El general Mario Renán Castillo participó directamente, dice testigo al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas Recibían dinero del gobernador Julio César Ruiz Ferro

JUAN BALBOA
La Jornada


Un paramilitar de Paz y Justicia, en la comunidad Paraíso, en Yajalón FOTO Víctor M. Camacho



El general Mario Renán Castillo participó directamente, dice testigo al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas Recibían dinero del gobernador Julio César Ruiz Ferro

JUAN BALBOA

La Jornada


Un paramilitar de Paz y Justicia, en la comunidad Paraíso, en Yajalón FOTO Víctor M. Camacho


El testimonio de un ex comandante del grupo paramilitar Paz y Justicia confirma que el Ejército Mexicano planificó, organizó y apoyó, desde la ofensiva contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) del 9 de febrero de 1995, a grupos paramilitares en tres regiones fundamentales de Chiapas : Altos, selva y norte. Su propósito, siempre de acuerdo con el testigo : romper las relaciones que existían entre la población y los zapatistas.

En testimonio grabado y documentado por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDHFBC), el testigo -al que se identifica como PyJ y para quien la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha solicitado medidas cautelares- confirmó la participación directa en apoyo a los paramilitares del entonces comandante de la séptima Región Militar con base en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, general Mario Renán Castillo.

El ex comandante de los paramilitares narra pasajes de asesinatos de simpatizantes zapatistas ; explica con detalle el nacimiento de Paz y Justicia ; recuerda las reuniones secretas entre ese grupo y funcionarios del entonces gobernador Julio César Ruiz Ferro, y confirma la intervención del grupo paramilitar en la emboscada que sufrieron el obispo Samuel Ruiz García y su coadjutor Raúl Vera López el 4 de noviembre de 1997.

Los grupos paramilitares en Chiapas han dejado una estela de violencia y muerte que, de acuerdo con el CDHFBC, ha provocado que unas 12 mil personas -la mayoría indígenas- estén desplazadas y 122 hayan sido asesinadas o desaparecidas.

Las acciones de Paz y Justicia empiezan en 1995, constituyéndose en una política deliberada de Estado encaminada a cometer ataques generalizados y sistemáticos contra la población civil, consistentes en asesinatos, traslados forzosos de pobladores, privación grave de la libertad física, tortura, persecución y desapariciones forzadas de personas por medio de la creación, financiación, adiestramiento y encubrimiento de grupos paramilitares.

Emboscada a jerarcas católicos

Acerca del ataque que sufrieron el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García ; su coadjutor, Raúl Vera, y dos catequistas, el recuento se refiere a la reunión que se realizó en el ejido Miguel Alemán, municipio de Tila, lugar elegido por el Ejército Mexicano -desde la ofensiva de febrero de 1995- como centro de operaciones del grupo paramilitar Paz y Justicia. Eran 25 indígenas choles militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero la cantidad de armamento que transportaban triplicaba la capacidad del contingente. Tenían un solo objetivo : asesinar al obispo Samuel Ruiz García.

En la mañana del 4 de noviembre de 1997, un militar de alto rango, conocido como Juan Bautista, responsable del destacamento castrense en El Limar, era el hombre mejor informado de la operación : no sólo sabía el lugar y la hora de la emboscada, también conocía todos los detalles, porque había participado en su planeación el día anterior.

Así lo recuerda un testigo y uno de los principales comandantes de Paz y Justicia, organización que entre 1995 y 2000 fue responsable del asesinato y desaparición de 122 personas en la zona norte de Chiapas. Uno de los paramilitares más activos dentro de este grupo aceptó dar su testimonio al CDHFBC, con la condición de que se protegiera su nombre por temor a ser asesinado junto con su familia.

«Cuando llegó el destacamento militar a El Limar, el general Juan Bautista, quien daba permiso para cargar las armas, hasta le dijo a nuestro dirigente que nos iban a registrar las armas, que cada arma que se iba a comprar la iba a registrar, hasta una vez cuando estaba duro el problema iba a llegar el obispo de San Cristóbal, Samuel Ruiz, ahí a Masojá Shupá.

«¿Qué hicimos nosotros ? Hicimos una reunión antes en Miguel Alemán para emboscar al señor obispo, ahí en la curva antes del crucero», narra el comandante de Paz y Justicia. Entre Miguel Alemán y Jolnixtié se encontraba un destacamento militar. El vehículo de los paramilitares debía pasar por ese lugar, en donde el Ejército Mexicano hacía la revisión con sumo detalle.

