El artículo siguiente apareció en 1993 en un libro editado por el "Instituto Fritz-Hüser de literatura obrera alemana y extranjera", Dortmund (Alemania)(*)
La Guerra Civil Española es uno de los acontecimientos que sacudieron al mundo durante este pasado siglo. No sólo porque en ella perdiesen la vida varios cientos de miles de españoles, sino también por su efecto fuera de las fronteras hispanas. Es sabido que la guerra tuvo un doble carácter : como batalla entre españoles y como confrontación entre potencias exteriores e ideologías enemigas. Entre los que tomaron posición en ella estuvieron también los esperantistas.
El artículo siguiente apareció en 1993 en un libro editado por el «Instituto Fritz-Hüser de literatura obrera alemana y extranjera», Dortmund (Alemania)(*)
La Guerra Civil Española es uno de los acontecimientos que sacudieron al mundo durante este pasado siglo. No sólo porque en ella perdiesen la vida varios cientos de miles de españoles, sino también por su efecto fuera de las fronteras hispanas. Es sabido que la guerra tuvo un doble carácter : como batalla entre españoles y como confrontación entre potencias exteriores e ideologías enemigas. Entre los que tomaron posición en ella estuvieron también los esperantistas.
Sabemos poco de las inclinaciones políticas de los esperantistas españoles. No existe, por ejemplo, una estadística de cómo votaron en las elecciones de febrero de 1936, que llevaron al poder al Frente Popular. Podemos suponer que, al igual que en otros países europeos, el movimiento esperantista como tal observó una posición neutral en relación con las cuestiones políticas y sociales, y confió en que el avance del esperanto conduciría a la solidaridad de los hombres con orígenes sociales, opiniones y preferencias políticas diferentes. La unidad del movimiento español antes de 1936 no se vio amenazada por esa polarización que era un rasgo característico de la vida política, y que explotó finalmente en la rebelión de las fuerzas conservadoras guiadas por Francisco Franco.
Si hay que hablar de conflicto entre esperantistas españoles, el más duradero fue el que enfrentó a los partidarios de un estado centralista con los llamados autonomistas. Sobre todo entre los catalanes siempre existió una fuerte tendencia a ligar la reivindicación del esperanto con las especificidades de la lengua y la cultura catalanas. Su actividad fue exitosa, pero las autoridades sospechaban a menudo de ella como separatista. De la misma forma, la Asociación Española de Esperanto (HEA) no estaba de acuerdo con el deseo de la Federación Esperantista Catalana de relacionarse con el movimiento internacional directamente y no a través de Madrid.
Por el contrario, apenas existió en España ese antagonismo entre esperantistas obreros y neutrales, que jugó un papel muy importante, a menudo fructífero, por ejemplo en la Alemania de antes de Hitler o en Francia. En 1911 esperantistas socialistas fundaron en Madrid el grupo «Libera homo», y en 1914 empezó a aparecer la revista bilingüe «Socialismo Esperantista». Se fundaron grupos obreros en Bilbao, Valencia, Barcelona y Gijón. En febrero de 1928 el congreso del Partido Socialista aprobó una resolución favorable a los intentos para que el esperanto fuera enseñado en los centros culturales obreros. Pero ello no tuvo grandes consecuencias en la práctica. Ni siquiera llegó a fundarse una liga nacional de trabajadores esperantistas1.
Para poder al menos acercarnos a la comprensión de las tendencias políticas que tenían, si no la mayoría, al menos gran parte de los esperantistas españoles al comienzo de la Guerra Civil, he elegido fijar la atención en una persona que desempeñó un papel importante tanto en la guerra como en dicho movimiento. Nos referimos a Julio Mangada Rosenörn.
Mangada, nacido en Cuba en 1877, aprendió esperanto en 1905, después de haber comenzado ya la carrera militar. Difundió el idioma en la publicación masónica «Luz Española». En 1912 fundó la revista «Homaro» («Humanidad»). En ella publicó en 1913 la Declaración Humanista de Zamenhof. En 1917 fundó otra revista «Hispana Esperantisto», y en 1925, gracias a su iniciativa se fundó la citada Asociación Española de Esperanto (HEA), que poseía un carácter centralista y rápidamente se enfrentó a la Confederación Esperantista Española, fundada algo antes y apoyada principalmente por catalanes, aragoneses y valencianos. Mangada se convirtió primero en vicepresidente, y después en presidente de HEA, impartió numerosos cursos, tradujo abundantemente, publicó poemas originales, y adquirió renombre en España2 y en el extranjero como representante destacado del movimiento esperantista español.
