Entrevista publicada en la contraportadas del Rojo y Negro 251 - noviembre 2011.

La realiza la CGT de Nafarroa a Armando, activista social y miembro del 15M de Iruña:

Me llamo Armando. Tengo 32 años. Trabajo como profesor de filosofía en secundaria. Soy de Cáceres, pero vivo en Iruña desde hace unos años. Participo en la Oficina de Derechos Sociales de Iruña y formo parte del 15-M.

¿Cuál es tu actuación social previa al 15 M?

He participado en varias cosas, pero en los últimos tiempos me estaba dedicando, junto con otros compañeros, a intentar montar una Oficina de Derechos Sociales en Iruña, siguiendo un poco el modelo de las que puede haber en Tarrasa, Madrid o Málaga. También formo parte del colectivo de la Hormiga Atómica, que es una cafetería/librería con vocación de ser centro social.

¿Cómo y por qué te incorporas a este movimiento?, ¿cuál es tu labor en él?

¿Cuál es tu actuación social previa al 15 M?

He participado en varias cosas, pero en los últimos tiempos me estaba dedicando, junto con otros compañeros, a intentar montar una Oficina de Derechos Sociales en Iruña, siguiendo un poco el modelo de las que puede haber en Tarrasa, Madrid o Málaga. También formo parte del colectivo de la Hormiga Atómica, que es una cafetería/librería con vocación de ser centro social.

¿Cómo y por qué te incorporas a este movimiento?, ¿cuál es tu labor en él?

Pues la verdad es que me llegó por Facebook la primera convocatoria para el 15 de Mayo. En aquel momento los convocantes era un grupo de gente que participaba en un foro, Democracia Real Ya –que no era todavía lo que es ahora DRY-. Debo decir que la convocatoria me pareció, en su momento, algo difusa, poco atractiva, llena de tópicos en su formulación… Pero, también a través de facebook, vi que algunos conocidos de la red de ODS se estaban sumando en sus respectivas ciudades y me animé a meterme en el grupo de facebook que estaba promoviendo la mani en Iruña.

Me he dedicado un poco a todo, desde tareas organizativas y logísticas hasta preparar algún que otro texto, hablar con la prensa… Es poco práctico a veces, pero en muchos casos todos hacemos de todo. Participo sobre todo en la comisión de acción, en la de educación y en la de migraciones.

Generalmente se pone el foco de atención en el 15M de Madrid y Barcelona. No obstante en cada municipio este movimiento tiene una entidad, un carácter y una trayectoria propias. ¿Qué nos puedes contar del 15M-Iruña?

Inevitablemente, parte de la atención del propio movimiento -y no solo de los medios- se ha centrado en ambas plazas: en momentos de tensión o de desorientación -frecuentes en esta historia- es natural asomarse a internet para ver cómo han resuelto los problemas en otras plazas… Por ejemplo, para todas las cuestiones relacionadas con el euskera, contactábamos al principio con la acampada de Donosti.

En cuanto a la trayectoria propia del 15M aquí… Por un lado creo que, igual que en otros puntos del estado, se puede destacar su espontaneidad: si en Madrid nadie se esperaba el éxito de las movilizaciones, aquí, con unas dinámicas de movilización relativamente mayores que en el resto del estado y además vinculadas muchas veces a la cuestión nacional, pues todo esto del 15M sonaba a marcianada. Y, sin embargo, pese a que la primera concentración no superó las 400 personas, los días posteriores al 15M se fue juntando gente en la plaza.

Creo que esto es importante contarlo, porque es la clave de todo esto, mucho más que la movilización del 15 de mayo: el 16, el 17, el 18 de mayo, se fue juntando gente de manera espontánea. Recuerdo perfectamente que el lunes después de la manifestación había 10 chavales y chavalas en la Plaza del Castillo. Pasé por delante de ellos, les pregunté lo que hacían y me dijeron que querían tomar la plaza, manifestarse de forma continua allí.

“Estos lo flipan”, pensé, pero decidí pedirle el número a una de las chicas e intentar mover algo un poco más currado para el viernes. Para ese mismo miércoles, 800 personas estaban concentradas en el Ayuntamiento, dispuestos a quedarse a dormir allí, sin ninguna convocatoria ni el más mínimo trabajo de agitación previo.

