El libro de Michael Joker ha visto la luz semanas atrás. Como quiera que su autor es inaccesible, le hemos propuesto una entrevista a Carlos Taibo, prologuista y traductor del texto de Joker.

La primera impresión es que la historia de España de Joker es ante todo un libro de política-ficción.

No lo veo así. Es un libro publicado en Islandia en 2034, y de resultas habla, inequívocamente, del pasado. Muestra, por lo demás, todos los patrones de un manual convencional de historia, con sus cuadros estadísticos, sus mapas y sus fotografías. Otra cosa es que uno deba aceptar la descripción e interpretación de los hechos que aporta Joker. Pero eso sucede con cualquier texto de historia. También con los de Juliá o Preston.

La primera impresión es que la historia de España de Joker es ante todo un libro de política-ficción.

No lo veo así. Es un libro publicado en Islandia en 2034, y de resultas habla, inequívocamente, del pasado. Muestra, por lo demás, todos los patrones de un manual convencional de historia, con sus cuadros estadísticos, sus mapas y sus fotografías. Otra cosa es que uno deba aceptar la descripción e interpretación de los hechos que aporta Joker. Pero eso sucede con cualquier texto de historia. También con los de Juliá o Preston.

Cuando te topaste por vez primera con el trabajo de Joker, ¿cuál fue tu impresión?

Me pareció –era inevitable– un texto extraño y, en primera instancia, pensé que era un ejercicio de imaginación, sin más. Como acabo de sugerir, esa primera impresión se difuminó enseguida, y ello aunque por momentos no quedase más remedio que reír entre tanta tragedia. Como señalo en el prólogo, en el texto de Joker sólo faltan meteoritos y erupciones volcánicas. Pero hay descripciones pormenorizadas de procesos que hoy es fácil intuir. Por ejemplo, la fusión de PP y PSOE al calor de la doble miseria de la deuda y de la tecnocracia.

El núcleo del relato de Joker es el colapso del Estado español, y más allá de ello, el de la propia sociedad española.

Así es. Si se trata de resumir el argumento principal, Joker acomete una detallada consideración de cuáles fueron los fundamentos de ese doble colapso: una crisis social agudísima –ya estamos en ella–, el despliegue de un régimen autoritario en toda regla, siempre impregnado por el nacionalismo español, los efectos indelebles del cambio climático y las secuelas, en fin, del encarecimiento y el agotamiento de la mayoría de las materias primas energéticas que empleamos, con los correlatos de crisis alimentaria y expansión de muchas enfermedades. Debo subrayar que no hay ningún ejercicio de imaginación en el análisis de Joker: los mencionados son procesos que están abiertos ya hoy en día.

Sugieres en algún momento de tu prólogo que por muchos conceptos Joker quedó seducido por la excepcionalidad española. El proceso retratado en el libro, ¿da razón de ese interés de Joker?

Creo que sólo parcialmente. Aunque en el colapso que Joker dibuja hay elementos que remiten a esa excepcionalidad por la que me preguntas, me parece que son más relevantes los que nos hablan de procesos generales, casi planetarios, como es el caso de la corrosión terminal del capitalismo y de la crisis ecológica.

El encadenamiento de los hechos deja en mal lugar, en la crisis española, a la Unión Europea.

Y tanto. Esa crisis mucho le debe a la gigantesca estafa de la deuda, que se halla en la trastienda del hundimiento del régimen forjado, algo más de treinta años atrás, al calor de la transición, de la efímera guerra civil que se hizo valer en 2016 y del protectorado internacional posterior, en los hechos una dictadura en toda regla encabezada por E. Motín. Quienes creyeron que la UE iba a ser una salvaguarda de derechos, libertades y prosperidad se equivocaron palmariamente. Configuró, antes bien, un ariete al servicio de los poderosos.

¿No hay cierta voluntad de broma en el libro de Joker?

No estoy en condiciones de juzgarlo. Pero mi impresión es que muchas de las aseveraciones que incluye el libro, y que desde la atalaya de 2013 nos pueden parecer imaginativas de más, bien pueden no serlo en absoluto, habida cuenta de los proyectos enloquecidos que acarician nuestros gobernantes. Me temo, por proponer un ejemplo, que el AVE que recorre el camino de Santiago o el que pasa a comunicar Madrid y Barcelona en cuarenta escuetos minutos bien pueden quedarse cortos en su condición de proyectos estrambóticos. Esto al margen, cualquiera que lea el capítulo inicial del libro se percatará inmediatamente de que Joker asume un ejercicio serio de descripción de las miserias que se hicieron valer entre 1975 y 2013.

Con broma o sin ella, me parece que Joker por encima de todo desea ponernos sobre aviso ante lo que nos espera.

Subrayo una vez más que no es eso lo que se deduce del libro. Este último aspira sin más a recoger lo que ocurrió entre 2014 y 2033. Pero es cierto que Joker lanza reproches directos a quienes, a principios del siglo XXI, esquivaron deberes elementales de prudencia. Y, pese a que no siempre es explícito al respecto, nos pone sobre aviso, en efecto, ante la urgencia de buscar una salida inmediata del capitalismo –ahí están las icarias que describe de forma puntillosa– y encarar con arrestos la represión general que ya padecemos.

Me hace gracia, en fin, que el libro de Joker tenga dispar ubicación en las librerías: si en unas está en la sección de política, en otras en la de ciencias sociales y en algunas en la de historia, no faltan aquéllas en las que se halla en las mesas de ciencia ficción. ¿Dónde lo colocarías tú?

En la sección de autoayuda. De autoayuda colectiva, claro.

 


Fuente: P. Maceiras