Sin matiz, la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, al presentar la situación catastrófica del empleo para los inmigrantes, ha comentado que la próxima emigración que venga a España serán personas con un nivel alto, que se acabó la llegada de trabajadores. El camino de vuelta a sus respectivos países es la constante, la crisis golpea a los más desfavorecidos.
La secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, presentó este miércoles el Anuario de la Inmigración en España, que analiza el impacto de la crisis económica y las reformas legislativas sobre el fenómeno migratorio el año pasado. En el acto, Rumí señaló que «se ha puesto fin a un ciclo» caracterizado por la llegada, durante una década, de un gran número de migrantes a España y ahora «comienza otro» que se definirá por un descenso acusado en las llegadas y un cambio en el perfil de los extranjeros, que tendrán un nivel de cualificación «más elevado».
Según Rumí, se vive «una transición hacia otro momento que consolidará un ritmo mucho menos elevado de entradas al país». «Hemos detectado esa transición y tenemos que estar en condiciones de afrontar la nueva realidad», añadió la secretaria de Estado.
En este sentido, dijo que «se ha consolidado el proyecto de ’laboralización’ de la inmigración» planteado por el Gobierno para vincular las entradas de extranjeros a la disponibilidad de ofertas de trabajo en España, aunque apuntó que «habrá una incorporación paulatina» de aquellos que entren por otras vías legales, como la reagrupación familiar.
Esta es la tesis que defiende uno de los directores del estudio, el catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid Joaquín Arango. En su opinión, «la crisis económica ha puesto fin a un período excepcional en la inmigración española que probablemente no se vuelva a repetir : diez años en los que España ha sido el primer o segundo país del mundo en recepción de inmigrantes».
«Cabe pensar que volverá a recuperarse la necesidad de trabajo inmigrante, pero seguramente no como antes», apuntó Arango, para quien el debate debe centrarse ahora en cómo quiere la sociedad española «relacionarse con la inmigración cuando acabe la crisis, porque es un debate necesario que el vigor de los flujos no permitía llevar a cabo».
Sobre este asunto incidió en catedrático de la Universidad de Barcelona Eliseo Aja, quien analiza en el anuario la reforma de la Ley de Extranjería. A su juicio, aunque es una «buena reforma», trata la integración «de manera tímida y pragmática, aunque es un comienzo». «Es la tarea más importante, porque la gran preocupación no es ya la patera o el cayuco, sino la integración de cinco millones de personas en España», señaló.
EL PARO ENTRE LOS EXTRANJEROS TOCA TECHO
Por su parte, el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep Oliver, afirmó este miércoles que la tasa de desempleo entre los inmigrantes, que alcanza el 28 por ciento, ha tocado techo, porque «sólo hubo un momento severo» en destrucción de empleo para este colectivo, el primer trimestre de 2009, y desde entonces, la situación «está estancada».
Para el experto en Economía Aplicada, la tasa actual del 28% de paro entre los inmigrantes se debe al incremento del número de personas extranjeras en busca de trabajo que se produjo en 2008, cuando «entraron en el mercado cerca de 400.000 personas» que no encontraron el empleo que buscaban.
Por eso, afirmó que «el 70 por ciento del aumento del desempleo inmigrante desde el cuarto trimestre de 2007 hasta el tercer trimestre de 2009 está vinculado al incremento de personas en el mercado de trabajo» y el porcentaje restante, a la destrucción de empleo que se produjo entre enero y marzo del año pasado.
En su opinión, «el grueso de este ajuste en el mercado laboral» relativo a los extranjeros «ha concluído», aunque pueda darse alguna pérdida ocupacional en los próximos meses». «La tasa de paro de la inmigración se ha estabilizado y difícilmente continuará aumentando», aseguró.
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