- ¿Cómo surge la Federación de Anarquistas de Gran Canaria?
Surge de la confluencia de los intereses y las inquietudes de un grupo de gente que coincidieron en un mismo momento y un mismo lugar: el 15-M. La mayoría de nosotros llevaba ya bastante militancia a las espaldas (unos en CNT, otros en grupos de afinidad específicos, movimiento anti-militarista, etc.), pero fue en “la plaza” donde todos aquellos que creíamos que éramos los únicos en la isla nos dimos cuenta de que nos equivocábamos y empezamos a relacionarnos.
Al principio, éramos simplemente un grupo que nos reuníamos por afinidad; después vimos la necesidad de empezar a actuar de forma coordinada y autónoma, ajena al 15-M (una de las premisas del grupo [por entonces nos llamaban “el bloque negro”] fue que en las asambleas de “el bloque” no se hablaba del 15-M, para no caer en manipulaciones ni dirigismos). Cuando se empezó a sumar gente de otros municipios, en grupos más o menos estables (desde formaciones espontáneas a organizaciones históricas), fue cuando se consideró oportuno la creación de una Federación.
Al principio, éramos simplemente un grupo que nos reuníamos por afinidad; después vimos la necesidad de empezar a actuar de forma coordinada y autónoma, ajena al 15-M (una de las premisas del grupo [por entonces nos llamaban “el bloque negro”] fue que en las asambleas de “el bloque” no se hablaba del 15-M, para no caer en manipulaciones ni dirigismos). Cuando se empezó a sumar gente de otros municipios, en grupos más o menos estables (desde formaciones espontáneas a organizaciones históricas), fue cuando se consideró oportuno la creación de una Federación. De ahí proviene la actual FAGC.
– ¿Al ser una «federación de anarquistas» y no una «federación anarquista» se trata de una federación de individualidades? ¿Cuál es el proyecto detrás de la FAGC?
En realidad lo de “federación de anarquistas” en vez de “federación anarquista” surgió de forma más bien circunstancial. Es cierto que nuestra idea primera era dar a entender que se buscaba la participación de la mayoría de anarquistas, que en la isla permanecían mayoritariamente aislados. Sin embargo, cuando la gente hablaba (incluyendo algún medio burgués) de una u otra forma, no le dábamos demasiada importancia. Hoy día nosotros mismos usamos ambas formas, porque en el fondo nos resulta irrelevante.
En cuanto a cuál es el proyecto que hay detrás de la FAGC, es el mismo que el que hay delante: buscar la máxima coordinación de grupos e individualidades anarquistas a fin de poner en marcha proyectos, acciones y campañas de difusión que acerquen el mensaje anarquista a sus receptores naturales: los oprimidos.
Nuestro fin inmediato es el mismo que nuestro fin último, no importa el volumen de trabajo que haya entre ambos. Nuestro proyecto se llama Anarquía, y como estamos convencidos de que los medios no pueden diferir de los fines, intentamos construir el camino hacia ella tal y como recomendaba Bakunin: realizando en el presente los actos que se consideran propios del futuro.
– ¿Tiene arraigo en toda la isla o es un proyecto más de Las Palmas?
Aunque en Las Palmas se concentra el mayor número de militantes, también hay militancia en Telde (la otra gran ciudad, en número de habitantes, de la isla), en el sur y ahora empieza también a haberla en el norte.
– Ahora parece que la gente libertaria vuelve a hablar de organización. ¿Hay alguna iniciativa para coordinar o federar anarquistas de todas las islas?
La verdad es que ésa es nuestra intención. Ya uno de nuestros compañeros lanzó un escrito para intentar ir calentando el debate a ese respecto (“Por un objetivo común: Entente y Estrategia. Sobre la necesidad de coordinarse en el Movimiento Libertario”). Teniendo en cuenta que la situación ya empieza a estar madura y que hay núcleos anarquistas importantes (o de relativa importancia) en Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura (y seguramente también tiene que haber actividad, desconocida por nosotros, en el resto de islas occidentales), queremos empezar a dar los primeros pasos para ir tendiendo los puentes de un encuentro inter-insular. Las II Jornadas Anarquistas que vamos a celebrar del 12 al 16 de septiembre pueden ser la excusa perfecta para que algunos nos veamos las caras por primera vez y podamos empezar a diseñar la creación de una Federación o Coordinadora a nivel de todo el Archipiélago.
