En tierras baturras, crónica de la manifestación de Zaragoza
Aquí estamos nosotros no nos ocultamos
En tierras baturras, crónica de la manifestación de Zaragoza

Aquí estamos nosotros no nos ocultamos

Zaragoza : Crónica de la manifestación

Eran las siete de la mañana, con la cara adormecida por la clásica noche de medio insomnio que precede a una jornada que sabes puede ser vital.
Salíamos con los autobuses de Barcelona con la satisfacción de estar allí, de poder mostrar nuestra solidaridad y decisión firme de hacer valer nuestra voz.

La plaza en la que nos debíamos encontrar tenía un fenomenal ambiente, la gente iba llegando de todas partes. Venían de Valencia, de Burgos, de Italia, de Francia, de aquí y de allá.
Se veían caras de seriedad, las cosas no están para medias tintas, vamos a por todas y la gente hablamos la misma lengua.

La marcha comenzó y como en los tiempos de las palmas la gente acudía al encuentro, la manifestación comenzaba a avanzar y a tomar una forma preciosa. El combate que no está reñído sino es la vida tiene color y éste brillaba bajo el cielo encapotado de la ciudad.
Habíamos vuelto, nunca nos fuimos.

La cola era de larga extensión y luego dirán que éramos cuatro o cinco.
Dos mil quinientos vigorosas voces de todos los colores.

La cola se extendía y ampliaba, una mujer con su hijo saludaba con la bandera a su vecino que sorprendido de la osada ahora reconocida la sonreía con satisfacción. ¡Bien vecina ! ¡No nos mires, únete !, y se unían, se unieron los jóvenes del Sindicato de Estudiantes de Izquierda, banderas republicanas y una de Lenin, la L.I. siempre ahí, los de Izquierda Unida, aragoneses de la IAC, valencianos de la PUT. Decíamos vamos.

Las cámaras de televisión y de fotografía eran marejada. Tendrán su palabra, TV3 la aireó.

Llegábamos a la plaza de España, circular, vaya vuelta al ruedo que la dimos, mientras la cabeza ya había llenado la Av. de la Independencia en toda su enorme amplitud la cola que avanzaba hacia España no dejaba ver su final.

Nuestras fuerzas la tomaron, el espacio se rindió, la avenida fue ocupada, vaya revolcón.

La manifestación avanzaba, no se veía el final, solo dosmilquinientos convenciendo vamos a por más nuestra es la solución. Si esto no se arregla ¡leña, leña, leña !, si esto no se apaña, ¡caña, caña, caña !.

Ya en la Universidad se leyeron los manifiestos, comunicados de lucha de un pueblo que tiene sus manos firmes.

A las barricadas, a las barricadas….


Par : Alejandro



Fuente: Alejandro