En 2011, 74,8 millones de jóvenes estaban desempleados, 4 millones más que en 2007.

Ginebra (Efe).- Este año habrá 200 millones de desempleados en el mundo, pero pueden llegar a los 204 millones si la desaceleración se materializa y el crecimiento mundial cae por debajo del 2%, según informó el pasado mes de enero la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los datos se extraen del informe Tendencias Mundiales del Empleo 2012 de
la OIT, que predice diferentes escenarios en función del crecimiento,
estancamiento o empeoramiento de la economía mundial. El escenario base
de la OIT prevé que el número de desempleados en 2012 sea de 200
millones y que aumente hasta alcanzar los 206 millones en 2016, con una
tasa de paro que se mantendría invariable en torno al 6 por ciento.

Los datos se extraen del informe Tendencias Mundiales del Empleo 2012 de
la OIT, que predice diferentes escenarios en función del crecimiento,
estancamiento o empeoramiento de la economía mundial. El escenario base
de la OIT prevé que el número de desempleados en 2012 sea de 200
millones y que aumente hasta alcanzar los 206 millones en 2016, con una
tasa de paro que se mantendría invariable en torno al 6 por ciento.

En caso de un escenario de desaceleración o de recesión, la cifra se
dispararía hasta los 204 millones en 2012 y los 209 en 2013. Si la
recuperación se produjera, especialmente en la eurozona, la predicción
sería de 199 millones en 2012, lo que no alteraría la tasa de desempleo
del 6 por ciento.

Estas cifras, sin embargo, no reflejan un fenómeno creciente, el de
los «desengañados», esas personas que tendrían que formar parte de la
población activa y que no sólo no están empleadas, sino que además han
dejado de buscar trabajo porque consideran que el mercado laboral no
tiene un sitio para ellas.

La OIT calcula que los «desengañados» en el mundo son unos 29
millones, lo que equivale al 15 por ciento del total de desempleados,
por lo que, si se contabilizaran, la tasa mundial de paro alcanzaría el
6,9 por ciento. 

Por regiones, en 2012 las tasas de desempleo se situarán en un 8,5
por ciento en los países desarrollados, un 7,2 % en Latinoamérica y el
Caribe, un 4,1 % en Asia Oriental (incluida China), un 4,7 % en el
Sudeste Asiático, un 3,8 % en Asia del Sur (incluyendo India), un 10,2 %
en Oriente Medio, un 10,9 % en el norte de África y un 8,8 % en África
Subsahariana.

Del déficit de 200 millones de empleos, 27 millones se pueden achacar
directamente a la crisis, a contar desde 2007, según el organismo
internacional, que cifra en 500.000 los puestos destruidos o no creados
durante los últimos dos años.

De hecho, la OIT considera que el «mayor desafío» es la creación de
600 millones de puestos de trabajo en el próximo decenio, los 200 que ya
faltan más un déficit de 40 millones anuales a causa de las nuevas
incorporaciones al mercado laboral.

«La cifra es muy ambiciosa porque estamos hablando de la necesidad de
crear 400 millones de buenos puestos de trabajo y empleos decentes solo
para poder satisfacer la nueva fuerza de trabajo», dijo en rueda de
prensa José Manuel Salazar-Xirinachs, director ejecutivo del sector de
Empleo de la OIT.

«Sabemos que es un desafío muy grande,
desafortunadamente las perspectivas de una recuperación como la que
estamos viviendo no auguran bien», agregó.

Los jóvenes son los más afectados por esta crisis del empleo, dado
que, a escala mundial, tienen casi tres veces más posibilidades de estar
parados que los más adultos y, además, hay entre ellos 6,4 millones de
«desengañados».

Según los datos de la OIT, en 2011, 74,8 millones de jóvenes estaban
desempleados, 4 millones más que en 2007. Por otra parte, a nivel
mundial se estima en 1.520 millones el número de trabajadores en
situación de vulnerabilidad en el empleo, un incremento de 136 millones
desde 2000 y de casi 23 millones desde 2009.

Ante esta situación, la OIT propone cuatro acciones: coordinar las
políticas fiscales, reparar y regular el sistema financiero, aplicar
medidas que se centren en la economía real y alentar al sector privado
para que invierta.

Todo esto, sin comprometer la estabilidad fiscal,
pero aplicando políticas de estímulo en lugar de medidas de
austeridad. «Los movimientos actuales hacia políticas de austeridad van a
empeorar los problemas del mercado de trabajo. La experiencia demuestra
que hay que invertir en políticas activas de creación de empleo y
estimular la inversión», concluye el estudio.