En las circunstancias actuales, realizar dicha coordinación no es una cuestión de conveniencia y deseo, sino de pura supervivencia. En septiembre va a empezar una guerra social (podríamos llamarla la batalla de otoño) como no se había visto desde hacía mucho tiempo; quienes no estén preparados serán barridos, y no solamente por la historia y los acontecimientos… Se avecina tormenta, y las fuerzas de la reacción coaligadas con los organismos de control social (que van desde la policía hasta los sindicatos amarillos) se preparan para asestarnos un golpe definitivo antes de que se nos ocurra preparar la ofensiva contra ellos. Quienes para entonces no se hayan pertrechado y organizado (aunque sea al estilo de la “Asociación de Egoístas” de Stirner) tienen que ser conscientes de que sólo se les dedicará, si tienen suerte, el ¡ay de los vencidos!
– ¿Hay más colectivos libertarios en Gran Canaria? ¿Cuál es vuestra relación con ellos?
Hay dos o tres, que tengamos constancia. Hay un Centro Social Okupado, está el núcleo confederal de la CNT y algún que otro grupo autónomo. Por su parte, aunque la CGT no hace en la isla difusión de corte libertario, tenemos constancia de que algún que otro compañero ácrata está afiliado. En cuanto a nuestra relación: siempre que hemos podido hemos participado con los compañeros y compañeras en actos conjuntos, y la mayoría de ellos han estado relacionados de alguna manera con la FAGC, algunos han contribuido a su desarrollo y otros incluso pertenecen o han pertenecido a ella.
Ciertamente, no todos militamos de la misma manera –lo cual es positivo–, y eso hace que el nivel de participación en determinadas luchas abiertas no sea el mismo (lo hemos visto en los enfrentamientos con la policía del 1º de Mayo, en la jornada de solidaridad con la lucha minera del 18-J o en las movilizaciones del pasado 19 de julio). Pero el camino es largo, y los motivos para confluir demasiado pesados como para rehuirlos.
– ¿En qué tipo de luchas ha estado implicada la FAGC como tal? ¿y a nivel individual?
Uf, la verdad es que la relación sería larga. Un año nos ha dado para mucho. Pero vamos a intentar hacer un resumen más o menos cronológico: nos hemos implicado, a nivel de acción directa, en el conflicto laboral de la empresa Santana Cazorla; también en la okupación de casas abandonadas (con la finalidad de proporcionarle techo a personas sin hogar [incluyendo a los miembros de movimientos sociales desalojados]); hemos iniciado una campaña de desenmascaramiento de los organismos paraestatales de desmovilización social (centrado principalmente en los sindicatos amarillos, pero también en otra clase de organismos –supuestamente sociales–), manteniendo una actitud crítica en todas las movilizaciones y llegando en una de ellas a quitarle la cabecera de la manifestación a los del “sindicato libre”; cuando un atentado patronal se ha cobrado la vida de un trabajador, nos hemos congregado –junto a la CNT– delante de la sede de los asesinos (CEOE, Cámara de Comercio, federaciones de constructores, etc.) y sus cómplices por omisión (CCOO y UGT), arrojando como resultado –al igual que en otras ocasiones– algún altercado; hemos participado en evitar todos aquellos desahucios de los que hemos tenido constancia; iniciamos una campaña de abstención masiva que tuvo buena acogida en la isla; participamos –y seguimos participando– en la liberación y expropiación de espacios agrícolas abandonados, como medio de manumisión de los más depauperados (la idea es destinar la mayoría de lo cosechado a personas y familias sin recursos hasta que ellas mismas puedan aguantar el peso de un sacho); participamos de forma permanente en la difusión de la Idea y la sensibilidad ácrata, sea a través de nuestro programa de radio (Voces Libertarias), de nuestra web, de nuestras Jornadas Anarquistas, de nuestros panfletos, trípticos y cartelería de elaboración propia; hemos mandado al “paro” a algún fascista (posiblemente