DOS trabajadores de la construcción murieron ayer en accidente laboral en Lucena (Córdoba) y son ya cinco los fallecidos por accidentes de trabajo en Andalucía en lo que va de año. En el 2004 perdieron la vida en accidente un total de 946 trabajadores, cifra que supone un descenso del 8,4% respecto al 2003 y del 6,4% con respecto al 2002. Pero eso no debe consolarnos, porque estamos hablando de una media anual de 900.000 accidentes laborales. Y es triste comprobar que España tiene el peor indicador de siniestralidad de la UE. Según Eurostat, el último índice de incidencia es de 7.600 accidentes por cada 100.000 trabajadores en activo, mientras que la UE registra 4.100.
Es verdad que no hay uniformidad estadística en Europa sobre siniestralidad laboral y que son ligeramente distintos los sistemas de calificación de accidentes y evaluación de bajas. Pero no es menos cierto que las medidas para reducir los accidentes laborales en España han fracasado pese a la ligera reducción de víctimas mortales. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995, los 15 Reglamentos vigentes, las 74 medidas del Plan Nacional de Siniestralidad, el Plan de choque en las 30.000 empresas que copan la mitad de los accidentes, la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales y la creación de una Comisión Nacional de Seguridad en el Trabajo no han impedido que nuestro país esté lamentablemente en cabeza en materia de accidentes de trabajo. Esta misma semana ha aparecido el libro de Antonio Garrido ’La Seguridad Laboral en la construcción, ¿una meta inalcanzable ?’, editado por ’Leynfor Siglo XXI’. Es el más clarividente alegato que uno ha leído sobre este drama. Debería ser de lectura obligatoria para quien quiera saber que los factores de riesgo no son sólo la subcontratación, la eventualidad y el incumplimiento de las normas por empresarios, trabajadores e inspectores.
LUIS IGNACIO PARADA
Par : HOY