El principio de igualdad en los salarios se está rompiendo en las grandes empresas. Ante la falta de una jurisprudencia clara se ha desarrollado toda una ingeniería jurídica que en definitiva implica menos retribuciones para los nuevos contratados.
Cobraba 300 euros menos al mes (un 17%) que muchos de mis compañeros. Tuve que aceptarlo, porque era eso o nada, y tenía un niña en camino», explica José López, uno de los afectados por la polémica escala salarial de Nissan Motor Ibérica, sobre la que el tribunal Supremo debe pronunciarse en breve. José, de 33 años, se ha ido equiparando salarialmente gracias al último convenio, pero no renuncia a los atrasos que le corresponderían si el Tribunal Supremo vuelve a dar la razón a CC. OO. y la CGT, los dos sindicatos que impugnaron la doble escala. Trabaja en la Zona Franca, en la línea de montaje de la furgoneta Trafic, y sabe bastante de diferencias salariales en el sector de la automoción, pues su hermano José, de 22 años, se encuentra ahora en Seat con el llamado contrato relevo que, en definitiva, significa cobrar de entrada un 30% menos.
La sentencia sobre el caso Nissan se espera con gran interés en medios jurídicos, pues se cree que marcará un antes y un después en este campo. «Hasta ahora la jurisprudencia es vacilante, contradictoria y escasa», explica Rafael Ortiz, especialista en derecho laboral de Garrigues, que durante 15 años fue director general de Relacions Laborals de la Generalitat. En efecto, hay sentencias contrarias y los propios sindicatos mantienen estrategias diferentes según la empresa de que se trate.
«Hay una dificultad inicial : no se puede vulnerar el principio de igualdad que establece la Constitución. Por eso, se ha desarrollado toda una ingeniería jurídica para dar cabida a las dobles escalas», admite Ortiz. «En definitiva, lo que persiguen las dobles escalas es reducir costes en empresas que, por la acción de los sindicatos o por beneficios obtenidos en el pasado, han alcanzado niveles salariales que no les permiten competir con una empresa de nueva creación», añade. ¿Es justo que los nuevos empleados cobren menos ? «Seguramente si van a una empresa de nueva creación también cobrarán menos», responde. Y recuerda que, de acuerdo con la legislación española, un cambio de este tipo sólo se puede establecer si hay acuerdo con la mayoría del comité de empresa. «Un trabajador en solitario siempre puede recurrir, pero entonces lo habitual es que la empresa lo equipare salarialmente y de inmediato lo despida», admite.
Nadie plantea abiertamente – los tribunales no lo admitirían- que hay dos tablas salariales distintas, sino que la diferencia se enmascara por diferentes vías. Por ejemplo, en Nissan se creó una nueva tabla con menos complementos que la anterior (se mantuvieron las condiciones para los empleados antiguos) ; y en Dammo Volkswagen Navarra se optó por una nueva clasificación profesional con salarios inferiores para los nuevos ingresos. Pero mientras en Damm y en Nissan el mecanismo ha sido revocado judicialmente, en VW Navarra la medida se ha considerado lícita. ¿Cúal es la clave ? Para los tribunales, el mecanismo sólo es aceptable si hay razones objetivas o razonables, por ejemplo si se crea empleo, y si la diferencia es proporcionada.
Los sindicatos CC. OO. y UGT consideran que mecanismos de este tipo sólo pueden aceptarse en situaciones coyunturales y excepcionales, aunque a veces hacen un balance positivo. «En La Caixa ha supuesto la contratación de 5.000 personas y ha facilitado la expansión de la caja», afirman fuentes de CC. OO. En la entidad de ahorros, el mecanismo – los nuevos cobraban aproximadamente un 10% menos- se estableció en 1995 y ya ha quedado suprimido con el último convenio.
Josep Montoya, secretario de política sectorial de UGT Catalunya, dice que «más que de dobles escalas salariales preferimos hablar de salarios de inserción» que generen o mantengan empleo. En cualquier caso, estas situaciones deberían ser – a juicio de Montoya- «limitadas y acotadas en el tiempo». Juan Manuel Tapia, responsable de negociación colectiva de CC. OO. Catalunya, cree que a la larga las dobles escalas perjudican también a las empresas porque opina que el hecho de que un empleado cobre menos que otro y los dos desempeñen el mismo trabajo acaba afectando a la productividad.
Hay casos recientes en que el rechazo a una doble escala ha acabado en pérdida de empleo. En el 2003, los propietarios de Taurus (Ramón Térmens y Jorge Tornini) desestimaron comprar la antigua Novalux (propiedad de Philips) por las dificultades para poner en marcha una doble escala salarial. Finalmente, Philips cerró la factoría y despidió al centenar de personas de la plantilla.
Fuente: La Vanguardia