Quien conoce del movimiento anarquista contemporáneo sabe que decir Octavio Alberola es mentar a un militante libertario español veterano de la lucha antifranquista, que a pesar de sus años continúa tan activo e inclaudicable como ayer.
Entrevista con el veterano militante Octavio Alberola sobre la perspectiva ácrata sobre Cuba.
Quien conoce del movimiento anarquista contemporáneo sabe que decir Octavio Alberola es mentar a un militante libertario español veterano de la lucha antifranquista, que a pesar de sus años continúa tan activo e inclaudicable como ayer.
Entre otras actividades, en la actualidad es animador de los “Grupos de Apoyo a los Libertarios y Sindicalistas Independientes en Cuba”, GALSIC, una red de apoyo y denuncia la cual junto al Movimiento Libertario Cubano en el exilio denuncia desde la perspectiva ácrata los excesos de la dictadura omnímoda de Fidel Castro.
El Libertario tuvo el placer de realizar la siguiente entrevista sobre su actividad y parecer con respecto a la isla caribeña.
Pero nuestra crítica al castrismo -porque la llamada “revolución cubana” no es otra cosa que un sistema de poder totalitario al servicio de Fidel Castro- va más allá de la simple reivindicación de esas libertades. Los anarquistas hemos luchado siempre y seguiremos luchando por la emancipación humana, para acabar con la explotación y la dominación. Y no sólo de una clase por otra, sino del hombre por el hombre. El ideal comunista preconizaba una sociedad sin explotados ni explotadores, sin dominados ni dominadores.
En consecuencia, la revolución debía servir a destruir las estructuras que permiten al Capital y al Estado explotar y dominar. Un cambio político que no destruye estas estructuras, que sólo las pone al servicio de un nuevo grupo social, de un partido o de un Jefe, no le cambia al trabajador su condición de explotado, y al ciudadano su condición de dominado. Un tal cambio no es pues una revolución social, salvo que se entienda por tal el simple cambio de gobernantes a través de un golpe de Estado o de una insurrección armada.
Y eso es lo que sucedió en Cuba : Batista fue reemplazado en el poder por Castro. Sólo que, para consolidar su hegemonía y perpetuarse en el poder, Castro se sirvió de una coartada ideológica, la “revolución” marxista, identificando ésta a su persona y viceversa. No fue el primero en darse esta coartada, antes que él lo habían hecho Stalin, Mao y muchos de los Jefes de las luchas de descolonización en Asia y África para apoderarse del poder y perpetuarse en él. De ahí que, como en todos eso casos, en Cuba también ese tipo de revolución sólo significó la imposición de una dictadura totalitaria y del capitalismo de Estado. Es decir : los trabajadores a obedecer y trabajar. El poder y los privilegios a los burócratas, a la nueva nomenclatura. Por eso en ninguna de esas “experiencias” se puso fin al salariado, a los servicios represivos, al ejército, etc. Al contrario, se impuso un sistema de control policíaco y de partido único, sindicato único, prensa única, etc., para mantener al pueblo sumiso e impedir que pensara por sí mismo. Criticamos y denunciamos la llamada “revolución cubana” porque al presentarla demagógicamente como tal, como todas las otras del mismo signo, no sólo se contribuye a pervertir la idea de revolución, sino que se contribuye a que millones de explotados, en Cuba y en el mundo, renuncien a la lucha por la emancipación. Todas esas pretendidas revoluciones sólo han servido para destruir la aspiración emancipadora en el seno de la clase trabajadora y consolidar el capitalismo : en tanto que sistema y como generalización del individualismo. Al extremo de que el Dólar se ha convertido en el referente cotidiano, no sólo en los USA, sino también en Rusia, China… y Cuba.
Es verdad que en Cuba -como en los otros países de comunismo oficial- se puso fin a la propiedad privada, a casi toda, y que todo quedó -por lo menos oficialmente- propiedad del Estado. Pero eso no puso fin a las desigualdades, puesto que los que se quedaron con el Estado pudieron controlar en su beneficio la distribución del usufructo de la propiedad nacional, de las riquezas que esa propiedad generaba y genera. Fue la culminación del proceso de concentración y monopolio capitalista por una sola empresa : el Estado -y en Cuba por el castrismo y Fidel. Es como si en los EE UU la empresa Coca Cola se hubiese hecho con el monopolio de todas las empresas, de toda la economía, y el Estado estuviese dirigido por los cuadros de la empresa Coca Cola y su director se perennizara en el poder, como Fidel. Los ciudadanos estadounidenses habrían quedado totalmente dependientes de la voluntad de esa empresa, de su dirección empresarial ; como los cubanos de la empresa castrista y su gerente el Comandante en Jefe. Esa dependencia económica implica una dependencia política y social total, no quedando a la disidencia otra alternativa que la clandestinidad o la cárcel. El capitalismo de Estado convierte al trabajador en un explotado que debe aceptar resignadamente la explotación para no ser considerado traidor a la Revolución… Ese sistema es el paradigma del Capitalismo, es el Capitalismo total.