Fue ese mismo Mangada, el que en julio de 1936 se enfrentó decididamente a la rebelión militar liderada por Franco. Dirigió un grupo de voluntarios populares, pronto convertidos en columna, que colaboraron, mediante varias victorias contra las fuerzas rebeldes, a alejar la amenaza inicial de Madrid ; los habitantes de esta ciudad le aclamaron como héroe popular3. El que Mangada actuase sin dudarlo en defensa de la República no era sorprendente. La opinión pública ya le conocía por su conducta en 1932, un año tras la proclamación de la República, cuando durante un banquete de mandos militares protestó contra un general que había finalizado su discurso con un «¡Viva España !» en vez de la nueva fórmula «¡Viva la República !»4. Igualmente, a los esperantistas españoles no les podía sorprender la inmediata y activa posición de Mangada en la lucha sin cuartel entre las fuerzas gubernamentales y sus oponentes tradicionalistas. Todo el mundo sabía que Mangada era perfectamente capaz de armonizar su profesión y su esperantismo. Había aceptado el humanismo de Zamenhof (el llamado homaranismo) de forma mucho más entusiasta que los dirigentes esperantistas de otros países. Al propio Zamenhof le había calificado tras su muerte como «el mayor de los santos actuales»5, y en una conferencia de 1933 había aclarado que él no era esperantista porque considerase al esperanto como una mera lengua internacional, sino porque contenía la idea de una verdadera hermandad y porque su uso mundial serviría como el elemento más eficaz contra la maldita guerra6.
A un hombre con estas convicciones los miembros de HEA le habían elegido como su presidente en varias ocasiones, aun siendo conscientes de que, por su ligazón con la masonería, no encajaba entre los poderes de la sociedad española. Por esta razón debemos valorar como importante la contribución de Mangada a la movilización de los esperantistas españoles en favor de la república. Quizás no fue necesario presionar a muchos de ellos, ya que por sus convicciones liberales o socialistas eran ya favorables en cualquier caso al gobierno. Pero aquellos que vacilaban no podían ignorar que ahí estaba un hombre que, al basar de forma consecuente su actuación en valores esperantistas, luchaba en la vanguardia contra los rebeldes.
Mientras Mangada trataba de proporcionar un modelo a los esperantistas españoles, otros llamaban al apoyo de los esperantistas fuera de España. «¡Esperantistas de todo el mundo, actuad con energía contra el fascismo internacional !» proclamaba un cartel, que mostraba unos puños y un puñal con emblemas nazis y fascistas que atacaban España. El cartel, editado por el Comisariado responsable de propaganda del gobierno autónomo catalán, ilustra sobre el otro carácter que se atribuyó a la Guerra Civil, el de una lucha que decidiría la superioridad de la democracia o la dictadura, del socialismo o el fascismo, de la independencia nacional o la colonización, de la civilización o la barbarie.
No sólo apareció el cartel en esperanto. Desde enero de 1937 el gobierno catalán editó, al principio con carácter semanal, comunicados de prensa en esperanto. Se emitieron programas de radio en esperanto. Diversos grupos políticos emplearon la lengua. Los más activos fueron los anarquistas, es decir, el grupo que ya en los primeros momentos tras julio de 1936 intentaron y en gran medida consiguieron transformar la resistencia contra los militares en una revolución social, por otra parte acompañada de una serie de crueldades que chocaron a la opinión pública mundial casi tanto como las orgías de sangre de que fueron responsables los franquistas. Hasta febrero de 1938 apareció en Barcelona7 un «Informa Bulteno» (Boletín informativo) de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT-AIT) y la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También los comunistas dispusieron de sus propios boletines en esperanto8.
De igual modo, en otras partes de España fueron activos los esperantistas obreros. Debe mencionarse sobre todo el caso de Valencia. El Grupo Laborista Esperantista de esa ciudad había organizado con éxito en 1934 el 14 Congreso de Sennacieca Asocio Tutmonda (SAT, la Asociación Anacionalista Mundial), en el que participaron casi 400 trabajadores esperantistas de 13 países. El 1 de noviembre de 1936, este grupo editó el primer número de «Popola Fronto» (Frente Popular). La nueva revista se autodenominaba en el subtítulo «Boletín informativo internacional sobre la lucha española contra el fascismo», y en efecto todo su contenido reflejaba la internacionalización de la guerra, como había demostrado de forma palpable la llegada en octubre a España de la primera Brigada Internacional de voluntarios.
