Artículo de opinión deJuan Ramón Ferrandis, Coordinador de la Plataforma de Defensa del Ferrocarril de CGT publicado en Levante-EMV.
Desde hace unos meses, se está instalando entre València y Sagunt el segundo tercer carril, o sea, un carril adicional, en la vía contigua al que instalaron hace dos años entre València y Castelló, teóricamente, para potenciar las mercancías del Corredor Mediterráneo, y efectivamente, para hacer llegar un pseudoAVE a la capital de la Plana.
Desde hace unos meses, se está instalando entre València y Sagunt el segundo tercer carril, o sea, un carril adicional, en la vía contigua al que instalaron hace dos años entre València y Castelló, teóricamente, para potenciar las mercancías del Corredor Mediterráneo, y efectivamente, para hacer llegar un pseudoAVE a la capital de la Plana.
En aquellos años, se suprimieron hasta el 65 % de los trenes de cercanías, con retrasos importantísimos en los que seguían circulando, así como cambios de horarios en Media y Larga Distancia, transbordos en autobús y el túnel de Cabanyal cerrado completamente durante más de dos meses. Todo ello hizo que disminuyera en más de la mitad el número de personas usuarias de la línea C6, que buscaron una alternativa más efectiva para llegar a su trabajo, ocio o centros de estudio, encontrando en la carretera, y sobre todo en la V21, la respuesta más simple, lo que supuso que una media de 9.100 personas diarias dejaran de viajar en tren desde València a Castelló para comenzar a hacerlo en vehículo privado en su gran mayoría.
Casi de inmediato, se destapó la urgencia de ampliar los carriles de esa autovía, sin tener en cuenta las consecuencias medioambientales y de patrimonio que ello significaba en L´Horta Nord, y sin contemplar la posibilidad de revertir la situación en las cercanías, ni de aumentar el servicio, evidentemente. Despreciando de paso, además, al 47,5 % de las personas usuarias de esta línea que ya no volvieron a utilizar este servicio ferroviario, en una clara estrategia encaminada a potenciar la movilidad por carretera, frente a opciones mucho más sociales y ecológicas.
El denominado Corredor Mediterráneo se va clarificando, y confirmando que es y para qué, y a quién sirve. Sus obras lastran la economía en inversiones faraónicas innecesaria, algunas realizadas desde hace décadas, y todavía sin utilizar, como clara muestra del afán especulador como fin; otras, por la nula voluntad de servicio.
Ahora, unos años más tarde, tenemos un tercer carril que ha permitido al AVE llegar a Castelló haciendo el ridículo más estrepitoso: no da servicio a la ciudadanía más cercana, circula a menor velocidad que los trenes Talgo y Euromed que ya existían y ha provocado que Cercanías y Regionales incrementen el tiempo de viaje de una manera incomprensible en más de 30 minutos en un claro desprecio de la Administración central y autonómica hacia el ferrocarril convencional y el inmenso espectro social que lo utiliza.
Además, el tercer carril, que se diseñó inicialmente para mercancías, continúa sin verlas pasar. Y siguen estando en la cota más baja de su historia las cercanías, al ritmo de supresiones de 2017, cuando 2000 trenes dejaron de circular en València por falta de personal. Mientras, los políticos siguen soñando con el túnel pasante de la ciudad, como panacea de solución, en lo que se augura como otro gasto ingente y superfluo, despreciando alternativas menos costosas y mucho más coherentes.
La racionalización de las infraestructuras existentes es la alternativa, así como la construcción de un by-pass de mercancías por el oeste, hasta Sagunt, o la ubicación definitiva de la estación del AVE en La Font de Sant Lluís, para llegar al norte también por el oeste, junto a la propuesta de by-pass de mercancías, salvando así el auténtico despropósito que significaría realizarla paralela a la que pasa por L´Horta Nord, lo que permitiría aumentar las cercanías a Castelló en más del 50 %, y quedando todavía un 46 % de aumento de capacidad en reserva de imprevistos futuros.
Juan Ramón Ferrandis Bresó
Coordinador de la Plataforma de Defensa del Ferrocarril de CGT
Fuente: Juan Ramón Ferrandis Bresó