Las últimas medidas “anticastristas” decididas por el gobierno de Bush lo han probado. En principio, Bush dice que las ha tomado para debilitar a Castro y facilitar “la transición a la democracia para el pueblo cubano”. Aunque todos sabemos que es pensando en ganar votos entre los exiliados cubanos de Miami a favor de su reelección… Castro, con el pretexto de defender Cuba y el pueblo cubano de la agresión imperialista, ha reaccionado subiendo precios y reduciendo el alcance de la cartilla de racionamiento… Cuando todos sabemos que son los cubanos más pobres los primeros y los más perjudicados por la medida castrista.
Al pueblo cubano se le ha hecho, durante más de cuarenta años, el mismo chantaje de parte de unos y otros, y, durante todo este tiempo, el único que ha padecido las consecuencias es el pueblo cubano. La tragedia de los balseros muestra la falta de humanidad de los dos gobiernos : el gobierno castrista por ser el responsable de ese éxodo, y el gobierno estadounidense por haber devuelto muchos balseros a las autoridades cubanas. En realidad, al gobierno estadounidense le va muy bien que Castro reprima a los que quieren escapar de la isla y que tenga al pueblo cubano sometido. Eso es lo que los yanquis exigen de otros gobernantes en América Latina. Para nosotros no se trata pues de un “mal menor”, de un “enemigo menor”. En los dos casos se trata de gobiernos que quieren pueblos sometidos y que, en la medida que pueden, los explotan y oprimen. Bush también quisiera poder imponer un partido único, un sindicato único, una prensa única… Pero, en todo caso, son los cubanos que deben, que deberían poder decidir si el “enemigo menor” es el uno o el otro. Y deberían poder decidirlo en plena libertad.
HAY HOMBRES QUE LUCHAN TODA LA VIDA…
Estaba pues al corriente de la posición del movimiento anarquista en Cuba. Lo que pasaba era que había mucha desconfianza sobre la verdadera ambición de Fidel, al que sus seguidores querían convertir ya entonces en un caudillo. Yo tuve que intervenir personalmente para evitar enfrentamientos violentos entre partidarios del 26 de julio y otros grupos de opositores a Batista que no aceptaban que les impiusieran el liderazgo castrista. Siempre traté de convencer a unos y otros de que la lucha contra la dictadura debía ser prioritaria, que las ambiciones personales o de partido debían quedar en un segundo plano.
Por eso, aunque finalmente Fidel haya acabado imponiendo su hegemonía y su dictadura se haya prolongado durante tantos años, sigo creyendo que nuestro deber entonces era el de luchar, como lo hicimos, contra la dictadura de Batista. El hecho de no haber sido capaces de impedir la deriva autoritaria-totalitaria de ese movimiento antidictatorial no pone en causa la prioridad de entonces. La efervescencia revolucionaria-libertaria que el derrumbe de la dictadura produjo la justificaron y me parece que la siguen justificando plenamente. De lo que se trata ahora es que esa esperanzadora experiencia de los primeros momentos de la “Revolución cubana”, que en algunos casos fue auténticamente revolucionaria y que fue la que le atrajo tantas simpatías, no quede borrada de la historia por la realidad dictatorial posterior. De ahí la importancia de recuperar y salvaguardar su memoria.
En 1961, con Víctor García (Germinal Gracia), participé en una gira de conferencias en los medios anarquistas españoles exiliados en Francia e Inglaterra para denunciar la deriva totalitaria de la “Revolución cubana”. La cuestión entonces era que aún se confiaba en la capacidad del movimiento popular para reaccionar e impedir la total confiscación de la revolución por el castrismo. Pero muy rápidamente se vio la realidad del alineamiento castrista con el comunismo totalitario soviético y se supo de la persecución de que eran víctimas los anarcosindicalistas cubanos.
Actualmente no creo que haya un anarquista que manifieste alguna complacencia alguna con la dictadura castrista. En toda la prensa anarquista internacional han tenido eco las campañas contra la paranoia represiva del Stalin caribeño. La demagogia castrista sólo sigue engañando a los incondicionales o a los que se aferran al mito para justificar sus propias claudicaciones revolucionarias
SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO, NO CON CASTRO
La idea inicial era crear una coordinación internacional con representación de todas las organizaciones libertarias para aportar una solidaridad concreta a los libertarios y sindicalistas independientes cubanos ; pero, a pesar de que todas se han manifestado favorables a la propuesta, ésta no ha sido aún posible concretizarla. No obstante, todas colaboran en la difusión del boletín CUBA libertaria. Por el momento, lo esencial es potenciar esa voluntad solidaria y asegurar la relación de los anarquistas con vistas a ese objetivo. Es decir : estar presentes y mostrar a unos y otros que los anarquistas no renunciamos a la lucha por la libertad y la emancipación humana, en Cuba y en el mundo.