confidente) infiltrado en los movimientos sociales; con motivo de la navidad iniciamos una campaña de apostasía; hemos constituido piquetes y efectuado numerosos cortes de carretera como objeto de múltiples reivindicaciones; con motivo de la huelga de consumo (enmarcada dentro de la Huelga General del 29 de Marzo) llegamos a “socializar” brevemente una guagua (en esa misma jornada convocamos un Bloque Crítico bastante numeroso); hemos luchado decididamente por redefinir el 1º de Mayo como un día de lucha obrera sin cuartel, a fin de poner un tocón que marque la lucha cotidiana de días venideros (los enfrentamientos con la policía en dicha fecha, en los que posteriormente se implicó la mayoría de manifestantes, demuestran que se está empezando a perder el miedo. De hecho, nadie recuerda que acontecimientos como esos hubieran sucedido antes en la isla); hemos secundado en varias ocasiones (traspasando satisfactoriamente la difícil frontera de convocar en solitario) las llamadas de solidaridad con los mineros (recibiendo duros y constantes ataques policiales); hemos iniciado una campaña anti-represiva y una específica de desprestigio –de “guerra de tinta”– contra los cuerpos de inseguridad del Estado; ahora mismo, junto a la huerta socializada, la radio, la perspectiva de okupación urbana, la realización de nuestras II Jornadas Anarquistas, defendernos del constante acoso policial y ver qué más se puede preparar para septiembre, nuestra prioridad es tratar de introducir nuestro mensaje en los barrios “desde dentro”, es decir, movilizar a los que no tenemos nada.
A nivel individual algunos compañeros están muy comprometidos con el mundo laboral, otros con el movimiento estudiantil y sus luchas; los hay que siguen perteneciendo al 15-M, también a Stop Desahucios; como ya dijimos, algunos proceden del movimiento anti-militarista, alguno que otro del ecologista/anti-especista, lo cual marca sus preferencias. Al ser una Federación, cada individuo o grupo es autónomo de desarrollar sus propias dinámicas, y es así como se hace posible que un grupo de compañeros haya estado muy comprometido con una campaña contra Monsanto, mientras que otro, de reciente creación, llamado irónicamente FAGC YOU, se concentra en la labor callejera y en soliviantar los ánimos de los barrios contra las fuerzas represivas.
– ¿Qué estrategia le propone la FAGC al movimiento libertario? ¿Habrá pasos intermedios? ¿Hay un «proyecto de país», un «programa» detrás?
Sentimos decepcionar a los compañeros más etapistas, pero la mayoría de nosotros estamos convencidos de que para propiciar un cambio real debemos aspirar a cambiar (con todo lo que significa este verbo) profundamente la realidad, tal y como para efectuar un movimiento hay que estar dispuestos a moverse.
Para realizar determinados pasos intermedios que acaben perfeccionando el sistema, parcheando sus fugas, haría falta (como explicaba Max Nettlau) “mucho poder” (poder que no queremos) o “mucha fuerza”, y si tuviéramos esta última lo lógico sería aplicarla de una forma muy distinta. Enredarnos en proponer nacionalizaciones o impuestos progresivos, cuando tener la fuerza suficiente para “imponerles” estas cosas a las clases dirigentes significa tenerla también para socializar y barrer sin preámbulos las clases sociales, es como insistir en ser los médicos del matrimonio Estado/Capital cuando deberíamos ser sus sepultureros. Si la solución está a tu alcance: aprovéchala. Si no, crea el camino para llegar a ella, porque pensar que en un marco de economía capitalista se puede evitar la compraventa de armas, la corrupción política (tautología) o se puede inocular ética en la banca, es más ingenuo y “utopista” que instaurar mañana mismo la Anarquía.
Ya lo decía Audre Lorde: “Las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo. Quizá nos permitan obtener una victoria pasajera siguiendo sus reglas del juego, pero nunca nos valdrán para efectuar un auténtico cambio”.
