De pasado político precoz, en su juventud Aznar milita en el Frente de Estudiantes Sindicalistas, una organización “ultraderechista de impronta católica” heredera de la Falange fundacional. Es tal su orgullo por el paso dado, que en 1969 escribe lo siguiente en la Revista SP : « Yo como joven y habiéndome llegado un ejemplar de las Obras Completas de Primo de Rivera he tomado la decisión de militar al lado de los Falangistas Independientes, la auténtica encarnación del pensamiento joseantoniano ».

De pasado político precoz, en su juventud Aznar milita en el Frente de Estudiantes Sindicalistas, una organización “ultraderechista de impronta católica” heredera de la Falange fundacional. Es tal su orgullo por el paso dado, que en 1969 escribe lo siguiente en la Revista SP : « Yo como joven y habiéndome llegado un ejemplar de las Obras Completas de Primo de Rivera he tomado la decisión de militar al lado de los Falangistas Independientes, la auténtica encarnación del pensamiento joseantoniano ».

Interesante pasado el de Aznar

Kepa Menéndez Pera

El 25 de noviembre tuvieron lugar en el cementerio de Sukarrieta los actos conmemorativos del centenario del fallecimiento de Sabino Arana, ideólogo y fundador del Nacionalismo Vasco. Un aniversario precedido por una intensa campaña difamatoria contra el líder jeltzale en la que varios medios de comunicación han venido divulgando aquellos discursos y pensamientos que, por significativos, marcaron la corta pero reivindicativa vida del creador del EAJ-PNV. Práctica pseudo-informativa, de connotaciones más que dudosas, que lejos de dar a conocer la figura de Sabino Arana no ha tenido otro fin que el de fomentar en el seno de la sociedad española el desprestigio hacia la legítima y democrática trayectoria de lo que cien años después sigue siendo un proyecto cada día más ilusionante : el Partido Nacionalista Vasco. Parece existir en los círculos ‘populares’ una cierta inquietud por escudriñar en la hemeroteca de la formación jeltzale a la búsqueda de cualquier reflexión que, independientemente del tiempo transcurrido, pueda ser transformada en fulminante gancho pugilístico capaz de hacer estremecer el hígado del contrincante.

Aznar es una de esas personas que gustan de desacreditar al oponente a base de mentarle sus antepasados políticos. Así lo hizo con Izquierda Unida en las manifestaciones contra la guerra ; con los partidos nacionalistas en las elecciones catalanas y, constantemente, en su lucha por derrotar al PNV sacando a relucir las ideas de Sabino Arana. Es por ello por lo que, basta que el Estado se apresta a conmemorar el XXV aniversario de la Constitución, creo llegado el momento de rememorar lo que de la misma opinaba por aquel entonces el actual presidente del Gobierno español, al tiempo que realizamos un sucinto repaso a su camaleónica trayectoria ideológica. De pasado político precoz, en su juventud Aznar milita en el Frente de Estudiantes Sindicalistas, una organización “ultraderechista de impronta católica” heredera de la Falange fundacional.

Es tal su orgullo por el paso dado, que en 1969 escribe lo siguiente en la Revista SP : « Yo como joven y habiéndome llegado un ejemplar de las Obras Completas de Primo de Rivera he tomado la decisión de militar al lado de los Falangistas Independientes, la auténtica encarnación del pensamiento joseantoniano ». Intimamente ligado a los precursores del Antiguo Régimen, ya como secretario general de Alianza Popular por La Rioja, en un artículo publicado en 1979 por el diario “La Nueva Rioja”, Aznar califica de « vientos de revancha » el gesto de varios ayuntamientos de proceder a la retirada de rótulos de las calles con nombres franquistas : « Las calles dedicadas a Franco y a José Antonio lo estarán a partir de ahora a la Constitución. Y no hemos hecho más que empezar. Se dedican a borrar la historia, incluso el Ayuntamiento de Guernica ha retirado la medalla de la villa, así como todos los honores concedidos, al anterior Jefe del Estado que aunque moleste a muchos gobernó durante cuarenta años y se llamaba Francisco Franco. Como aún les parecía poco deciden exigir responsabilidades al Gobierno alemán por el bombardeo de la ciudad. Hace 42 años ».

