“Nosotros somos el pueblo”, el lema del movimiento del 89 contra la dictadura burocrática y por los derechos sociales y políticos, es el motor que hace correr y sobre todo da un poco de miedo a los sindicatos cogestionarios.

“Nosotros somos el pueblo”, el lema del movimiento del 89 contra la dictadura burocrática y por los derechos sociales y políticos, es el motor que hace correr y sobre todo da un poco de miedo a los sindicatos cogestionarios.

En todos los sectores sociales, la patronal y el gobierno socialdemócrata y verde trataban de atacar los derechos sociales y políticos.

Desde hace dos años, desde la preparación y la adopción de las leyes de Hartz, hay un ataque sin precedente contra los parados y contra todos aquellos que están amenazados con quedarse sin trabajo.

Es preciso aceptar cualquier trabajo, al tiempo que una disminución de las prestaciones de paro y muchos pierden completamente toda prestación. La duración del pago de las prestaciones ha sido reducida a un año para la mayoría de los parados.

Al mismo, tiempo la patronal trata de prolongar el tiempo de trabajo a 40 horas y más y la edad de la jubilación a los 67 años.

El absurdo de esta lógica provoca cada vez más la cólera entre los trabajadores y en la población.

La población del este, en la antigua rda, tiene el sentimiento de vivir en zonas sin ninguna perspectiva de porvenir. Esto se parece un poquito al ambiente del final de la rda.

El movimiento social comenzó durante el verano de 2002, un poco por toda Alemania, allí donde grupos/asociaciones o individuos de la izquierda social están implantados, y se produjo el nacimiento de los comités anti-hartz que luchan contra esas leyes nuevas que limitan los derechos de los parados.

Hartz es el nombre de un director de Volkswagen, un puesto que ocupa en el marco de la cogestión como sindicalista elegido por la dirección del sindicato. Hartz es, pues, el tipo de sindicalista cogestor llegado al poder a través de la línea política socialdemócrata.
Por ejemplo en Berlín : hay un llamamiento de cinco personas que han enviado por mail un mensaje para encontrarse y constituir un comité anti-hartz.

En el verano de 2003 hay una coordinación para preparar una jornada nacional el 1 de noviembre de 2003. Esta jornada fue organizada por Attac, la izquierda sindical. Es decir todos los que están contra la política seguidista de la dirección sindical y por los intelectuales que critican esta reforma.
Todo el mundo se ha sorprendido. 100 000, sobre todo mucha de la gente que vive en Berlín y su región, han venido a participar espontáneamente en esta manifestación que estaba prevista para 5000 participantes. Ha sido un cambio de movimiento y al mismo tiempo un signo de gran descontento entre la gente de la calle.

Otro signo : desilusión hacia todos los partidos establecidos- « el partido único del neoliberalismo »- la abstención en aumento en las elecciones.
Desilusión también sobre las direcciones de todos los sindicatos que son incapaces de organizar la rabia.
Este clima, pues, este ambiente, crea las espontaneidades. Pero no se puede generalizar. En la ciudad que ha puesto en movimiento esas manifestaciones del lunes, Magdebourg, ha vivido esa espontaneidad al ser un huelguista de larga duración el que ha tomado la iniciativa a través de una octavilla escrita por él mismo para llamar a la gente en la calle. En otras ciudades, han sido grupos como el foro social, o de individuos pertenecientes a los sindicatos o a asociaciones de parados o a la iglesia.

Y el símbolo de las manifestaciones del lunes del 89 ha resurgido en la consciencia de las gentes- era la dignidad social que reencontraba su renacimiento- por ejemplo una de las figuras/símbolo de la lucha de 89 ha declarado abiertamente en público : el 89 fue una revolución política, pero falta hacer una segunda revolución, una revolución social. Es la comuna de Leipzig la que, al instante, encarna un poco esta actitud.
La revuelta es, pues, más profunda, no se limita a ir contra la ley-hartz, pero al mismo tiempo la ley hartz se vive como un ataque frontal contra los derechos sociales y para la sumisión total al capitalismo y a la burocracia del estado.

Es cierto que hay espontaneidades, pero también hay grupos políticos y sindicales de base, es sobre todo una mezcla- pero lo que es visible- en el este- es que hay una verdadera dinámica de participación espontánea de individuos en las manifestaciones, también en berlín, y es eso lo novedoso.

“Nosotros somos el pueblo”, el lema del movimiento del 89 contra la dictadura burocrática y por los derechos sociales y políticos, es el motor que hace correr y sobre todo da un poco de miedo a los sindicatos cogestionarios. Pues son estos los sindicatos que a menudo presiden en las instancias del anpe y en la assedic. Son estos también los responsables de la puesta en práctica de esas leyes a partir de enero de 2005.
Esto explica su actitud vis-a-vis del movimiento. Toman la presencia de la extrema derecha como pretexto para difamar el movimiento.

La reunión nacional, el dos de octubre en Berlín, es el próximo momento importante para la continuidad del movimiento.

Septiembre de 2004.

W.H.


Par : rr.ii.