Puede que el “programa de máximos” no tenga muy buena prensa en nuestros medios más “serios”, pero ese programa es al que recurre el pueblo de forma espontánea en cuanto algo se fisura en el status quo. De la Comuna de París a nuestros días no ha dejado de ser así. Cuando en Argentina la economía quebró, la gente recurrió a la socialización de fábricas (sin jefes, con asambleas, etc.). Tanto allí como en Grecia o en el Estado español en la actualidad, la gente ha descubierto una forma de gestión directa de los problemas sociales y económicos ajena al poder: las Asambleas Populares. Lo que nosotros le proponemos a la sociedad es muy básico y ya lo hemos recogido en uno de nuestros textos (“¿Qué alternativa le ofrecemos los Anarquistas a la Sociedad?”): socializar medios de producción y bienes de consumo; garantizar el libre acceso al consumo; gestión directa de los trabajadores de su lugar de trabajo, y de los habitantes de su lugar de residencia; organización de lo sencillo a lo complejo a través de federaciones autónomas y soberanas; autonomía individual; etc. A esto es a lo que aspira una sociedad no tutelada o una a la que la desesperación le ha hecho agotar todas las demás alternativas. Por lógica éste es nuestro momento, pero que no nos engañen las condiciones objetivas; también lo ha sido en otras ocasiones y no hemos sabido aprovecharlo. No obstante, aprender a fracasar significa aprender a ganar.
El problema, y es ahí donde entra la cuestión de la estrategia, es que se cree que para llegar a un enclave como el descrito es necesario “adoctrinar” al “pueblo”, darles a conocer, de forma cuasi religiosa, la “palabra”, cuando la realidad es que ese llamado pueblo nunca hará propio nada que no provenga de su interior. Insistimos demasiado en “colonizar” ideológicamente, en evangelizar, en lanzar un mensaje “desde afuera”, exógeno, cuando la realidad es que uno sólo acepta lo que previamente conoce y le resulta familiar. Contrariamente a lo que se piensa, para llegar a ese “programa maximalista” lo que es necesario es implicarse en todas y cada una de las luchas sociales que se produzcan, y si son inminentemente parciales nuestra misión es radicalizarlas. Ya lo explicaba Malatesta: “Quedémonos siempre en medio de la masa popular y acostumbrémosla a tomarse aquellas libertades que con las buenas formas legales nunca le serían concedidas”. La mayoría de nosotros (los anarquistas) creemos desgraciadamente que la idea es “convertir” al pueblo a nuestros intereses, cuando la realidad es que debemos empezar a preocuparnos por lo que le interesa verdaderamente al pueblo (que más que el futbol y la cultura de masas es, sobre todo en estas circunstancias, el pan y la sal). Como proponían los nihilistas rusos, la idea es “ir al pueblo” si quieres que él vaya luego hacia ti, y una vez dentro del pueblo, trabajando con el pueblo, siendo pueblo, el mensaje saldrá de sus mismas entrañas y ya no será una propuesta externa y peregrina, sino una idea propia.
– ¿Colaboráis con otros grupos no anarquistas a la hora de movilizaros?
Nosotros tenemos una premisa muy simple: quien quiera luchar con nosotros que lo haga en las barricadas, y no en una mesa redonda. Nos negamos por sistema a mantener reuniones formales o a participar en asambleas en las que se diriman cuestiones ideológicas con grupos no anarquistas. Ni nosotros aspiramos a convencerlos a fuerza de insistencia ni ellos pueden intentar hacerlo con nosotros. Cuando alguien nos ha solicitado alguna de estas reuniones siempre hemos contestado: “¿queréis coordinaros? Pues entonces demostradlo en la “lucha callejera”, porque la única unidad posible es la que se demuestra en la barricada”. Sólo ofrecemos y aceptamos trabajo, y es en función de éste que nos relacionamos.