Teníamos como 80 armas -continúa PyJ-, entonces las metimos a un carro ; estaba un retén militar, pero, ¿qué nos dijo el Ejército Mexicano ? No nos dijo nada, no nos revisó las armas que estaban ahí. Un militar de alto rango que se hacía llamar general Juan Bautista, quien se encontraba con dos militares con rango de mayores, Adeliz Luna y Mateo Reyes, dio la orden para que el vehículo no fuera revisado. El atentado se efectuó sin lograr el objetivo : los obispos Samuel Ruiz y Raúl Vera salieron ilesos ; sólo dos catequistas (José Pedro Pérez y José Vázquez Pérez) y el mayordomo del santuario del Señor de Tila, Manuel Pérez Pérez, fueron heridos con armas de fuego.

Los hombres del general

De acuerdo con el testimonio de PyJ, el entonces comandante de la séptima Región Militar, Mario Renán Castillo, fue el principal impulsor y organizador de los grupos paramilitares en Chiapas.

Existen varios documentos en los que se confirma el involucramiento del general Renán Castillo en la organización de dichos grupos. En uno de ellos el militar firma como testigo de honor en la entrega de casi 5 millones de pesos que el gobierno del estado dio a Paz y Justicia.

El testigo del organismo de derechos humanos recuerda que por lo menos participó tres veces en reuniones entre los dirigentes de Paz y Justicia y el comandante de la séptima Región Militar.

«También cuando nos reunimos con Mario Renán Castillo estuvo un teniente y un político de Socama (Solidaridad Campesina Magisterial) llamado Manuel (Hernández) Gómez.

«Bueno, Samuel Sánchez también era de Socama, y fuimos a la reunión en Tuxtla (Gutiérrez), fuimos muchos delegados, como 121, el 4 de julio de 1997, pero sólo hablaron unos cuantos, y Mario Renán firmó el recurso financiero», explica.

PyJ recuerda las reuniones que sostenía el comandante de la séptima Región Militar con dirigentes de los paramilitares. «Conocí a Mario Renán cuando hablaba con los dirigentes de Paz y Justicia», precisa.

 ¿Mario Renán hablaba con los dirigentes de Paz y Justicia ?

 Sí, sí.

 ¿Iba a verlos a Miguel Alemán ?

 Sí, sí. Llegaba ahí, y tenía mucha confianza con ellos…

 ¿Qué les decía Renán ?

 Que seguimos en eso, que no les diéramos chance a los de Abu xú (organización identificada más con los zapatistas), que eran cabrones, que no se qué, que les iba a quitar la tierra y todo, que simplemente eran supersticiones de ellos, simplemente nos agarramos así para convencernos de bajar los dirigentes, pero no lograron bajar, sólo los simpatizantes de ellos, gente que son pobrecitos… ancianos que murieron en esa guerra, jóvenes todavía y mujeres que fueron desaparecidas.

El comandante de Paz y Justicia señala que la participación de Renán Castillo con los grupos paramilitares no fue aislada. Afirma que le consta que otros altos militares estaban involucrados apoyándolos.

 ¿Cómo que estuvieron involucrados ?

 Más que nada estuvo Juan Bautista, que es el general que llegó la primera vez, ahí en El Limar ; supuestamente tenía conocimiento mucho de Paz y Justicia.

 ¿Qué es, qué era, de qué grado ?

 Era general del Ejército Mexicano.

 ¿De qué unidad ?

 Pues, o sea que fue, no sé, era un señor canoso, alto, medio gordo.

 ¿Pero a que batallón pertenecía ? -se le insistió al rendir su testimonio.

 O sea, yo creo que aquí de San Cristóbal, no sé, o de Tabasco, no sé. Pero sí, él daba conocimiento a sus tropas, su guardia, que pasaban a visitar las comunidades, pues Paz y Justicia eran, siempre a favor de ellos…

 Este general, Juan Bautista, ¿también iba a hablar con los dirigentes de Paz y Justicia ?

 Sí. Tenía más contacto con Diego (Vázquez Pérez), con Marcos (Albino Torres) y con Samuel (Sánchez Sánchez) ; ellos eran los que hablaban con él, y sabe que nos llenó una hoja, y hacemos una relación quienes tenían armas, hasta nos iba a registrar, según, para que pudiéramos portar en las ciudades, hasta Marcos (Albino Torres) cargaba su arma, una de 9 milímetros, cargaba, entraba allá, allá en su…, con Mario Renán tuvimos entrevistas con él, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.

