El laicismo avanza lentamente en la escuela pública, pero con paso firme. Pese a ello, todavía encontramos crucifijos colgados en las paredes de espacios aconfesionales -como deberían ser unas delegaciones territoriales- que apuestan manifiestamente por la escuela católica concertada frente a los centros 100 % públicos.
Las cifras son claras: el laicismo y la diversidad crecen en la escuela pública andaluza. El porcentaje de alumnado que cursa religión católica se reduce al 66,9 %, cuando hace cuatro cursos el porcentaje era de casi un 72 %. Ha descendido 5 puntos en 4 años.
Por el contrario, el catolicismo avanza en la escuela privada concertada haciéndose exclusivo -y excluyente-, ya que el 92 % de su alumnado está matriculado en religión católica.
La religión católica es el único credo impartido en todos los centros concertados andaluces, con la excepción de 32 menores que el curso pasado recibieron «enseñanzas» de otra religión en un centro privado concertado.
¿Cómo se entiende este hecho contrario a la tendencia general de una sociedad que avanza hacia el laicismo?
Es de sobra conocido que estos centros privados seleccionan previamente al alumnado e incluso le invitan a irse cuando no encaja con su «ideal» religioso o económico. Recientemente veíamos como dos alumnas de un centro concertado de Málaga fueron expulsadas de sus aulas y aisladas en la biblioteca por llevar puesto un pañuelo en la cabeza, una tradición cultural que el centro rechaza con la burda excusa de la existencia de una norma que impide taparse la cabeza. Expulsar a alguien por llevar un pañuelo o hiyab que simplemente recoge el pelo y despeja el rostro no es aplicar el reglamento interno para respetar una norma sino imponer y forzar la sumisión cultural de estas alumnas. ¿Tampoco puede llevar nadie gorras o pañuelos en el patio para protegerse del sol?
Resulta cínico, además, que este hecho se produzca en un centro de religiosas en cuya web principal aparece la imagen de una monja con cofia y un cura con la cabeza cubierta por un solideo y que además habla de «espíritu de colaboración y servicio a una sociedad plural». Queda claro que esta supuesta «pluralidad» no incluye a estas alumnas y se evidencia en la siguiente frase con que se publicitan: «Como respuesta a las familias que deciden dar a sus hijos una educación cristiana».
Sorprende también el celo y la rapidez en actuar de la Delegación Territorial de Málaga para justificar la expulsión del aula de estas alumnas en base a la norma cuando, por otra parte, permite libremente la presencia de crucifijos en las paredes del edificio donde atiende al público en general. Ponemos como ejemplo el despacho 0105 del Servicio de Gestión de Recursos Humanos en la primera planta de la Delegación de Málaga.
Otros datos evidencian también la segregación cultural y religiosa que supone la presencia de los centros concertados en Andalucía, y es que solo atienden a un 8 % de alumnado extranjero, cuando el porcentaje total de alumnado que está matriculado en los mismos respecto a los centros públicos es del 19,5 %. Un detalle clarificador es que el alumnado que proviene del continente africano es el que menor presencia tiene en la concertada, con tan solo un 5,7 % del total sobre la pública.
En CGT Enseñanza siempre hemos apostado por una escuela laica porque entendemos que no podemos avanzar hacia una sociedad plural e inclusiva mientras en nuestras propias escuelas no se avance hacia el laicismo.
¡ESCUELA 100 % PÚBLICA Y LAICA YA!
Fuente: FASE-CGT