En el 2002 la gestión del saneamiento, suministro de agua potable y electricidad en la provincia de Tánger (Marruecos) se adjudicó a la empresa AMENDIS, perteneciente a la multinacional francesa VEOLIA ENVIORNEMENT AMENDIS, y desde entonces la población de Tánger ha visto como cada vez se subían más las facturas que se emitían por esos servicios.

Ello ha provocado que constantemente se hayan producido movilizaciones contra esas subidas injustificadas de esos servicios, tan esenciales para la población, pero que cada vez están más deteriorados desde que se produjo la privatización de su gestión.

 

 

Pero los recibos del mes de septiembre fueron la gota que colmó el vaso, ante la subida de esas facturas, los habitantes de los barrios populares comenzaron a expresar su malestar ante las oficinas de la compañía en los mismos, y de estas concentraciones surgió la necesidad de organizar la respuesta ante este expolio. Surge un llamamiento a que toda la población secunde un “apagón reivindicativo”, ese movimiento popular el 17 de octubre llaman a apagar las luces en las viviendas, en los comercios y en los cafés del 20:00 a las 22:00 horas.

La respuesta fue tan masiva que el movimiento decide concretar su reivindicación en tres puntos: modificar el sistema de tarifario del agua y de la electricidad, que se generalice la colocación de contadores individuales y que se establezca un servicio mínimo garantizado en caso de dificultad de pago. Para alcanzar la satisfacción de estas reivindicaciones se convoca a una nueva manifestación el sábado 24 de octubre.

Ese día a la tarde comienzan a descender de los barrios populares de Beni Makada, Drissia, Moghogha y otros auténticas riadas humanas, al punto que los agentes de la Gendarmería que estaban apostados alrededor del centro de la ciudad para impedir que los manifestantes pudieran acceder al mismo, se ven sobrepasados y no pueden impedir su marcha. En un primer momento utilizan agua a presión y sus porras, pero los manifestantes responden impasibles continuando su camino, los gendarmes se retiran ante el júbilo de los asistentes, el movimiento es imparable y ni siquiera la represión puede con ella como un estruendo se desencadena un grito unánime: ¡¡el pueblo quiere que Amandis caiga!! ¡¡Fuera Amandis!!

Las movilizaciones se están extendiendo a las ciudades del norte de Marruecos, a Tetuán, Alhucemas, y amenaza con convertirse en un movimiento a escala nacional de protesta contra la subida de producto de primera necesidad, ya que en todas partes sufren las consecuencias de la privatización de la gestión de los servicios de agua y electricidad.

Los medios de comunicación occidentales nos han intentado hacer que el período de movilizaciones populares iniciado con la primavera árabe ha finalizado con el invierno de la guerra Siria y del golpe militar en Egipto; y ahora silencian las grandes luchas que se están dando en Marruecos y en el Líbano, pero sus muros de silencio no impedirán que los pueblos árabes continúen las lucha por sus derechos más elementales: el agua y la electricidad en los hogares.

Juan Carrique