Pondremos un ejemplo. En el último 1º de Mayo le propusimos a varios grupos celebrar una asamblea popular como forma de boicot a los cansinos mítines sindicales. Tanto la CGT como Azarug, y un par de compañeros de la CNT, confirmaron que participarían. Cuando llegó el momento y se vislumbró una fuerte presencia policial, los miembros de la CGT desertaron y se fueron a su local mientras que los de Azarug siguieron adelante (grupo ante el que manteníamos todas nuestras reservas porque, aunque militan algunos libertarios en ella, es claramente una organización en la que preponderantemente participan nacionalistas). De igual forma, cuando el 11-J se propuso un corte de calle a determinados grupos, sólo lo secundaron los aludidos de Azarug más los miembros de Estudiantes Pre-parados, mientras que los del PCPC (con la honrosa excepción de algún militante aislado y cabreado con su partido) se fueron corriendo con la excusa de celebrar un acto que al final nunca realizaron. En varias ocasiones comprometidas, de enfrentamiento callejero directo o de urgencia solidaria, compañeros anarcosindicalistas muy cercanos a nosotros se han inhibido de participar, mientras que otra gente desconocida, de “pendón” distinto al nuestro, se ha mojado (aprovechamos el momento para aclarar que si los miembros de la CGT de Las Palmas se comportaron en 1º de Mayo como hemos descrito, sus homólogos de Tenerife hicieron por lo menos un comunicado solidarizándose con nosotros después de la represión del 18-J. Sin acritud, pero creemos que es la única organización autodenominada libertaria, de todas las del Archipiélago, que lo ha hecho de forma pública. Pero ya lo decía Armand: “solidaridad forzada no merece tal nombre”).
En definitiva, no son las ideas preconcebidas ni los prejuicios los que nos marcan con quién trabajar o quién no, es el propio trabajo. La experiencia nos ha demostrado que una persona puede llamarse libertaria y ser muy inactiva o comportarse de forma autoritaria y conservadora; mientras que una que desconoce dicha etiqueta o que se da otra distinta puede comportarse de forma combativa, revolucionaria y anárquica.
– ¿Qué luchas actuales consideráis más interesantes o inspiradoras en el panorama canario?
Hay muchas luchas actualmente consideradas endémicas del Archipiélago, como puede ser la lucha contra las prospecciones petrolíferas, la degradación constante y reiterada del frágil ecosistema del Archipiélago con fines especuladores (como bien decís en vuestra portada: “el fuego es político”) y que –después de Extremadura– Canarias es la región del Estado español más empobrecida y con más desempleo (además de ser una de las que tiene el mayor índice de desahucios), algo que afecta con especial virulencia a la población inmigrante. Sin embargo, si se mira bien, lo que pasa aquí es una demostración similar, aunque exponencialmente superior, de lo que está pasando en todo el mundo o de lo que les está a punto de pasar. En todas partes se vende “pan para hoy y hambre para mañana” destruyendo despiadadamente el entorno, en toda partes la pobreza empieza a convertirse en pandemia. Las luchas conservacionistas, la batalla contra la riqueza –más que contra la pobreza– y los desahucios pueden fusionarse en una lucha integral de recuperación y expropiación masiva de terrenos, de sus frutos y de viviendas. Por tanto, las luchas de Canarias, como las de cualquier región bajo un régimen capitalista, reportan con respecto a las del resto del Estado más diferencias de grado que de singularidad.
– Desde aquí hemos visto que habéis sufrido la represión del estado durante las luchas de este año. ¿Nos podéis hacer un resumen de los casos?
Por supuesto:
El 29 de Marzo (día de la Huelga General) tres compañeros son denunciados (una de ellos también agredida), enjuiciados y multados (uno de ellos de forma reiterada por los mismos hechos, con más de 350 euros). Ese día se cortan dos calles en puntos distintos de la ciudad (uno durante un piquete matutino y otro saliéndonos del redil –con cerca más de 100 personas– en la manifestación de la tarde). Se falsean las denuncias, se miente sobre los hechos y se inventan una serie de cargos sin pies ni cabeza (falseando incluso el momento y el lugar de las identificaciones, pues se valieron de las identificaciones de la mañana para denunciar lo acontecido por la noche). Así actúa la policía autónoma. Sin embargo, los demás no les van a la zaga.