Por otro lado, en cuanto a la composición de la gente que participó sobre todo en la acampada creo que, como en otros sitios, se trataba de un sector más bien joven y prácticamente sin experiencia política previa. En el caso de Iruña es sorprendente que los sectores en teoría más organizados de la ciudad han permanecido al margen de la movilización, ya sea por la desconfianza, por la incapacidad de ver ahí un potencial o porque están inmersos en su propio calendario de luchas que, obviamente, no coincide con el 15M ni en tiempos ni en prioridades.

El pasado 15 de octubre tuvieron lugar movilizaciones en cientos de ciudades del mundo. ¿Qué valoración haces de esta jornada?

Bueno, es curioso. En las semanas posteriores al 15M, muchos pensábamos que todo se iba a desinflar y que, tal vez, proponiendo una nueva convocatoria a meses vista, se podría mantener algo de esa fuerza, canalizarla en estructuras más estables, etc… Al final, nada salió como pensábamos en aquel momento: el 15M siguió creciendo, no decayó en verano y, de manera inesperada, fue contagiando a otras ciudades de Europa y, finalmente, también de EE.UU., a través de las movilizaciones de #OccupyWallStreet.

Con respecto a las movilizaciones del #15O creo que han sido bastante alucinantes. ¿Cuándo fue la última vez que cientos de ciudades en cientos de países convocaron una manifestación conjunta? Hay que remontarse a las movilizaciones contra la guerra de Iraq o al movimiento Antiglobalización para encontrar algo parecido. Aunque, eso sí, sigue siendo una movilización fundamentalmente Europea y estadounidense.

¿Qué opinión tienes sobre la relación entre el 15M y los movimientos sociales y sindicales ya asentados que venían trabajando tiempo atrás?

Es complicado. Por un lado, aun a riesgo de ser tajante, creo que estos movimientos deberían haber puesto su militancia y su saber hacer –siempre en la medida de las fuerzas de cada cual- al servicio, no del “15M” como colectivo organizado, sino al servicio de la movilización popular, de la asamblea permanente sobre la crisis que ha sido, en gran medida, el 15M.

En el caso de Iruña, salvo vosotros y algún que otro colectivo, pocos han sabido o querido participar en esta historia. Me consta que en otras partes del estado ha sido un poco diferente, aunque creo que la desconfianza hacia un discurso considerado blando o ingenuo -en muchas ocasiones, con razón- ha pesado mucho. Con respecto al papel que deberían tener ahora, no me atrevo a dar muchos más consejos. No se sabe bien lo que va a ocurrir con todo esto después del 20N.

¿Cuáles son los puntos fuertes del 15M?, ¿cuáles sus debilidades?, ¿qué retos debería afrontar a corto-medio plazo?

Para mí, los puntos fuertes son claramente tres: uno, haber sido capaz de despertar a esa ciudadanía a la que los movimientos organizados llevaban años sin llegar; dos, haber generalizado cierto espíritu de desobediencia civil y de horizontalidad en la toma de decisiones; y tres, haber servido de trampolín para reivindicaciones muy amplias, fácilmente comprensibles y que cuentan con un apoyo mayoritario por parte de la población –los desahucios, el papel de los bancos en la crisis, etc.-.

La debilidad, en el caso de Iruña, creo que consiste en su incapacidad -espero que temporal- de relacionarse con otros movimientos de la ciudad y aprender de ellos. No es solo responsabilidad del 15M, pero se podría hacer más en ese terreno, desde luego.

¿Sería conveniente propiciar o promover una Huelga General desde el 15M?

Es posible que una convocatoria de este tipo promovida por el 15M tuviera más éxito de convocatoria que si fuera convocada por CCOO y UGT en solitario o por sindicatos alternativos, pero creo que la iniciativa debe partir de los propios trabajadores o del movimiento sindical. Yo sería partidario de que el 15M cumpliera ahí una función de “paraguas”: hacer que la convocatoria tuviera esa pátina de universalidad que últimamente consiguen las propuestas indignadas. Pero el trabajo duro seguiría siendo una tarea vuestra, yo creo. o para llegar a esa parte de la población, cada vez mayor, que no vive del trabajo asalariado en sentido estricto.

¿Con qué mensaje querrías acabar esta entrevista?

Pues con un lema que me gusta mucho: “People of Europe, rise up!”. O nos levantamos contra la estafa de la deuda, el Banco Central europeo y el papel de Alemania y Francia como garantes del capitalismo financiero que nos está machacando, o las huelgas en Grecia y Portugal y los levantamientos en Egipto y Túnez habrán sido en balde.

CGT Nafarroa


Fuente: CGT Nafarroa