 ¿Juan Bautista tenía una relación de las armas de Paz y Justicia y además conseguía armas, les daba armas ?

 No, pero sí nos decía cómo nos íbamos a defender, cómo podemos manejarlo, y quien le decía Marcos (Albino Torres) y Sabelino (Torres) que sabían manejo de armas, que fueron ex militares, ahí empezó ese problema, así empezó.

 Pero entonces, ¿Juan Bautista les decía cómo utilizar las armas ?

 Ajá, sabían ellos el manejo de armas.

 ¿Sabelino, Marcos Albino y Juan Bautista les enseñaban a utilizar las armas ?

 Sí, entonces estuve mucho con ellos…

Del testimonio de PyJ se desprende que la mayoría de los altos mandos del Ejército Mexicano con base en Ocosingo (39 Zona Militar) y San Cristóbal de las Casas (31 Zona Militar) mantenían una estructura paralela de apoyo a los grupos paramilitares. El comandante de Paz y Justicia relata cómo los animaban para que acabaran con los simpatizantes y milicianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

«Nada más nos decían que acabarnos (acabarlos), que no nos dejáramos que nos acabaran ellos…», aseguró. Recuerda que los altos mandos castrenses los «animaban, pues quien iba a ganar…»

Armas, municiones y uniformes

Según el testigo, Paz y Justicia tenía una estructura militar impuesta por el Ejército Mexicano dentro del Plan de Campaña Chiapas 1994, redactado en gran parte por el general Renán Castillo. Paralelamente funcionaba como una organización de masas para mantener una relación «oficial» con las autoridades de la Federación, el estado y los municipios.

De acuerdo con PyJ, la estructura militar de Paz y Justicia estaba bajo la responsabilidad de sus principales comandantes : Samuel Sánchez Sánchez, Marcos Albino Torres, Diego Vázquez Pérez, Sabelino y Carlos Torres. Ellos realizaban la compra de armas y municiones recaudando cuotas obligatorias que imponían a la población, mayoritariamente militantes del PRI.

Confirma lo que muchos organismos de derechos humanos denunciaron desde febrero de 1995 : toda persona que se negara a la cooperación monetaria para comprar armas era castigada o asesinada.

«Los mataban, los encerraban primeramente, más que nada, castigados, golpeados, ahí en su cárcel de Miguel Alemán, tanto en Tsaquil, tanto en Nuevo Limar, Masojá Chico, que tienen cárcel (…) había partes poquito de Paz y Justicia, un poquito que estaban caliente de agarrar a las personas, ya sea que eran hermanos, ya sea entra papá e hijo, ya sea entre compadres, todo.

«No había perdón para nada, si no hacías eso, simplemente te iban a emboscar, ya sea, pero no, te iban inculpar a los de Abu xú, así hacían antes, todos los problemas que así, así lo hacían.»

Los propios elementos del Ejército Mexicano y de la Policía de Seguridad Pública de Chiapas vendían armas y uniformes a los paramilitares de Paz y Justicia. Utilizaban indumentaria, continúa el testigo, como la de la policía sectorial, Seguridad Pública y el Ejército. El rostro se lo cubrían con pasamontañas o pañuelo rojo, como los zapatistas.

 ¿Qué tipo de armas traían ?

 Diferentes, un R15, una UZI.

 ¿De qué año estamos hablando ?

 Del 96-97. De los conflictos de Usipá, de Cruz Palenque, El Limar, toda esa zona. Yo aprendí mucho manejo de esas armas. Me enseñaron, como era yo delegado de la organización esta de Paz y Justicia en Miguel Alemán, cada delegado tenía sus comunidades.

 ¿Quién les enseñaba ?

 Adiestramiento, este Sabelino (Torres), tenían otros que fueron militares, y que son militares todavía de ahí de Masojá Shujá, que se llama Emilio Pérez López, y ahorita sigue siendo del Ejército Mexicano de infantería en Tenosique, Tabasco, o la ciudad de México ; pero sí, él era quien manejaba a la gente.

 ¿En qué campamento o regimiento ?

 O sea que ahí, en Miguel Alemán tanto en Tsaquil.

 ¿Había un campamento militar ?

