡Más que la vida no se podía perder!
[…] El día 14 a las siete y media de la tarde se reunieron en el lugar convenido 49 hombres del movimiento libertario de Zaragoza, más los cuatro organizadores de su fuga. Y el 15 de octubre a las siete de la mañana se presentaron todos en los parapetos de los milicianos antifascistas, rendidos de cansancio, pero felices. El efecto de este primer gesto de salvamento de compañeros a quienes se creía muertos es de imaginar, pero no se puede describir.
[…] Los peligros, los sobresaltos, las dificultades, todo era compensado por la alegría de una labor útil y solidaria. ¿Qué mejor premio a ese riesgo permanente que el del abrazo cordial al amigo y al compañero rescatado de la muerte? ¿No valía la pena perder, si era preciso, la vida por ello?
(¿Por qué perdimos la guerra?, Abad de Santillán)

El interés por buscar más información fue creciendo a medida que avanzábamos. El 28 y 29 de septiembre de 2019, después de varias reuniones entre las asociaciones vecinales de Venecia y La Paz, ARMHA y el Cantero se acordó convocar la primera “andada” de los Hijos de la Noche. El esquema que entonces se aprobó apenas ha variado.
Se celebra a últimos de septiembre o principios de octubre. En la tarde del sábado se sale hacía Fuendetodos donde, después de las charradas y los deseos de una buena andada, las gentes andarinas previamente inscritas empiezan a caminar hacía el monte en dirección a Torrero. La andada tiene dos trechos, el primero, unos 25 km, transcurre en medio de la noche y el objetivo es alcanzar una paridera situada en el lugar de Plana de María. Allí se descansa unas horas hasta que, sobre las seis y media se levantan, recogen, desayunan y vuelta a andar… Les espera un segundo trecho de unos 17 km. La intención es que en torno a las 12:30 del domingo se llegue al Parque de la Paz, en el barrio. También, el domingo a las 9 de la mañana se convoca a la gente en la tapia norte del cementerio, junto al camino del Tiro de la Bola y desde allí se va al encuentro de las andarinas donde se les da el recibimiento cantando “A las barricadas”, un momento emocionante, con banderas rojinegras y mucha alegría… En el parque, se da paso al acto con intervenciones de la organización, de los sindicatos CGT y CNT, un orador invitado al efecto y alguna palabra más, también hay actuaciones musicales del Coro Libertario de Torrero. Este año, después del acto, se preparó un picoteo en el centro social okupado, Kike Mur (antigua cárcel de Torrero).
[…] La expedición más importante por su número, más de cien personas, entre ellas mujeres y niños, fue hecha en la primera mitad de enero de 1937. Fue preparada con todo detalle. Fueron elegidos algunos jóvenes a quienes se vistió de falangistas y de soldados para circular con más libertad en Zaragoza y cooperar en los trabajos consiguientes, secundando a los que hacían esas tareas con anterioridad.
[…] a la hora convenida se encontraron listos, donde se les había indicado, 108 hombres, mujeres y niños. Las bocacalles de la salida habían sido tomadas por guerrilleros simulados entre la gente del barrio, con pistolas y bombas de mano. La expedición se puso en marcha por el camino de las canteras hasta las Planas de María.
(Extracto del libro ¿Por qué perdimos la guerra?)

En Torrero hemos denominado “Evasiones, senderos de libertad” a una serie de incursiones que guerrilleros confederales de CNT-FAI llevaron a cabo durante varios meses… junto a relatos de tragedia y muerte, la guerra civil también incluyó episodios de profunda solidaridad. Uno de estos fue el protagonizado por los conocidos como “Los Hijos de la Noche” que organizó la CNT para facilitar la salida de la ciudad a compañeros del sindicato y a militantes de la izquierda zaragozana evitando así su detención, encarcelamiento e incluso la muerte dada la sangrienta represión que pusieron en marcha los fascistas desde el primer momento del golpe militar. Estas evasiones comenzaron en octubre del 36 y terminaron en enero del 37.
Una vez tomado Fuendetodos, grupos de guerrilleros libertarios bajaron a Zaragoza. Atravesando los Montes de Torrero, llegaban al barrio donde contactaban con compañeros y compañeras del sindicato que avisaban a los interesados del día, la hora y del lugar por donde emprenderían la fuga, mientras llegaba ese momento, los guerrilleros se adentraban en la ciudad efectuando labores de espionaje. Después volvían a Fuendetodos efectuando el recorrido inverso, pero con información fresca y con unas cuantas decenas de hombres, mujeres y niños a salvo de la represión. En estos grupos participaron vecinos libertarios del barrio que conocían perfectamente el Monte de Torrero y las Planas de Zaragoza y de María. Se cuenta que, a modo de lema decían, “¡total, lo único que se puede perder es la vida!”.
Esta hazaña es desconocida para una mayoría de los vecinos de la ciudad, las diferentes evasiones salvaron cientos de vidas y merecen ser recordadas y volver a ser rememoradas volviendo a recorrer la distancia que separa las dos poblaciones, Fuendetodos y Zaragoza. En el barrio empezamos a organizarlas en 2019, llevamos hechas cinco, ya que en 2020, la pandemia lo impidió.
Con este acto pretendemos que esta historia y sus protagonistas no sean borrados de la Historia pues el olvido supone la segunda y definitiva muerte. Para los colectivos organizadores y colaboradores se trata de hacer públicos estos hechos solidarios que se nos han negado en la escuela y en las instituciones. Los aragoneses desconocemos lo que sucedió en aquella época donde el anarcosindicalismo y el mundo libertario de esta tierra se organizaron y lucharon por la igualdad, la libertad y la revolución social y asumimos como una obligación moral sacar a la luz esta historia y reivindicarla. Más aún cuando nuestro barrio fue también protagonista directo de las Evasiones, los milicianos que bajaban de Fuendetodos después de haber caminado ocultándose en la noche contactaban con las personas libertarias del barrio, entonces apodado “Torrerico libertario”, y es de suponer que se les daba cobijo y atención. Así pues, consideramos que tenemos un desafío y un deber moral para con el barrio, para con la gesta heroica de los milicianos que participaron y sobre todo para con las generaciones venideras, para que sepan lo qué ocurrió.
Una vez que empezamos con Evasiones, empezamos a recibir algún testimonio de familiares de libertarios de entonces que hablaban de que las mujeres eran las encargadas de transmitir y recibir información en el reparto de pan o leche. La organización tuvo que ser precisa, cauta, disciplinada… elaborar las listas, seleccionar, hablar con quienes querían fugarse… debió de ser una tarea ardua, peligrosa y muy comprometida.
Es un acto con poca participación, de momento. Tendremos que ir buscando las claves oportunas para una mejor difusión y para sacarnos de la chistera la mejor fórmula para involucrar a la ciudadanía. Llevamos poco tiempo y es un tema muy desconocido. Quizá una buena campaña por institutos, asociaciones vecinales y colectivos diversos ayuden a concienciar y así fomentar la participación. No quiere decir que todo el mundo haga la andada, la sola presencia en el parque para recibir a l@s andarin@s es suficiente. Lo realmente importante es dar fuerza a este acto tan generoso protagonizado por libertarios, así que animamos a la afiliación de CGT a participar y difundir Evasiones, la iniciativa vecinal del barrio de Torrero de Zaragoza, muy involucrado en el asunto de la Memoria Democrática.
¡Salud!

Chema Gregorio


Fuente: Rojo y Negro