Dada la situación actual, con los herederos del franquismo gobernando de nuevo a sus anchas, no es de extrañar que la resistencia libertaria contra el franquismo haya sido tan olvidada por la historiografía oficial del antifranquismo.Y aún más de la de los años sesenta, cuando los libertarios intentaron poner en marcha el proyecto más coherente y consecuente de su largo historial resistencial: el DI.

Un “olvido” explicable porque, tras la victoria franquista, la mayoría de los vencidos renunció a proseguir el combate con la esperanza de que fuesen las Democracias occidentales las que echasen a Franco un día… Un derrotismo que produjo el aislamiento y abandono de los grupos resistenciales, por lo que sólo algunos grupos -compuestos por militantes de las juventudes libertarias y de la fracción “apolítica” de la CNT- intentaron seguir resistiendo, aunque con poco apoyo orgánico.

Un “olvido” explicable porque, tras la victoria franquista, la mayoría de los vencidos renunció a proseguir el combate con la esperanza de que fuesen las Democracias occidentales las que echasen a Franco un día… Un derrotismo que produjo el aislamiento y abandono de los grupos resistenciales, por lo que sólo algunos grupos -compuestos por militantes de las juventudes libertarias y de la fracción “apolítica” de la CNT- intentaron seguir resistiendo, aunque con poco apoyo orgánico.

La lista de militantes anarquistas abatidos por la policía franquista durante este periodo es larguísima y termina, en enero de 1960, con Francisco Sabater Llopart (El Quico) y los cuatro miembros de su grupo abatidos poco después de haber pasado los Pirineos.

A este doloroso y significativo episodio -sucedido poco después de que el Régimen celebrase el veinte aniversario de su victoria militar de 1939- siguió la acción del DRIL -que logró apoderarse, en la noche del 21 al 22 de enero de 1961, del trasatlántico portugués Santa María- para recordar al mundo la continuidad de la resistencia activa contra las dictaduras de España y Portugal1.

Esta acción y la muerte de Sabater y sus cuatro compañeros fueron decisivos para el resurgir de las tendencias activistas entre los libertarios y hasta en los medios nacionalistas, comunistas y republicanos, y de ahí la proliferación de grupos denunciando el derrotismo del antifranquismo “oficial” y propugnando actitudes más combativas y unitarias.

El DI 

Fue así como se impuso, en el seno del Movimiento libertario exiliado, la dinámica “pro-unidad” y pudo celebrarse, en 1961, un Congreso unitario en la ciudad de Limoges. A este congreso asistió una delegación del Comité nacional de la CNT del Interior, ya reunificada, que se pronunció firmemente por la continuación “de la acción revolucionaria” y la aprobación (por unanimidad) del dictamen sobre “defensa interior”, que instaba a la creación de un organismo secreto (DI) para relanzar la lucha activa contra el franquismo.

Tras la aprobación de este dictamen por la FAI y la FIJL, la Comisión de Defensa del MLE2 nombró, a principios de enero de 1962, a Germinal Esgleas, Vicente Llansola, Cipriano Mera, Juan García Oliver, Acracio Ruiz, Juan Jimeno y Octavio Alberola para integrar el DI. Este organismo se reunió dos meses después y aprobó la puesta en marcha de un plan de acción contra el régimen franquista en función de lo estipulado en el Dictamen “Defensa Interior” y de las posibilidades humanas y materiales que el Movimiento podía ofrecer para aplicarlo.

El primer objetivo de este plan de acción era “recordar” a la opinión pública nacional e internacional la continuidad de la dictadura franquista y la existencia de miles de presos políticos. El segundo era movilizar la solidaridad activa para cuantos luchaban en España contra la dictadura y tratar de sumar a esta acción a las otras fuerzas antifranquistas. Y, en la medida de lo posible tratar de acelerar la desintegración del Régimen abatiendo al Dictador.

Las acciones del DI comenzaron el 5 de junio de ese mismo año3 y terminaron prácticamente después de la muerte de Caraquemada y de la ejecución de Francisco Granado y Joaquín Delgado en agosto de 1963. No tanto por efecto de estos trágicos acontecimientos como por las presiones de las autoridades francesas sobre la CNT exilada para paralizar la acción del DI.

Efectivamente, el 11 de septiembre, apenas terminado el periodo vacacional, las autoridades francesas iniciaron una redada de detenciones contra responsables y militantes conocidos de la FIJL en todo el territorio francés. Fueron detenidos más de sesenta jóvenes libertarios y los viejos compañeros Cipriano Mera y José Pascual, vinculados al DI. La mayoría recuperó la libertad pocos días después; pero 21 quedaron en prisión bajo la acusación de “asociación de malhechores”.

La represión en España y Francia y el obstruccionismo del sector confederal inmovilista lograron su objetivo, parar la acción del DI, pese a que el Congreso de la CNT -celebrado en octubre en Toulouse con la autorización de las autoridades francesas- aprobó la gestión del DI y, en consecuencia, su continuidad… Aunque no fue hasta el Congreso celebrado en 1965 en Montpellier cuando el DI fue enterrado orgánicamente4 por los que habían instalado de nuevo la rutina de aprobar y ratificar acuerdos, la demagogia y el inmovilismo, en el movimiento.

Ante tal situación, la FIJL abandonó definitivamente la Comisión de Defensa del MLE y decidió continuar la lucha activa contra el franquismo iniciada por el DI. Comenzó entonces una nueva etapa con las acciones del “Grupo Primero de Mayo” que reactualizaron el anarquismo antiautoritario que dio su radicalidad libertaria al Mayo del 68.

En su libro de memorias “El eco de los pasos”, Juan García Oliver dice lo que sigue: “(…) El DI, que agrupó a unos muy viejos militantes de probado historial revolucionario, con otros jóvenes e inteligentes miembros de las juventudes, realizó una acción de seis meses de duración(…) Hubiese sido menester, por lo menos, un año más para poder terminar la obra emprendida, que no era otra que acabar, a como diese lugar, con la dictadura en España(…) Se hizo la unidad, se creó el DI, se luchó incipientemente y cuando debía darse un salto más fuerte correspondiendo a la lógica superación de una primera etapa de ensayo, se acabó todo: hasta la unidad, porque otra vez aparecieron las disensiones, las divergencias y las incompatibilidades (…)”

Octavio Alberola

1 El DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación), formado por antifascistas portugueses y españoles, algunos de ellos libertarios.

2 Comisión integrada por los secretarios de la CNT, de la FAI y de la FIJL, más el secretario de coordinación de la CNT en exilio.

3 Para detalles de la acción ver los libros: El anarquismo español y la acción revolucionaria (1961-1974) e Insurgencia libertaria.

4 Para este tema, además de los libros citados, ver EL DI (Defensa Interior) y la resistencia libertaria contra el franquismo, en Google.

Publicado en Rojo y Negro nº 282, septiembre 2014

De izquierda a derecha: Paul Denais, Francisco Sánchez Ruano, Antonio Martín y Octavio Alberola. La foto es de los años dos mil cuando Ruano, detenido en 1963 por la acción hecha por Paul y Antonio, estaba presentando un recurso de revisión ante el Supremo.


Fuente: Octavio Alberola