Según el Instituto de la Mujer, la publicación omite realidades como la violencia de género
« Parcial, tendencioso y subordinado ». Así ve un grupo de filólogas, lingüistas y lexicógrafas el trato dispensado a la mujer por el Diccionario de la Lengua Española. El que debiera ser garante de la corrección etimológica en el uso del castellano y espejo de la realidad social a través de las palabras, arbitra todavía hoy un uso sesgado que discrimina a las mujeres y consagra la preeminencia social de los varones.
« De mujeres y diccionarios. Evolución de lo femenino en la 22ª edición del DRAE », constata este pertinaz desequilibrio y la falta de « interés y voluntad » de la Real Academia Española de la Lengua por corregirlo en la última hornada del Diccionario (DRAE), editada en el 2001. El estudio está auspiciado por el Instituto de la Mujer.
Para Emilia Lledó, coordinadora del trabajo, el DRAE rezuma un enfoque antropocéntrico por acción y por omisión. Después de analizar más de 27.000 entradas, el equipo integrado además por Mª Ángeles Calero y Esther Calero ha detectado « silencios clamorosos » que hacen invisible a la mujer, una apropiación sistemática del género neutro por parte del masculino -’hombre’ como sinónimo universal de ’ser humano’- y acepciones de discriminación explícita, en particular de índole sexual. Todas estas carencias, aseguran las expertas, propician un uso del lenguaje sexista, nada igualitario, que dificulta la asunción de nuevas realidades de emancipación de la mujer y cambios en las estructuras sociales.
’Como un trapo’
La ’mirada’ masculina y tradicional del DRAE se detecta, sobre todo, en los ejemplos con que los académicos facilitan la comprensión de las definiciones -« los ejemplos son libres y más reveladores de la ’ideología’ que subyace en el diccionario », explica Lledó-, e incluso un fenómeno tan ’femenino’ como el maltrato contra la mujer, se lee justo al revés. Si en la edición de 1992 (21ª) ningún ejemplo remitía a esta realidad, en la actual todo lo que se puede leer es ’trata a su marido como un trapo’, como aserto para ilustrar una de las acepciones del vocablo ’trapo’.
Más aun, uno de los primeros borradores del DRAE actual ilustraba la tercera definición de ’bárbaro/ra’ con el siguiente ejemplo : ’Su bárbaro esposo la golpeó’. En la edición definitiva figura, en cambio, ’su bárbaro vecino lo golpeó’. « Imaginamos, dice el informe, que para no herir la sensibilidad de algunas personas ».