La Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid (ACEL) desea salir al paso de las declaraciones efectuadas por el Consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Juan José Mateos, en la que culpa a esta Asociación del descenso del número de matriculaciones, que achaca a la polémica sobre la presencia de crucifijos.

En estas declaraciones, Juan José Mateos indica que en
el descenso del número de matrículas ha influido el “deseo de
normalidad” y que “los padres no quieren problemas”, acusando a ACEL y a
algunos padres del colegio Macías Picavea de crear esos problemas y
desear judicializar el tema.

Ante estas declaraciones, ACEL quiere manifestar lo siguiente:

En estas declaraciones, Juan José Mateos indica que en
el descenso del número de matrículas ha influido el “deseo de
normalidad” y que “los padres no quieren problemas”, acusando a ACEL y a
algunos padres del colegio Macías Picavea de crear esos problemas y
desear judicializar el tema.

Ante estas declaraciones, ACEL quiere manifestar lo siguiente:

• Ni padres ni ACEL, han deseado judicializar el tema.
Desde el primer momento se solicitó la retirada de los símbolos por los
cauces reglamentarios y aportando una extensa documentación que
demostraba que la presencia de dichos símbolos constituía un ataque a
derechos fundamentales de las personas y al principio de neutralidad del
Estado, reconocidos constitucionalmente. Al no ser atendida la
solicitud por parte del colegio, se agotó toda la vía administrativa
hasta en tres ocasiones, derivadas de tres solicitudes similares en tres
cursos académicos distintos, todas ellas sin éxito. Esa circunstancia, y
no otra, es lo que abocó la polémica a la vía judicial, en la que todas
las sentencias habidas (juzgado de lo contencioso administrativo nº 2
de Valladolid, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Tribunal superior
de Justicia de Castilla y León) dan la razón al los demandantes al
reconocer que se vulnera su libertad de conciencia.

• El descenso del número de matriculaciones bien puede
deberse a otras causas muy distintas, que a continuación detallaremos.
Lo que sí es cierto es que dos familias con hijos en el colegio se han
marchado a raíz de la polémica. Pero no por “no querer problemas”, como
dice el consejero, sino por querer crucifijos en las aulas. Y se han
marchado a un colegio concertado que los tiene.

• Desde diversos ámbitos del colegio Macías Picavea se
nos ha reconocido que desde que un auto judicial obligara a cumplir la
sentencia de retirar los símbolos la tranquilidad es la nota
característica en el centro.

• Los problemas de crispación que haya podido haber han
partido de la dirección del centro. Y no solamente por el tema de los
crucifijos. Esta dirección tiene descontenta a toda la comunidad
escolar, como se puso de manifiesto con motivo de la reelección del
cargo, o en las continuas disputas con otros estamentos de la comunidad
escolar por la gestión autoritaria y antidemocrática del centro, con el
consentimiento de la Consejería de Educación, que conoce esta situación
sobradamente.

• Juan José Mateos trata de descargar en otros su
responsabilidad en las verdaderas causas del descenso de matriculación
en el colegio Macías Picavea, fruto conjunto de la desatención de la
enseñanza pública (derivando millones de euros hacia la enseñanza
privada concertada) y la gestión antidemocrática que afecta en concreto
al colegio Macías Picavea.

Todo ello se traduce en:

  • A raíz de la implantación del comedor el pasado curso
    (implantación que no contó con el apoyo de la dirección del centro), la
    Consejería de Educación suprimió el “programa continuadores”, en virtud
    del cual los niños cuyos padres/madres no podían recogerlos a las 14:00
    podían quedarse durante una hora más, a cargo de monitores. Ello provocó
    una asamblea de padres/madres en las que incluso se planteó llevar a
    cabo medidas de presión hacia la consejería.
  • Al igual que en otros colegios, ha desaparecido el
    programa “tardes en el cole”, que facilitaba la conciliación familiar y
    laboral permitiendo que los niños permanecieran en el centro entre las
    16:00 y las 18:00. Se retrasó el horario fijándose de 18:00 a 19:00, con
    lo que no cumplía su función y acabó desapareciendo.
  • Cuando se aprobó la implantación de la jornada
    continua se hizo bajo el compromiso de que se ofertaran y gestionaran
    actividades extraescolares por las tardes, pero en el colegio Macías
    Picavea brillan por su ausencia, y pese a que se le ha solicitado
    reiteradamente a la Consejería nunca ha sido atendido, teniendo que
    recurrir a empresas privadas para poder tener alguna actividad
    extraescolar y por supuesto pagándola los padres.
  • Tras aguantar obras muy prolongadas en el tiempo, se
    construyó un ascensor que sin embargo no puede usarse. ¿Falta algún
    permiso? El caso es que incluso cuando algún niño ha sufrido problemas
    físicos de movilidad (esguinces, etc.), han tenido que ser ayudados a
    subir por las escaleras dos pisos al entrar y salir del centro, y en la
    hora del recreo quedarse sin salir al patio.
  • En el colegio Macías Picavea no existen iniciativas de
    calidad, ni proyecto de innovación educativo (la Consejería establece
    un concurso entre diversos centros, pero el Macías Picavea no
    participa). Las iniciativas que puedan surgir de algunos profesores son
    desestimadas.
  • Está a años luz en cuanto a nuevas tecnologías. Por
    ejemplo en el colegio García Quintana existe el proyecto Amera, en el
    Macías Picavea, nada.
  • No se ha acogido al programa “aprender con el periódico” (un plan de animación a la lectura).
  • La fiesta de Carnaval, con actuaciones y disfraces,
    que se venía haciendo todos los años, el curso pasado tuvo que
    organizarlo el AMPA.
  • No se realizan intercambios con otros países como sí hacen en otros centros.
  • Y por si era poco esta misma semana han aparecido
    grandes goteras tanto en el pasillo como en algún aula, que obligó a
    colocar calderos en el suelo para recoger al agua que caía.

Con estos datos, quizás se entiendan mejor las causas
del descenso en el número de matriculaciones. Y quizás ahora sí pueda
decir el consejero que es por culpa de ACEL, pero en todo caso será por
darlos a conocer y denunciar una situación de abandono del centro, y no
por la causa de la que nos acusa.

En http://www.cgt-cyl.org/spip.php?article686