« Los que han destruido España, que la reconstruyan ». Esta frase del general Franco encabezaba el preámbulo de la ley por la que se crearon en octubre de 1938 las Colonias Penitenciarias Militarizadas, los campos de concentración de la posguerra civil española. Unos escenarios en los que miles de represaliados políticos fueron internados y utilizados como mano de obra para la realización de grandes obras de infraestructuras. Una de ellas fue la construcción del canal del Bajo Guadalquivir. Una faraónica actuación hidráulica que permitió convertir en tierras de regadío unas 80.000 hectáreas de secano a lo largo de 150 kilómetros en las comarcas del sur de Sevilla.

« Los que han destruido España, que la reconstruyan ». Esta frase del general Franco encabezaba el preámbulo de la ley por la que se crearon en octubre de 1938 las Colonias Penitenciarias Militarizadas, los campos de concentración de la posguerra civil española. Unos escenarios en los que miles de represaliados políticos fueron internados y utilizados como mano de obra para la realización de grandes obras de infraestructuras. Una de ellas fue la construcción del canal del Bajo Guadalquivir. Una faraónica actuación hidráulica que permitió convertir en tierras de regadío unas 80.000 hectáreas de secano a lo largo de 150 kilómetros en las comarcas del sur de Sevilla.

Ahora, la exposición itinerante ’El canal de los presos (1940-1962). De la represión política a la explotación económica’, rescata la memoria « olvidada » de los casi 10.000 trabajadores, aunque sólo hay documentadas por el momento la participación de unos 2.000, que intervinieron en esta obra en unas condiciones « lamentables », según explicó ayer durante la inauguración de la muestra, el coordinador del Ateneo Libertario de Málaga, Francisco Zugasti.

« Con esta muestra queremos restituir la verdad y rendir un homenaje a quienes participaron en esta obra, no remover viejas heridas ». « Los presos que trabajaron en el canal han sido un tema ocultado y escondido de la represión franquista », afirmó Zugasti, que calificó a esta obra como « el Valle de los Caídos de Andalucía ».

La obra duró más de veinte años y hacía realidad un proyecto diseñado a principios del siglo XIX. A través de 13 paneles informativos, con testimonios de los trabajadores y sus familias y fotografías, se recrea la construcción del conocido popularmente como ’canal de los presos’.

Entre ellos había 203 malagueños, pertenecientes a 69 municipios de la provincia y todos ellos varones. La mayoría de ellos jornaleros simpatizantes de las izquierdas o los sindicatos anarquistas, aunque también había algún Guardia Civil, panadero o electricista.

Con sus familias

Tras Sevilla, el mayor número de presos provenía de Málaga. Éstos eran llevados a los campos de los Merinales, el Arenoso o La Corchuela, adonde llegaban acompañados de sus familias.

Uno de éstos fue Francisco Higuero Moreno, nacido en la localidad serrana de Arriate en 1911 en el seno de una familia de jornaleros anarquistas. Tras la Guerra Civil, fue detenido en Alicante cuando esperaba para ser evacuado a Londres. Condenado a treinta años de cárcel, pasó tres trabajando en el canal hasta que obtuvo la libertad condicional con destierro. Una experiencia similar vivió el rondeño Juan Amaya, quien empezó trabajando como peón en 1943 y terminó como portero del campo de los Merinales en 1962.

Sus vivencias aparecen recogidas en el libro ’El canal de los presos (1940-1962)’ escrito por un grupo de investigadores y que se presentará el viernes en Málaga en el marco de esta exposición. En él se detallan las condiciones de vida y trabajo en los campos y las características técnicas de esta faraónica obra hidráulica.

Además, Zugasti anunció que CGT está ultimando la celebración de un acto de homenaje a los presos del canal malagueños que aún están vivos.


Más información sobre el «Canal de los oresos» :http://www.pangea.org/ spcgta/PRESOS.htm

Fuente :Diario Sur