«Popola Fronto» no requería una cuota de abono, sino que pedía a sus lectores que contribuyesen con donaciones. A pesar de que Valencia, el lugar de publicación, se había convertido en noviembre de 1936 en la sede del gobierno republicano, los redactores afirmaban que la revista «aparece únicamente a costa de los bolsillos de trabajadores pobres». El contenido era similar en gran medida a los de un órgano gubernamental – la mayoría de los artículos aparecían sin firmar y eran evidentemente traducciones del español. Sin embargo, aparecían también originales, es decir, contribuciones de los propios redactores. Todas las colaboraciones tenían un solo objetivo : llamar la atención sobre el significado de la guerra, hacer comprender la justa causa de los republicanos, hacer un llamamiento a la solidaridad mundial en la lucha contra los rebeldes nacionales y sus auxiliares fascistas extranjeros. De acuerdo con este objetivo, el estilo de «Popola Fronto» era muy combativo. He aquí algunos ejemplos :
«¡España sangra convulsamente en defensa de vuestra propia libertad !»
«¡El esperanto vibra ahora como la carne honesta de la clase modesta !»
«¡El noble puño de España será más fuerte que el guante de los diplomáticos !»
«¡El esperantismo no es el dogma de una secta, sino un instrumento de progreso !»
En realidad, hasta entonces era difícil encontrar entre las revistas en esperanto muchas que combinaran hasta tal punto un buen uso del lenguaje con un estilo brillante y llamativo. «Popola Fronto» debió ambas circunstancias a su principal redactor, Luis Hernández Lahuerta (1906-1961). Hernández, litógrafo, autodidacta, se había hecho conocer ya como el alma organizadora del congreso de SAT de 1934 ; era un escritor de «temperamento lírico» y un orador de una «embriagadora riqueza de imágenes»9.
El éxito de «Popola Fronto» es constatable si se considera el crecimiento en el número de lectores. En un principio eran 3000, pero pronto el número superó los 5000. Las donaciones llegaban en gran número ; una rúbrica especial («Nuestra munición») las enumeraba. Los lectores reaccionaron vivamente, incluso desde la Unión Soviética, donde simultáneamente se estaba preparando la represión estalinista contra el esperanto10, y desde China, donde los esperantistas, que batallaban en sus revistas contra la agresión japonesa, daban una bienvenida especial a la revista de los españoles, que mostraban un espíritu común11. En los Países Bajos, los esperantistas publicaron una edición en holandés de «Popola Fronto». La revista valenciana sirvió también como fuente de información sobre la salud o la suerte de los no pocos esperantistas que peleaban en las Brigadas Internacionales12.
Inevitablemente se incluían también informaciones sobre los esperantistas caídos. No se trataba sólo de las muertes en el frente. En marzo de 1937 la revista reprodujo una información radiofónica de los enemigos, según la cual en Córdoba los esperantistas, junto con otros enemigos (por ejemplo, los masones), habían sido fusilados13. Esta información impactó mucho en el extranjero. Los esperantistas católicos se dirigieron directamente a Franco, que negó cualquier antipatía hacia el esperanto14.
Sea por «Popola Fronto» o por otras fuentes de información – entre los esperantistas extranjeros probablemente dominaba la simpatía hacia los republicanos, siquiera sea por la creencia en que su victoria garantizaría el mantenimiento de los valores democráticos (y el movimiento esperantista). Dado que los nazis acababan de prohibir en 1936 cualquier actuación favorable al esperanto, no era difícil argumentar que la victoria de Franco supondría también la muerte del esperanto en España. A pesar de que la neutralidad política del movimiento impedía hacer declaraciones explícitas de apoyo, en los Congresos Universales de Esperanto de Varsovia (1937) y Londres (1938) los participantes recibieron con grandes aplausos los mensajes de saludo enviados por el gobierno catalán15.