El 1º de Mayo, a la llamada de CCOO (que ya nos había echado a su cuerpo de seguridad encima –con el que mantuvimos un duro enfrentamiento– para sofocar nuestras críticas) la policía (UIP) carga contra nosotros e intenta detener a una compañera. Los golpes eran intencionadamente letales: a la cara, a la columna, al pecho, a la nuca… El resultado fueron tres poli-contusionados, un compañero con la nariz totalmente rota y otro hospitalizado durante más de una semana y media a causa de los golpes en el tórax. Debido a la intervención de la mayoría de manifestantes, milagrosamente no hubo detenidos.
Por último, el 18 de julio, con motivo de la jornada de solidaridad con los mineros, la policía (de todos los cuerpos, pero especialmente nacionales) espera a que concluya el corte de calle que acabamos de realizar, para seguirnos hasta un popular parque. Allí detienen a un compañero (al que finalmente, al ser menor, dejan libre), organizan una carga policial expeditiva y detienen a dos compañeros más a los que se llevan a comisaría hasta pasarlos a disposición judicial al día siguiente y que actualmente están a la espera de juicio, pidiéndoseles penas de cárcel, por delitos como resistencia, atentado contra la autoridad y agresión.
Todo esto siempre trufado de un acoso constante y de identificaciones arbitrarias en cualquier lugar y hora del día, cosa que sigue hasta la fecha.
En todos estos casos los compañeros represaliados son anarquistas y casi todos miembros de la FAGC.
– ¿Tiene posibilidades el mensaje libertario de salir del ghetto?
La mejor forma de salir del llamado ghetto endogámico, ombliguista, que hace el Anarquismo la principal –cuando no única– preocupación del Anarquismo, es metiéndose en el otro ghetto: el social, el de los barrios. Es necesario desplegar una actividad popular, a pie de calle, no para nuestros medios ni para la satisfacción de nuestros afines, sino para repercutir de la forma más decisiva posible en la vida de la gente. Hay que quitarse de encima la tontería de actuar de cara a la aprobación o captación del limitado número de adherentes que se mueve en nuestros medios; hay que enterrar las luchas intestinas por ver quién se queda con la “cuota de mercado” que componen nuestros eventuales “compradores”; desterrar esa insana necesidad por ver quién convence a más convencidos. En los medios libertarios a veces se gasta más papel en lanzar invectivas contra el Solitario, la Célula Olga, el Sindicalismo anarquista, el Individualismo, el Insurreccionalismo, el Veganismo, el 36 o las últimas palabras de Durruti, que el que se gasta en atacar al poder establecido. Hay que acabar con la estúpida competencia interna que nos obliga a movernos sólo para contrarrestar la actividad de “los otros”. Iniciar una lucha social en todos los niveles de nuestra actividad, desde abajo, desde lo más abajo, tomando como referencia las exigencias más básicas (pan, techo, libertad, etc.) y las más concretas (atacar tal o cual institución, construir tal o cual alternativa) es la vacuna más eficaz contra el ensimismamiento.
En definitiva, que mientras todos se afanan por salir del ghetto ideológico, nosotros queremos esforzarnos por volver a meternos en el de hormigón, barriadas y cemento.
– ¿Cómo se consigue ganar una base social estable?
Creemos que dos cosas son imprescindibles: por un lado presencia constante en la calle, que la gente nos reconozca, que aunque tengan prejuicios negativos sobre el Anarquismo la capacidad de trabajo de los anarquistas les hagan reconsiderar sus planteamientos iniciales; por el otro, inmersión en las reivindicaciones más populares y desesperadas, participar de las cuestiones más acuciantes, de las inquietudes más primarias de la población desde dentro, y no con intrusismos y la táctica del paracaidista que trata de conquistar territorio desconocido.
Muchas veces solemos hacer reivindicaciones, como anarquistas, en clave de clase media acomodada. Nos suelen interesar cuestiones que a una población cada vez más empobrecida les parecen de ciencia ficción. Para gente a la que le escasea la comida y le peligra el techo, a la que un trabajo estable y asegurado es una entelequia, a la que les suena a burla hablarles de mandar a sus hijos a la universidad, hay que elaborar un discurso que no insulte su inteligencia y su situación vital, sin paternalismos ni extrañamientos. Hablarle de la calidad de los alimentos ecológicos a alguien que rebusca en las basuras es una broma de mal gusto. Tal y como intentar insertar un discurso netamente obrerista en ambientes donde la mayoría de los vecinos desconocen el trabajo remunerado formal y viven de la economía sumergida, es inoperante.