 Había en Tsaquil y en un cafetal de Miguel Alemán.

El comandante de Paz y Justicia narra que los primeros campamentos de adiestramiento se ubicaron en territorio de Tabasco, «pero sólo fue unos 15 días». Durante toda la guerra contrainsurgente, en la que fueron asesinadas y desaparecidas 122 personas, la mayoría indígenas chol, los campamentos de adiestramiento militar se ubicaban en comunidades del municipio de Tila : Las Limas (donde había un campamento de la Secretaría de la Defensa Nacional), Usipá, Nuevo Limar, Cruz Palenque y Miguel Alemán. Los hombres encargados de adiestrarlos eran ex militares oriundos de la zona norte de Chiapas o elementos en activo del Ejército Mexicano.

Los apoyos del gobierno de Chiapas

El paramilitar destaca en su testimonio la importancia que tenían para Paz y Justicia los apoyos que recibían del gobernador interino Julio César Ruiz Ferro. Afirma que éste mantenía reuniones permanentes con Samuel Sánchez, uno de los principales dirigentes del grupo, «él les daba el apoyo, el gobernador no quería que hubiera otro partido, sólo PRI», dice.

Así, agrega, Marcos Albino (Torres) decía en las reuniones que nuestro partido es la bandera del tricolor, «somos PRI», reafirmaba, y animaba a los paramilitares prometiéndoles que si lograban desplazar a los simpatizantes del EZLN y del Partido de la Revolución Democrática las pertenencias de éstos serían de ellos. Hace referencia al entonces procurador de Justicia del estado, Jorge Enrique Hernández Aguilar, y a las reuniones que éste sostenía con los dirigentes de Paz y Justicia, en particular con Diego Vázquez.

Como organización de masas, Paz y Justicia imponía en la zona norte de Chiapas a los candidatos del PRI a las presidencias municipales. Según el testimonio de PyJ, el grupo paramilitar mantenía el poder en municipios como Tila, Tumbalá, Sabanilla y Salto de Agua. «Sí, agarraban vehículos y todo, pasajes, tenían apoyo por parte del ayuntamiento», precisa.

Se refiere a Carlos Torres López, ex presidente municipal de Tila, detenido hace unos tres años, como uno de los alcaldes que más apoyaban las acciones de Paz y Justicia. Entre muchos otros implementos entregó a las comunidades que pertenecían al grupo paramilitar equipos de radiocomunicación.

 ¿Daba uniformes ?

 Sí, todo daba.

 ¿Armas ?

 Sí, pero ahora está en la cárcel.

Los asesinatos de Paz y Justicia

El CDHFBC tiene registrados por lo menos 85 asesinatos del grupo paramilitar en la región del norte de Chiapas, 37 desapariciones forzadas y unas 4 mil personas desplazadas, sólo en esa región.

Paz y Justicia cometió la mayoría de los asesinatos entre 1995 y 1997. En esos años aparecían asesinados simpatizantes del EZLN y miembros de otras organizaciones diferentes a Paz y Justicia.

El testigo PyJ recuerda el caso de la jovencita Minerva Guadalupe Pérez Torres. El 20 de junio de 1996, en la comunidad Miguel Alemán, Sabelino Torres, uno de los dirigentes de Paz y Justicia, detuvo una camioneta en la que viajaba Minerva Guadalupe, de 19 años de edad. La tuvieron detenida en la casa de un hermano de Nicolás Gómez Martínez donde la violaron alrededor de 31 hombres y la mataron.

«Minerva llega en una camioneta de Clemente, a él lo bajaron, le hicieron la parada y Sabelino (Torres) lo bajó y lo tuvieron como un día en la casa del hermano Nicolás, y ahí estuvo la muchacha. La violaron, pasó como 31 personas sobre ella, y la machetearon. Eso fue rumbo a unos 300 metros de Miguel Alemán, donde la violaron y la mataron, pero ahí estuvo un día sin comer en esa casa y ahí la mataron».

Nada detenía a los paramilitares de Paz y Justicia : su contubernio con el Ejército Mexicano hacía poderoso al grupo ; el apoyo que recibían de los gobiernos estatal y municipal les daba movilidad ; durante tres años asesinaron a mansalva con el aval de los militares, hoy aún se mantienen vigentes, porque los actuales gobiernos de Pablo Salazar Mendiguchía y el de Vicente Fox se niegan a desarmarlos.