Sin embargo, el éxito de «Popola Fronto» fue limitado. Ello fue causado no sólo la desfavorable evolución militar. También frenaron su eficacia los enfrentamientos políticos e ideológicos dentro del propio campo republicano. En 1937 se acentuó el conflicto entre los anarquistas, que, especialmente en Cataluña, intentaban asegurar los logros revolucionarios, y los comunistas, que, al igual que el resto de miembros del gobierno del Frente Popular, veían en la revolución un riesgo para el objetivo principal, la victoria militar. El conflicto culminó en los sucesos de mayo en Barcelona, donde los comunistas no sólo persiguieron a los anarquistas, sino que aprovecharon la ocasión para liquidar aquéllos a los que más odiaban : los miembros del POUM, el partido de los leninistas críticos con la evolución de la Unión Soviética bajo el poder de Stalin. Los miembros de la policía secreta soviética colaboraron en esta sangrienta purga en plena guerra.
Los sucesos de Barcelona fueron calificados por «Popola Fronto», en total sintonía de acuerdo con la línea del partido comunista, como una vulgar rebelión de unos agentes de Hitler, que fue sofocada acertadamente por las instancias responsables «entre los aplausos de toda la opinión antifascista» (número 14). En lo que respecta al POUM, repitió la mortal acusación de espionaje a favor de los fascistas (número 18). Pero poco después el mismo Hernández pudo constatar personalmente el efecto que habían tenido las informaciones sobre las matanzas entre los propios antifascistas, a través de la actitud de los esperantistas en el exterior. Junto con su compañero de redacción Guillermo Bosch participó en el 17 Congreso de SAT en Rotterdam (del 31 de julio al 5 agosto de 1937). Habiendo ido con la intención de recabar más apoyo por parte de los miembros de SAT, debió afrontar durante el congreso una serie de desagradables preguntas sobre el encarcelamiento de revolucionarios en Cataluña y una ácida crítica por los comentarios calumniosos en «Popola Fronto»16. Además, le debió molestar el hecho de que «Sennacieca Revuo» (el órgano de SAT) reimprimió un largo artículo del «Informa Bulteno» barcelonés («Barcelona, la mayor esperanza de la Revolución»), que daba muchos detalles sobre los sucesos de mayo y las persecuciones contra los anarquistas17.
Tras regresar a Valencia, Hernández (que era comunista él mismo) definió la posición de la revista como no dogmática y por encima de las tendencias particulares. «Nuestra lucha de clases es lo suficientemente moderada para permitir… el favor de muchos liberales neutrales», intentó tranquilizar. Insistió en que «ninguna organización obrera seria sufría persecución o molestias por parte del gobierno» (número 20/21). Pero no aumentó su credibilidad otro comentario suyo en que justificó un decreto gubernamental que prohibía cualquier crítica a la Unión Soviética. Entre tanto era evidente que «Popola Fronto» recibía cada vez más preguntas escépticas por parte de los lectores. La redacción, sin ocultar lo dolorosa y peligrosa que consideraba la cada vez más ancha fractura, confesaba que las polémicas «nos resultan enormemente desagradables» (número 23), ya que debilitaban el apoyo de la opinión pública liberal, que tanto necesitaba el pueblo español.
En enero de 1938 «Sennacieca Revuo» publicó la traducción de un artículo de «L’ Espagne nouvelle», que terminaba con el eslogan «Para vencer a Franco, es necesario vencer a Stalin». «Popola Fronto» expresó coléricamente la sospecha que el autor «está pagado por Franco», pero ni citaba el eslogan ni intentó rebatir la afirmación de que España estaba siendo explotada por la Unión Soviética (número 33).
Las condiciones en las que trabajaban los redactores de «Popola Fronto», se hicieron cada vez más duras. Hernández y otros ayudantes de la redacción tuvieron que alistarse. En mayo de 1938 la revista pasó de quincenal a mensual. Al final quedaron en Valencia sólo dos personas, liberadas del servicio militar, para ocuparse de la administración. La redacción expresó ahora «una ligera melancolía», recordando cuánto habían cambiado las condiciones en comparación con los comienzos, cuando «la tragedia todavía estaba en su fase romántica» y «el trabajo no era un deber, sino un placer superior, una distracción y un reposo» (número 37).
A mediados de noviembre de 1938, las Brigadas Internacionales empezaron a abandonar España. El gobierno republicano esperaba que, tras su retirada, también Alemania e Italia reducirían su apoyo a las tropas de Franco. Pero de hecho éste se hizo ahora cada vez más fuerte.