El dinero prometido por Bush, para “ayudar a la transición democrática en Cuba”, sólo irá a ese sector reaccionario que le importa un pepino la suerte del pueblo cubano. Y el gobierno castrista, claro está sólo hablará de esta disidencia… En la isla y en el exilio hay grupos disidentes que rechazan al mismo tiempo la dictadura castrista y el imperialismo americano. Grupos que se oponen al capitalismo de Estado castrista, pero también al capitalismo en cualquiera de sus formas : sean neoliberales o arcaicas.
Muchos de los sindicalistas independientes saben que su principal tarea será reconstruir los sindicatos para luchar mañana contra la otra cara de la explotación : la del capitalismo privado. Que será tan salvaje como se ha mostrado ya en los países que han transitado del totalitarismo comunista a la democracia capitalista. Y tanto más que ese nuevo capitalismo será el resultado de la alianza del capitalismo exterior con las mafias burocráticas actualmente en el poder en Cuba.
La presencia de grupos anarquistas dentro de la isla no es actualmente verificable… La brutalidad de la represión y los pocos medios con que cuentan los libertarios cubanos exiliados no permiten ir más allá de mantener algunos contactos individuales. No obstante, como ha pasado en todos los países que se liberaron de las dictaduras comunistas, la emergencia de grupos y sindicatos libertarios es previsible, y muy probablemente en las modalidades más actuales del antiautoritarismo.
De lo que se trata es que los cubanos puedan leer lo que el poder actual les oculta. Es posible que, entre los promotores de las Bibliotecas independientes, los haya con intereses políticos o religiosos, y que en sus bibliotecas también se aplique una cierta censura ideológica ; pero estamos convencidos de que no son esos intereses los de la mayoría de ellos. Sin duda es una forma de resistencia pasiva, pero muy activa, a la censura ejercida desde el poder castrista. El simple hecho de ofrecer libremente, a los cubanos que lo deseen, la posibilidad de leer libros que no se encuentran en las bibliotecas oficiales, o que la mayoría de los cubanos no pueden adquirir, es ya en sí una iniciativa loable y a la cual debemos contribuir aportando la literatura que todos los poderes (políticos, económicos y religiosos) tratarán de censurar.
Esta no es, claro está, la única forma de solidarizarse con el pueblo cubano en las difíciles circunstancias actuales. En la medida de lo posible instamos a que se condenen todas las medidas que afecten su vida cotidiana : ya vengan del gobierno castrista o del gobierno de los EE UU. Y, por supuesto, apoyamos el que se envíe ayuda directa a los cubanos necesitados, sin pasar, claro está, por las vías oficiales que se apropian o desvían esas ayudas con intereses partidarios. Aunque seguimos pensando que la principal forma de materializar la solidaridad es la de testimoniarla, cada vez que se pueda, denunciando la represión castrista contra toda forma de disidencia.
EL FUTURO
Ninguno de esos poderes quiere, evidentemente, el fin violento y radical de la dictadura castrista, y mucho menos que el pueblo lo pueda aprovechar para intentar hacer la verdadera revolución social que el castrismo castró. Lo único que se está negociando y se acabará de negociar entonces es la repartición del poder y de las riquezas de la isla, de las propiedades que hoy son del Estado y que la nomenclatura castrista y la de Miami se disputan o se repartirán : como sucedió ya en los otros países con regímenes semejantes. La actual relación de fuerzas no permite vislumbrar otro futuro.
Desgraciadamente, cuarenta y tanto años de dictadura y de demagogia comunista han aniquilado lo que quedaba de movimiento obrero y de tradición de lucha reinvindicativa, imponiendo la resignación y la desunión entre los trabajadores. No obstante, los trabajadores cubanos tendrán que unirse y luchar de nuevo contra el capitalismo privado. Por ello es necesario y urgente ayudarles a recuperar la memoria histórica del movimiento obrero cubano que el castrismo ha desvirtuado tan descaradamente, y por ello habrá que ayudarles, tan pronto se pueda, a reconstruir sindicatos auténticamente de clase e independientes del Estado y de toda fuerza política que pretenda transformarlos de nuevo en correa de transmisión…, como lo son hoy del poder castrista. Creo que ésta será y ya es la tarea prioritaria para continuar la lucha contra la explotación y la dominación.
Par : acratador