Los representantes zapatistas se encuentran a pocos días de desembarcar en Europa, en una gira de fraternidad, intercambios y digna rebeldía.

Por Mauricio Caminos para La tinta

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ya está en Europa. La “Gira por la Vida”, que zarpó en la embarcación La Montaña el 30 de abril desde las costas de México, está a punto de llegar a destino, luego de fondear el viernes pasado en las portuguesas Islas Azores. Aún le restan 1.500 kilómetros hacia Vigo, Galicia, el mismo puerto al que retornó la primera carabela de Cristóbal Colón y donde los zapatistas aspiran llegar durante junio para iniciar su “invasión” de Europa.

Por Mauricio Caminos para La tinta

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ya está en Europa. La “Gira por la Vida”, que zarpó en la embarcación La Montaña el 30 de abril desde las costas de México, está a punto de llegar a destino, luego de fondear el viernes pasado en las portuguesas Islas Azores. Aún le restan 1.500 kilómetros hacia Vigo, Galicia, el mismo puerto al que retornó la primera carabela de Cristóbal Colón y donde los zapatistas aspiran llegar durante junio para iniciar su “invasión” de Europa.

“Iremos a decirle al pueblo de España dos cosas sencillas. Uno: que no nos conquistaron. Que seguimos en resistencia y rebeldía. Dos: que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada”, son las intenciones declaradas del EZLN, cuando, en octubre pasado, el subcomandante Moisés anticipó la primera gira internacional del movimiento que nació públicamente en 1994 en Chiapas.

La declaración Una montaña en alta mar sorprendió a propios y ajenos, y encendió al instante una chispa entre cientos de agrupaciones sociales europeas para preparar la acogida de los “compas”. Es que, más allá de la simbólica devolución de gentilezas al “viejo continente”, el EZLN viaja “a encontrar lo que nos hace iguales”.

Los iguales europeos

¿Quiénes son los iguales con los que se encontrarán los zapatistas? Movimientos anticapitalistas, antirracistas y anticolonialistas, agrupaciones en defensa de los migrantes, ecologistas, feministas, defensores de las tierras agrícolas independientes… Se trata de una enorme red de organizaciones en lucha, que se sumaron a la invitación de la red “Europa Zapatista” para participar en la gira

“Estamos nerviosos, contentos, preocupados, todo junto”, admite, entre risas, Lola Sepúlveda, miembro del Centro de Documentación sobre Zapatismo (CEDOZ), creado en Madrid en la década de 1990 para divulgar en España toda la información relacionada al EZLN. Sus sensaciones resumen el pulso de la red continental ante la magnitud de organizar una gira que, en total, acogerá a 160 personas y llegaría a unos 30 países. “Es tremendamente complejo, porque no hay ningún comité organizador –destaca a La tinta-. Esta es una aventura muy zapatista”.

Si bien el viaje se conoció públicamente en octubre, su intención original podría ubicarse en enero de 2019, cuando el EZLN celebró su 25 aniversario. “Tres organizaciones de la Europa Zapatista estábamos allí en Chiapas cuando nos dijeron que se sentían solos -recuerda a este medio Sandra Iriarte, secretaria de Relaciones Internacionales de la Confederación General del Trabajo (CGT) española-. Fue un mensaje bastante devastador”. Pero lejos de quedarse de brazos cruzados, actuaron. “Nos organizamos con compañeros de Grecia y de Francia –recuerda-, y los invitamos en 2020 para que vengan aquí y puedan explicar su lucha en Europa, donde la gente no se interesa por lo que está pasando más allá del Mediterráneo”.

Siguiendo sus tiempos, la respuesta zapatista tardó en llegar. Y a su modo. “El viaje no nos sorprendió -apunta Iriarte-. Sí nos sorprendió el tema del barco”. Es que lo simbólico siempre está muy presente en la historia del EZLN y, por eso, la intención de llegar a Europa por mar -“porque a nadie le pagan un pasaje en avión para invadir”, diría el sub Galeano, otrora Marcos- o de celebrar un acto en Madrid el 13 de agosto, exactamente 500 años después de que Hernán Cortés conquistara México.

Así, desde finales del año pasado, comenzaron reuniones mensuales dentro de la Europa Zapatista, que luego se ampliaron a todas las organizaciones que encabezan distintas luchas en el continente y que se sienten identificadas con el espíritu del EZLN. De allí nació la Declaración por la Vida, del 1 de enero de este año, la primera en casi tres décadas que no está firmada por los zapatistas, sino por todas las agrupaciones y personas del mundo en solidaridad con ellos, principalmente las europeas que esperan recibirlos ahora: desde España a Rusia, pasando por los países nórdicos y las islas británicas. “Esa declaración fue un compromiso, una palabra compartida y un acuerdo entre todos de que esto no es un viaje zapatista, sino una propuesta que colectivos de aquí asumimos como propia, porque compartimos sus objetivos”, afirma a La tinta Lola Cubells Aguilar, de la Asamblea de Solidaridad con México del País Valencia, en España.

La gira

Si bien no existe per se un comité organizador, la red de agrupaciones europeas conformó distintas comisiones específicas para organizar la acogida: Naval, Legal, Finanzas, Salud, Seguridad, etc., que se articulan a nivel local, estatal y continental, y que tienen contacto con el EZLN a través de intermediarios mexicanos. En internet, se crearon páginas y varias redes de financiamiento comunitario a cambio de artículos y libros vinculados al zapatismo. Y se empezó a discutir una posible agenda de actos, reuniones y visitas que podría haber durante la gira, desde recorrer barrios de migrantes en Madrid hasta conocer Laponia, una región que se extiende al norte de Noruega, Suecia, Finlandia y parte de Rusia, donde habita el pueblo sami.