En enero de 1939 «Popola Fronto» apareció con sólo cuatro páginas y en un papel de muy mala calidad18. A finales de marzo terminó la guerra. La República Española perdió ante los rebeldes, sostenidos por dos fuertes potencias, pero también pereció por la no intervención de las democracias occidentales, la política chantajista de la Unión Soviética y por sus propias contradicciones. Julio Mangada tuvo que abandonar a toda prisa su tierra ; escapó primero a Argelia, desde pudo, con ayuda entre otros de los esperantistas, viajar a Méjico19. Ya anteriormente habían escapado a Francia los esperantistas extranjeros que habían luchado en las Brigadas Internacionales. En la misma España se desató una ola de persecuciones, de las cuales fueron víctimas también aquellos esperantistas que habían peleado en las filas del Frente Popular. Entre los encarcelados se encontraba Luis Hernández. Algunos esperantistas pudieron, gracias a su puesto en el nuevo régimen, salvar la vida de algunos colegas amenazados. Pero el movimiento esperantista en sí se vio silenciado durante una década.
«España era su esperanza» – así reza el título de un libro alemán sobre la ayuda de los izquierdistas a la República Española20. Los esperantistas estaban entre los progresistas esperanzados. Ellos prestaron a la lucha antifranquista su especial – esperantista – entusiasmo. Por supuesto, hombres como Mangada y Hernández no obtuvieron su inspiración para la batalla sólo del esperanto. Pero evidentemente éste supuso para ellos un papel importante, motivador, incluso. Independientemente del resultado, queda claro hasta qué punto el esperanto fue capaz de generar entusiasmo por la causa republicana.
Las esperanzas no se cumplieron. ¿Debemos pues constatar que también fracasó la contribución de los esperantistas ? La suerte de Mangada, de Hernández y de muchos otros conduce a una respuesta afirmativa, aunque ello no debe impedir el respeto a su actuación. Somos conscientes de que su entusiasmo también cubría contradicciones, permitió representaciones equivocadas, alimentó errores. Por otra parte, todo ello – en parte a su pesar – llevó a debates entre los esperantistas. Surgieron incluso agrias polémicas sobre el significado de la guerra. Quizás fue justamente la discusión, sobre todo durante el congreso de SAT en Rotterdam y en las revistas de esta organización, lo que constituye la herencia más importante de la actividad esperantista «a favor de España» : sirvió para iniciar un proceso de reflexión entre los esperantistas, a saber, la conciencia de que los progresistas desprestigian su lucha contra el fascismo si se alían con una ideología de otro color pero no menos inhumana. Cuando se considera lo ciego que estuvo el campo de izquierdas en los años anteriores al Pacto Hitler-Stalin, ello no fue un fruto sin importancia.
Notas
(*) «Historia ilustrada del movimiento obrero esperantista. ¡A los trabajadores de todos los países, una sola lengua ! » Dortmund 1993, p. 75-83. – Algunas de las notas siguientes fueron actualizadas a finales del 2003. Ulrich Lins es un historiador alemán, autor entre otros del libro «La lengua peligrosa», sobre las persecuciones contra el movimiento esperantista en distintas épocas distintas partes del mundo.
1 En el Parlamento había varios diputados esperantistas, entre los cuales el socialista Francisco Azorín de Córdoba. – Los anarquistas constatarían después que antes de la rebelión franquista la mayoría del movimiento esperantista era burgués : «Informa Bulteno» 2, 1937, nº 11, p. 4.
2 El famoso escritor Salvador de Madariaga incluyó a Mangada en su libro «Españoles de mi tiempo» (1974) ; ver el libro del investigador japonés Dil Avia (=HIRAI Yukio), «Hispana, kataluna, Mangada…»Osaka 2003, p. 59-61.
3 Hugh Thomas, «La guerra civil española» (versión original en inglés, varias ediciones en castellano).
4 Thomas, p. 61 ; Dil Avia, Hispana, p. 73-74. – Mangada fue arrestado en numerosas ocasiones, la primera vez en 1900. Sobre él se puede leer (en esperanto) en : Antonio Marco Botella, «Vivo kaj verkaro de Julio Mangada Rosenörn (1877-1946) «, en : «Klaro kaj elasto. Fest-libro por la 80a naskightago de Fernando de Diego». Editado por Irmi y Reinhard Haupenthal, Schliengen 2003, p. 243-271 ; y la conferencia de Toño del Barrio, «Julio Mangada Rosenörn, la antonomazia esperantisto»(resumen en español en artículo aparte).
5 Dil Avia, Hispana, p. 57-58.
6 A. Marco Botella, «Analoj de la Esperanta movado en Hispanio» (Anales del movimiento esperantista en España). Primer volumen, Zaragoza 1987, p. 288.
