"No debemos quedarnos sólo en el pasado sino vincularlo con el presente y hablar del espíritu de lucha para transformar la sociedad en momentos clave".

"Damos ideas en la sociedad actual en crisis para ver que hay otros modelos".

"La Barcelona actual del turismo y el consumo de masas es una fachada".

 

Estefanía Saval Llorca (Alicante, 1978). Interesada desde siempre en el ámbito más social, completó su licenciatura de Comunicación Audiovisual con la de Antropología Cultural en la UAB. También obtiene formación en arte contemporáneo, música y teatro social. Ha codirigido dos cortos documentales y guionado otros proyectos no ejecutados aún. También ha realizado los vídeos corporativos para A la corda y parte de los vídeos artísticos del proyecto Odisseu de Sal.

Estefanía Saval Llorca (Alicante, 1978). Interesada desde siempre en el ámbito más social, completó su licenciatura de Comunicación Audiovisual con la de Antropología Cultural en la UAB. También obtiene formación en arte contemporáneo, música y teatro social. Ha codirigido dos cortos documentales y guionado otros proyectos no ejecutados aún. También ha realizado los vídeos corporativos para A la corda y parte de los vídeos artísticos del proyecto Odisseu de Sal. Actualmente, se dedica al ámbito de la educación y está más interesada en el uso del vídeo como herramienta de participación y transformación social. Trabaja de profesora del ciclo formativo de Realización de Audiovisuales en Tarragona. Le gusta disfrutar de tiempo para viajar, pensar, cocinar y sentir, también dedicarlo a la gente que le rodea. Colabora habitualmente en diversos movimientos sociales de los Países Catalanes.

Has codirigido «No s’accepten propines», sobre el activismo social

Sí, la idea fue de una de las otras directoras, Antonia, politóloga mallorquina, y por casualidad cayó en sus manos el «Cuaderno rojo de Barcelona» de Mary Low, editado por Alikornio y tuvo las ganas de hacer un documental sobre quién era esta chica. Poetisa surrealista, Low era una miliciana que llega a Barcelona en 1936 a través del POUM y con su compañero, el poeta cubano Juan Brea, escriben un libro juntos: él desde el frente y ella desde Barcelona como periodista del partido marxista. Cuando llega George Orwell en 1937, ellos ya se han ido, desilusionados. Low es el referente femenino del famoso libro de Orwell «Homenaje a Cataluña».

Así, ¿es un documental de memoria histórica?

No exactamente; enseguida dijimos de no quedarnos sólo en el pasado sino vincularlo con el presente y hablar del espíritu de lucha para transformar la sociedad en momentos clave, como son la época actual de crisis y la situación que se vivía en el año 1936, que también lo era, cuando afloró mucho el movimiento anarquista. Damos ideas en la sociedad actual en crisis para ver que hay otros modelos que pueden servir para cambiar las cosas y vivir más felices. La idea es que la Barcelona actual del turismo, del consumo de masas y de la marca «Barcelona» es una fachada y lo contrastamos con lo que narra Mary Low sobre el año 1936, cuando la ciudad se colectiviza, se rompen las estructuras clásicas de poder, termina con la propiedad privada y se crea todo un nuevo orden político y social. Ella lo narra con mucha frescura y de manera muy poética con un aire de esperanza muy bonito hacia otro tipo de sociedad.

¿Cuál es el origen del proyecto?

Es un proyecto nacido en 2009 en un taller de la escuela del Centro de Cultura de Mujeres Francesca Bonnemaison, en Barcelona. Allí dan mucha importancia al empoderamiento de las mujeres a través de los audiovisuales y la tecnología, por eso ofrecen diversos cursos de formación audiovisual. Tienen un taller de Documental Social de unas 400 horas impartido por Belkis Vega, una profesora con mucha experiencia proveniente de la Escuela Internacional de cine y TV de San Antonio de los Baños (EICTV) en Cuba. Se trabaja por grupos y cada uno hace su propio documental. Salen documentales verdaderamente profesionales.

¿Quien había en tu grupo?

Las directoras que coincidimos para hacer este documental éramos cuatro chicas: una periodista, una politóloga, la otra economista y yo, que soy de audiovisuales y antropóloga. Luego, había tres mujeres más, contratadas por la Bonnemaison a propósito, que hacían de cámara, técnica de sonido y montadora. Era un equipo bueno y disfruté mucho de poder trabajar codo con codo con mujeres, lo ciertamente inusual en mi trayectoria en el mundo laboral del audiovisual, sobre todo con respecto a la parte más técnica.

¿Como fue la experiencia con las activistas sociales?