Y en una suerte de planificación a dos tiempos, mientras en Europa se preparaba la acogida, en México se organizó la tripulación y se consiguió la embarcación. El Escuadrón 421, conformado por cuatro mujeres, dos hombres y una persona trans, fue el elegido para subirse a “La Montaña”, como los zapatistas rebautizaron al Stahlratte (“rata de acero”, en alemán). Se trata de un barco pesquero construido en Holanda en 1903, que ya navegó por el Mediterráneo, el mar del Norte y el Báltico, brindó servicios a Greenpeace y estaba trasladando motociclistas por el Caribe cuando recibió el llamado del EZLN.

Los siete zapatistas que están a punto de llegar a Vigo son una suerte de grupo de avanzada para “preparar el terreno”, antes de que en julio viaje el grueso de la “Gira por la Vida”: entre las 160 personas que cruzarán el océano por aire, habrá unas 120 zapatistas -en su mayoría mujeres- y 40 entre miembros del Congreso Nacional Indígena y del Frente por los Pueblos en la Defensa del Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDTA). La diversidad demuestra parte de las luchas indígenas en México, y que la gira trataría de darle visibilidad desde suelo europeo: los mega proyectos de infraestructuras conocidos como el Tren Maya o el corredor transístmico, así como el asesinato de activistas y diferentes actos de represión por parte de las fuerzas federales o bandas narcos.

En medio del contexto de la pandemia, la principal dificultad para arribar a Europa será que se levanten las restricciones para los viajeros mexicanos -de hecho, el escuadrón 421 está en las Islas Azores esperando el resultado de sus test por COVID-19 para continuar viaje-. Y como el visado en el Espacio Schengen -el área que comprende a 26 países europeos que quitaron los controles fronterizos- es por tres meses, lo más probable es que los miembros de la “Gira por la Vida” se dividan en grupos por las distintas latitudes del continente, luego del acto principal del 13 de agosto.

¿El subcomandante Galeano viajará? En principio, no, aseguraron todas las fuentes en España. “Si viniera el sub, saldría en todos los medios, pero no se cumpliría el objetivo del viaje”, responde Lola Sepúlveda. “Su presencia -e incluso la de Moisés- haría que los medios desbaraten toda la historia, cuando, en realidad, es un encontrarse –agrega-. Queremos hablar entre nosotros, que ellos y ellas nos cuenten cómo han conseguido llegar a donde están tras 27 años de lucha, que nos hablen de sus problemas y que nosotros también les contemos cómo vivimos aquí y cuáles son nuestros problemas”.

El encuentro

Aunque todavía no llegó a España, la “Gira por la Vida” ya está dando sus frutos, obligando a las organizaciones a tejer vínculos entre sí que antes no tenían. “En la red Europa Zapatista, nos reuníamos una vez al año, pero ahora el colectivo se ha cuadriplicado. Hay un movimiento que es imparable -destaca Iriarte-. Con la excusa de que vienen los compañeros y compañeras del EZLN, pudimos movilizar a la Europa de abajo y a la izquierda”.

“Yo siento que, de algún modo, con esta propuesta, lo que nos lanzan es un reto: no solamente la visita y cómo nos articulamos para recibirlos, sino el camino: cómo nos articulamos a nivel regional y estatal –apunta, por su lado, Lola Cubells Aguilar-. Porque nos hemos dado cuenta que muchas veces te conoces de vista, pero no personalmente. Y ahora está siendo muy enriquecedor, porque nos estamos encontrando con la excusa de algo que nos convoca, que nos une, que es el viaje zapatista”.

Ese encuentro de los diferentes, pero iguales es quizás una de las principales conclusiones que dejará la gira del EZLN, que más que invitar a reproducir en el mundo su modelo de autonomía de Chiapas, busca invitar a una lucha permanente contra el sistema capitalista. “Yo tengo mucha esperanza en que acá podamos sacar conocimiento en cómo ellos se han podido organizar, porque es lo fundamental -remarca Sepúlveda-. Aquí hay mucho individualismo. Y esa parte del nosotros que tienen los zapatistas puede ser muy importante de ver, de cómo ellos conciben el nosotros por encima del yo”. “En vez de venir a negarnos, como hemos hecho nosotros con América -retoma Lola Cubells Aguilar-, vienen a mostrarnos un espejo y a reconocer que también en Europa sigue existiendo resistencia”.

 

En definitiva, un mundo de sensaciones se cruza detrás de la primera gira internacional del zapatismo. Sensaciones de lucha que se conjugarán desde que el primer miembro de la tripulación 421 pise definitivamente el puerto de Vigo y -como adelantó el sub Galeano en su declaración previa a que zarpe “La Montaña” desde México- rebautice el viejo continente “con voz solemne” y en clave simbólica: “A nombre de las mujeres, niños, hombres, ancianos y, claro, otroas zapatistas, declaro que el nombre de esta tierra, a la que sus naturales llaman ahora ‘Europa’, de aquí en adelante, se llamará: SLUMIL K´AJXEMK´OP, que quiere decir ‘Tierra Insumisa’ o ‘Tierra que no se resigna, que no desmaya’. Y así será conocida por propios y extraños mientras haya aquí alguien que no se rinda, que no se venda y que no claudique”.

*Por Mauricio Caminos para La tinta / Foto de portada: Víctor Camacho – La Jornada

El zapatismo “invade” Europa con la Gira por la Vida


Fuente: La tinta