7 Desde finales de febrero de 1938 el «Informa Bulteno» aparecería en París (desde abril con el nombre «La Liberecana Sintezo», «La síntesis libertaria»).
8 Ya desde 1931 había aparecido en Barcelona la anarquista «Proleta Vocho» («Voz Proletaria»), órgano de Proleta Esperantista Unio de Iber-Amerikaj landoj (Unión proletaria esperantista de los países iberoamericanos). También aparecieron en 1937 al menos dos números de «La Hispana Revolucio» («La revolución española»), editada por el antistalinista Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM).
9 J. Régulo, Luis Hernández, en : «Heroldo de Esperanto» 47, 1971, nº 14, p. 1,3.
10 El poeta soviético en esperanto E. Mijalski publicó en el número 4 de «Popola Fronto» un poema («Hispana romanco», «Romance español») dedicado a Mangada.
11 La muy conocida esperantista japonesa Hasegawa Teru («Verda Majo», «Mayo Verde»), que colaboró con los chinos contra la invasión del imperio japonés, hizo mucho por que creciera la fama del general Mangada. Vd. su mensaje «A los esperantistas del mundo» (15 de diciembre de 1938), reimpreso en : «Verkoj de Verda Majo» («Obras de Verda Majo» – [nótese que el pseudónimo se pronuncia Verda Mayo, ya que la j en esperanto se pronuncia como una i griega]), Beijing 1982, p. 387.
12 «Popola Fronto» consideraba con orgullo como a uno de los suyos al escritor alemán Ludwig Renn, que conocía el esperanto. En el número 18 apareció un mensaje en esperanto de Renn. – Sobre los esperantistas en las Brigadas Internacionales vd. entre otros : Franz Haiderer, «La Internaciaj Brigadoj kaj la esperantistoj» (Las Brigadas Internacionales y los esperantistas), en : «Der Esperantist» 10. 1974 nº 67/68, p. 10-12 (y suplemento de la misma revista nº 20, 1984. nº 123, p. 9) ; Nikola Mladenov, «Esperantistoj en la Hispana Civitana Milito» (Esperantistas en la Guerra Civil Española), en : «Bulgara Esperantisto» 56.1987, nº 2, p. 4-5 ; Zofia Banet-Fornalowa, «K-do Wladyslaw Lekowski, SAT-ano kaj hispana batalinto» («Camarada Wladyslaw Lekowski, miembro de SAT y luchador español»), en : «Sennaciulo» 57. 1986, p. 58-59. – Sobre el esperantista y miembro del POUM Ramón Fernández Jurado, vd. Giordano Moya Escayola, «Esperantismo. Prelegoj kaj eseoj» («Esperantismo. Conferencias y ensayos»), Barcelona 2002, p. 84-87.
13 «Popola Fronto», nº 9 (1 de marzo 1937) y 16 (15 de junio 1937) ; vd. también «Comunicat de Premsa», nº 6 (7 de febrero 1937), p. 4
14 «Espero Katolika», mayo 1937 ; según la revista «Heroldo de Esperanto» 18, 1937, nº 22, p. 2. (Según la respuesta del Estado Mayor de Franco, si «algún esperantista revolucionario» había sido condenado, ello había ocurrido por «traición», ciertamente no «por saber esperanto».)
15 Los delegados italianos se negaron a saludar en la inauguración del Congreso de Londres, como protesta por la representación oficial de la República Española.
16 «Popola Fronto», nº 20/21 (1 septiembre 1937) ; «Sennaciulo» 13. 1936/37, p. 68, 70-71, 74-75.
17 «Sennacieca Revuo» 5. 1937/38, p. 82-85 (según «Informa Bulteno», 23 junio 1937).
18 El número de enero fue el 44. Según la revista «Internaciisto», nº 1 (mayo 1939), todavía apareció de «Popola Fronto» un número 45, pero yo no lo he visto.
19 Vd. el artículo autobiográfico de Mangada en la revista mejicana «Renovigo» (nº 43, 14 febrero 1942). Mangada falleció en 1946.
20 Patrik von zur Mühlen, «Spanien war ihre Hoffnung. Die deutsche Linke im Spanischen Bürgerkrieg 1936 bis 1939», Berlín, Bonn 1985.
Texto escrito por Ulrich Lins. Adaptado, traducido y publicado por TdB. Parte de las fotos están tomadas del libro «Laboristaj kronikoj» de Antonio Marco Botella
Fuente: Valencia Libertaria