Enseguida nos dimos cuenta que no queríamos quedarnos sólo con la parte negativa del presente. Entonces fuimos a buscar chicas que representaran el espíritu de Mary Low en la actualidad y estuvieran metidas en el activismo en Barcelona. La idea era que ellas pudieran establecer un diálogo con el libro de Mary Low y, al mismo tiempo, hablar de sus propias vivencias. Fue muy bonito poder trabajar con ellas. Nos hubiera gustado poder profundizar más en sus vidas y establecer una verdadera relación de confianza entre ellas y nosotros, imprescindible para obtener buenas entrevistas.

¿Quiénes son estas chicas?

Son 4. Elena de Can Vies, en Sants, es la que simboliza más claramente la rotura del sistema, por medio del empleo y del movimiento anti-capitalista. También está Nerea, implicada en el movimiento anti-Bolonia en la Universidad de Barcelona en 2009, que fue muy fuerte y derivó en la ocupación de varios edificios para crear una nueva universidad popular. Escogimos a Nerea entre varias candidatas porque era la más fresca, transparente y espontánea. También estaba vinculada a movimientos de liberación sexual desde su condición como lesbiana. Era la más joven de las cuatro protagonistas, tenía 19 años, venía de Elche y estaba en Barcelona para estudiar psicología. No había tenido mucha experiencia previa de activismo social ni su familia tenía ninguna conciencia política y, por ello precisamente, Nerea nos gustaba. Porque representa la protagonista que ha sufrido la transformación política más rápida, en cuestión de un año o dos, y lo hace desde la frescura. Luego está Tamara, militante de varios espacios en Gràcia como la plataforma contra la especulación urbanística, La Torna y el Espacio País Valenciano. De Tamara admirábamos su vitalidad y la capacidad de vincular la lucha social con una visión más interna, de cuidarnos hacia dentro. Y la cuarta chica es la otra Elena, con un discurso muy interesante, vinculada a la investigación universitaria sobre soberanía alimentaria y colaboradora de la revista anticonsumista «Opcions».

La investigación previa

En un documental es clave. En ficción no lo es tanto, en cambio, porque se trabaja con un guión más cerrado y una puesta en escena muy controlada. En un documental todo es mucho más imprevisible durante el rodaje, por tanto, si no tienes una buena investigación previa ni un objetivo claro, puedes perderte por mil caminos o bien quedarte como a medio gas y desaprovechar muchas ocasiones. En nuestro caso, el ritmo impuesto por la escuela no nos dio el tiempo suficiente para hacer una buena investigación previa, y eso nos afectó de cara a las protagonistas entrevistadas.

La puesta en escena

Queríamos una forma de documental que rehuyera un poco los cánones clásicos. Elegimos localizaciones dinámicas e hicimos entrevistas variadas, que combinaban discursos verbales con lecturas recitadas y actuadas del libro de Mary Low por parte de las protagonistas actuales. También apostamos por un talante poético y pictórico, que se ve reflejado a lo largo de los 20 minutos que dura la pieza. Fue un gozo.

La difusión

Cuando se acaba el taller, la Escuela realiza un estreno en el auditorio de la Bonnemaison, donde se invita a los medios de comunicación, miembros de los movimientos sociales, del feminismo, etc. Después lo enviamos a los festivales, donde ganamos varios premios, y también editamos un DVD. Además, hemos hecho una amplia difusión por centros sociales, locales diversos y escuelas. A nosotros nos gusta ir y aprovechar para hacer un debate posterior en el lugar de la proyección. Una proyección que recordamos especialmente por su emotividad fue la de la Asociación de vecinos del Gòtic de Barcelona, ​​en una bar junto a la plaza Real. Era gente que había vivido la Transición de primera mano y estaba muy implicada en la lucha política. Actualmente puedes encontrar el documental en Internet, en youtube.

El documental como herramienta de contrainformación

Sí, es una herramienta muy útil y necesaria, tal como está el patio. De hecho, el documental ya nace desde sus orígenes con la voluntad de servir para la denuncia del sistema, para la crítica social, tal como acuñan el término la escuela inglesa de John Grierson o la soviética de Dziga Vertov. Un documental es valioso y conmociona cuando narra no lo obvio y que te cuentan los medios convencionales, sino cuando narra otra información que se encuentra «rascando» detrás de la realidad mostrándole al espectador algo reveladora para su existencia.

* Entrevista realizada por Josep Estivill, publicada en el núm. 147 de la revista Catalunya.

http://cgtcatalunya.cat/spip.php?article8754


Fuente: Estefanía Saval