Es en ese año y en el mismo periódico, donde Aznar comienza a dar muestras de su más impertérrito deseo por desacreditar todo aquello que los españoles habían refrendado democráticamente un año antes en las urnas : la Constitución y el Parlamento. Escritos en los que el actual presidente abomina del contenido y espíritu de la Carta Magna, de la que dice “se ha hecho a espaldas de la sociedad” : « Hay una enorme masa de españoles que esperanzados ante el cambio político se sienten hoy decepcionados y defraudados » [18-2-79]. Aspectos tales como la educación, la economía o el derecho a la vida quedan, a juicio de Aznar, difusamente amparados por una Constitución a la que llega a tildar de ambigua : « Tal y como está redactada la Constitución, los españoles no sabemos si vamos a poder escoger libremente la enseñanza que queremos dar a nuestros hijos o nos encaminamos hacia la escuela única » [23-2-79]. « Que nuestra democracia tiene graves defectos y fallos es un hecho evidente : unos sancionados por una Constitución demasiado ambigua y otros por reiteradas prácticas viciosas de lo que se entiende por política democrática » [30-9-79].

En la actualidad reacio a que en el Parlamento se debatan materias de hondo calado político y social como el Prestige, la guerra de Irak o las comisiones de investigación, la hemeroteca nos muestra a un Aznar contrariado por el, en su opinión, escaso protagonismo que los partidos mayoritarios de entonces daban a esta institución : « Durante este bienio no ha habido un Parlamento que merezca tal consideración. Baste pensar cómo fueron aprobados en bloque apartados, artículos, capítulos y títulos del texto constitucional sin que se desarrolle un solo debate ante los españoles » [23-2-79]. « El Parlamento tiene una función y debe cumplirla. Es pieza fundamentalísima y si se le hurta sus funciones, en otra parte se tendrá que hacer. Téngase en cuenta para que luego no vengan los lamentos » [25-7-79].

De las ‘reivindicaciones regionalistas’, como gustaba de decir, y de la estructuración que de las comunidades autónomas hace la Carta Magna, Aznar opinaba : « Tenemos los españoles ante nuestros ojos un tema de gravísima magnitud : el de las llamadas autonomías. En lugar de concebir un plan serio y responsable de organización territorial de España, se ha montado una charlotada intolerable que ofende al buen sentido. Lo que se requiere [para solucionarlo] es una política clara, decidida, valiente y con miras nacionales. Está demostrado que perder la mano en estos temas significa perder la partida. La ley de la grandeza de España también pasa por su unidad » [30-5-79]. Será por ello por lo que la misma noche electoral en la que el Partido Popular consigue la mayoría absoluta, y sin percatarse del piloto encendido de un micrófono, Aznar asevera eufórico a los que le rodean : “Vamos a acabar con este coñazo de las autonomías”.Reflexiones todas estas que cobran una especial relevancia al conmemorarse el 25 aniversario de la aprobación de la Carta Magna. Este es el presidente que gobierna hoy al amparo de una Constitución contra la cual votó en su día ; que somete el articulado a una utilización partidista y patrimonialista, acorde a sus intereses, usurpando todo protagonismo a las instituciones nacidas por y para el debate. Un presidente al que le caen anchas las máximas imprescindibles que rigen todo sistema democrático : que la soberanía reside en el Pueblo, que la separación de poderes debe quedar preservada, que la libertad de expresión jamás será suplantada y que todo no vale en la lucha contra el terrorismo.

Sin embargo, de qué asombrarnos, si nada más ser ratificado el texto por las urnas, Manuel Fraga ya mostró su firme propósito de reformarlo en cuanto llegaran al poder.


Par : mario