La idea es desarrollar una actividad integral, que no sólo se dirija a obreros y estudiantes, sino a los extractos más deprimidos de la población. Expropiar un terreno cultivable, quitárselo a su propietario legal, sin la intención de involucrar a la comunidad, sin la intención de restituirle a la comunidad ni el terreno ni sus frutos, no es “socializar” un terreno, es constituir al colectivo que ocupa en su nuevo propietario. Si se okupa una casa, y ésta no tiene ningún tipo de finalidad social, ni en clave de vivienda ni en clave de realizar actividades que reviertan en beneficio del entorno en el que está inserta, es imposible adquirir y desarrollar una base social favorable y regular. La vía de la expropiación de terrenos, inmuebles urbanos y alimentos es una vía a la que nosotros los anarquistas, sin los prejuicios burgueses que otros tienen sobre la legalidad, nos deberíamos dedicar con preferencia. No se puede esperar nada de nadie si tú antes no ofreces nada.
– ¿Cómo véis el panorama anarquista estatal actual? ¿qué carencias tiene?
El panorama anarquista actual, sin caer en optimismos excesivos, está en auge. Los acontecimientos, sobre el gobierno, sobre el capitalismo, sobre los bancos, sobre la ley, la policía y la propiedad privada, sobre las formas de organizarse y decidir alternativas al poder, nos están dando la razón. El crecimiento es lento pero constante. La gente busca una opción al margen de lo establecido porque todos, sindicatos oficiales, partidos, asociaciones reformistas, etc., son vías muertas y agotadas. Son los actos los que definen a un Movimiento y a una organización, no sus siglas ni las afirmaciones sobre cuál es su ideología. Todo colectivo y toda corriente de pensamiento son lo que sean sus miembros, y éstos a su vez demuestran lo que son a través de la calidad de sus actos. Se ha demostrado, en muchos sectores y ambientes diferentes, que nuestras ideas, estrategias y tácticas básicas (del Asamblearismo a la Acción Directa) eran válidas. Ahora nos toca seguir demostrando que las acciones que realicemos en base a esas premisas también lo son.
En cuanto a las carencias, puede que haya una inconveniente polaridad que nos acaba conduciendo a lo mismo: la inactividad. Por un lado persiste en nuestros medios cierta “moral burguesa” que nos lleva a condenar o escandalizarnos de cualquier actividad no reglada. El reformismo en su forma más dura, gasta más tiempo en ver qué de malo han hecho los otros, en ofrecer supuestas “alternativas serias” que no transcienden de lo teórico que en proporcionar verdaderas alternativas prácticas. Queriendo llevar al Anarquismo al parnaso de las ideas respetables, lo arrastran al infierno de las pasivas, inactivas, inmovilistas y contemporizadoras ideas-lastre. Por otro lado, existe la tendencia a inhibirse de cualquier actividad hasta que, según parece, se dé el momento en que todos los activistas participantes sean “anarquistas conscientes” y todos los actos se ajusten a la actividad sectaria de una vanguardia de salón o de torre de marfil. Se exige que todo responda a determinadas premisas porque hasta que todo no responda punto por punto a las mismas, se tiene la excusa para no hacer nada. No nos damos cuenta de que la Revolución, si se da, tendrá que darse necesariamente con personas no sólo no perfectas, sino cargadas de mil prejuicios y defectos e incluso refractarias al Anarquismo. Y siempre será mejor demostrarles que se equivocan en las barricadas que darles lecciones a través de internet.
Superar esta dualidad (en realidad dos caras de una misma moneda), transcender de la crítica por la crítica que nos hace sabotear lo que no nos gusta de los otros en vez de trabajar, como respuesta, en la línea contraria, es lo que nos impide lanzar un mensaje multicromático, pero coordinado y cohesionado en lo fundamental: la necesidad de la Anarquía como medio y como fin.
No nos queda más que daros las gracias por este espacio, y por vuestra labor.
Extraido de: alasbarricadas.org
Fuente: alasbarricadas.org