se publicará pronto en francés en  Revista Ballast (http://www.revue-ballast.fr/)

original completo en castellano en: http://periodicoellibertario.blogspot.com.es/2016/01/entrevista-desde-francia-al-colectivo.html


1. Publicáis un libro sobre la historia del anarquismo en Venezuela. Interesémonos en el siglo XX. ¿Qué papel desarrolló el movimiento anarquista durante el período del puntofijismo y durante el “Caracazo” de 1989?
La presencia de grupos anarquistas durante el período democrático-representativo previo a la era chavista se puede dividir en dos lapsos: uno que va desde 1958 a 1970, donde la presencia marcada del exilio ibérico es la característica reconocible, hasta la desarticulación de la experiencia en la Universidad Central de Venezuela; y otro que va desde ese hecho hasta bien entrada la década de 1990.


Previó a ello, existió una vinculación entre algunos militantes de Acción Democrática y exiliados españoles de la CNT; Bernardo Pérez Salinas, José González Navarro, Augusto Malavé Villalba, Salom Mesa Espinoza y Francisco Olivo fueron algunos “adecos” que ayudaron a los anarcosindicalistas ibéricos desde 1945, facilitando su ingreso al país, ayudándolos a conseguir empleos y apoyándolos económicamente. A diferencia del PCV, URD o COPEI, en sus inicios AD fue un partido policlasista, profundamente agrarista y anti-imperialista que brindó apoyo logístico a los refugiados ibéricos.
Con el posterior envilecimiento de la socialdemocracia, la caída del poder adquisitivo, la derrota  del proceso de lucha armada que impulsó la izquierda marxista en la década de 1960, el continuo deterioro institucional y la infantilización de las dinámicas sociales, hubo un modesto resurgir y aparición de grupos anarquistas que rechazaban el statu quo socialdemócrata (fines de los 70 y años 80).

El “Caracazo” (27/2/1989) fue una explosión popular que tuvo ciertos rasgos de insurrección anarquistas (saqueos, ataque a la propiedad privada y casas de partidos, enfrentamiento desigual con el ejército, redes de complicidad entre saqueadores el grueso de la población, etc.) pero que no fue ni impulsada por los anarquistas ni tuvieron protagonismo relevante. Podríamos encontrar similitud de este estallido social con los motines de subsistencia de los siglos XV a XIX en Europa.

El “Caracazo” (27/2/1989) fue una explosión popular que tuvo ciertos rasgos de insurrección anarquistas (saqueos, ataque a la propiedad privada y casas de partidos, enfrentamiento desigual con el ejército, redes de complicidad entre saqueadores el grueso de la población, etc.) pero que no fue ni impulsada por los anarquistas ni tuvieron protagonismo relevante. Podríamos encontrar similitud de este estallido social con los motines de subsistencia de los siglos XV a XIX en Europa.
Lo que si hay que rescatar, es que el Caracazo dio inicio a una articulación y presencia de anarquistas en diferentes luchas gremiales, barriales, campesinas y estudiantiles; como fue la huelga de HRH, la presencia en la Asamblea de Barrios, las movilizaciones contra el paquete económico, las protestas contra la celebración del Quinto Centenario del “Descubrimiento” o la solidaridad con los campesinos de Los Cañizos-Palo Quemado (en el estado de Yaracuy).
En el libro Contracorriente: La historia del movimiento anarquista (1811-1998) del compañeros Rodolfo Montes de Oca, que saldrá a la luz este año de la mano de La Malatesta Editores en Madrid, se expone de forma cronológica y bien documentada la presencia anarquista durante este periodo.
2. ¿Qué relación teníais con la tentativa de golpe de Chávez en 1992 (apoyo, critico o condena)? ¿Y con el Movimiento Quinta República? ¿Ningún puente se dibuja con el “chavismo” antes de la llegada al poder en 1998?
El Libertario no existía –como publicación o como colectivo- en 1992. Aparece a mediados de 1995. Sin embargo, se expresó una clara y razonada opinión de rechazo al golpe militar de 1992 en Correo A, vocero anarquista que para entonces se publicaba en Caracas (ver http://correoa.blogspot.com). Por lo demás, era impensable cualquier relación o afinidad con la logia militar que propició el golpe, inspirada en ideas y objetivos del todo ajenos, e incluso hostiles, al socialismo libertario.
En cuanto al Movimiento V República (MVR), fue fundado tras la salida de prisión de Chávez y demás cabecillas golpistas en 1997. Dadas sus características (caudillismo extremo, pro-militarista, afinidad con las expresiones más autoritarias y retrógradas del panorama político del país, oportunismo que no le hacía ningún asco a las alianzas con sectores del capital nacional y transnacional, discurso desvergonzadamente demagógico), no buscamos ningún vínculo con obvio recelo, ya que nos generaba temores fundados sobre lo que representaría su eventual ascenso al poder, temores que empezaron a confirmarse desde el comienzo de la primera presidencia de Chávez en 1999. En nuestra web www.nodo50.org/ellibertario pueden consultarse las ediciones de El Libertario en aquellos años  para comprobar esto.
Adicionalmente, un integrante de nuestro Colectivo presenta a continuación un testimonio que amplia e ilustra esta respuesta:
«En mi caso personal fui uno de los cien fundadores del Movimiento Quinta República como lo pueden evidenciar los documentos constitutivos de esa organización política ante el Consejo Supremo Electoral como se denominaba a la sazón el organismo electoral venezolano. Fui testigo de excepción de la fundación de ese partido y percibí claramente que se trataba de una organización de naturaleza militarista y estalinista. El líder Hugo Chávez era quien decidía absolutamente todo en consonancia con los grupos asesores y los financista de su campaña electoral.
Era un movimiento heterogéneo porque participaban gente de la izquierda tradicional muy fracasada venida de una derrota militar, política y moral. Después de la frustración de la lucha armada. Chávez les daba oportunidad de una cuota de poder y eso fue un gran atractivo para quienes militaron en diversas parcelas marxistas: el Partido Comunista, la Liga Socialista, sectores del Bandera Roja y de Tercer Camino-Ruptura, el MAS, el MEP y toda la diversidad del espectro político de la denominada izquierda. Asimismo, había militares neofascistas que habían participado en la represión del 27 de febrero de 1987 con una formación reaccionaria propia de los administradores de la violencia del Estado en Venezuela.
Chávez era tan militarista que la tentativa ineficaz de golpe de Estado no tuvo ninguna actividad en los medios de difusión de masas ni una participación civil en su conducción, totalmente impregnada de oficiales de las Fuerzas Armadas. Una logia castrense pretendía tomar el poder sin requerir a la sociedad.»   3. Sois muy críticos en relación a la dicha “revolución bolivariana”. ¿Por qué no merece este nombre? ¿Qué balance hacéis de la “transición hasta el socialismo” a través del poder estatal?

 

se publicará pronto en francés en  Revista Ballast (http://www.revue-ballast.fr/)

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