El secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha decidido que su actual representante especial en el Sáhara Occidental, el peruano Álvaro de Soto, asuma las funciones de mediador en el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario tras la dimisión esta semana de James Baker.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha decidido que su actual representante especial en el Sáhara Occidental, el peruano Álvaro de Soto, asuma las funciones de mediador en el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario tras la dimisión esta semana de James Baker.

Annan ha comunicado su decisión al Consejo de Seguridad de Naciones en una carta enviada al presidente de turno del órgano ejecutivo de la ONU, el embajador filipino Lauro Baja, a quien también informó en su momento de la renuncia del ex secretario de Estado de Estados Unidos James Baker como enviado especial.

«He decidido que en su capacidad como representante especial para el Sáhara Occidental, Álvaro de Soto continúe su trabajo con las partes y los países vecinos en la búsqueda de una solución política aceptable mutuamente y duradera», ha señalado Annan, quien agrega que la salida al conflicto debe contemplar «la autodeterminación del pueblo saharaui en el contexto de los propósitos y principios de la Carta de la ONU».

En la misiva, Annan lamenta la decisión de Baker, de quien ha elogiado su trabajo desde que empezó como enviado especial hace siete años, cuando tuvo que hacer frente al estancamiento de las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario.

La crisis que enfrenta a Marruecos y al Polisario por el Sáhara preveía la celebración de un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui, pero fracasó porque ambas partes no se pusieron de acuerdo en el censo de votantes que tienen derecho a acudir a las urnas. Baker intentó entonces un acuerdo que tenía como punto principal «aparcar» el referéndum y avanzar en una alternativa consistente en conceder al territorio una amplia autonomía dentro de Marruecos. Pero tampoco prosperó esta idea por la oposición del Polisario.

Finalmente, en enero de 2003, Baker presentó a las partes el plan que se conoce con su nombre, que incluía la celebración de elecciones autonómicas en el plazo de doce años y de un referéndum de autodeterminación a lo sumo en cinco. Este plan, que tiene el apoyo del Consejo de Seguridad, fue respaldado por el Polisario y su aliado, Argelia, pero fue rechazado por Marruecos, que no admite ninguna iniciativa que contemple la posible independencia del territorio saharaui.