Si nos miramos poco a poco los argumentos que utiliza el presidente del Gobierno español para justificar los inmensos recortes presentadas el 11 de noviembre de 2012, veremos que sólo hay uno que sea real, que tenga lógica y al mismo tiempo que sea creíble : "No podemos elegir".

Rajoy y la pandilla de los criminales encorbatados y engominados que lo aplaudían mientras exponía de que iría el paquete de medidas destructoras de las actuales condiciones de vida en España, incluida la hija de su padre Andrea Fabra, resumían la idoneidad de las medidas en este lacónico «No podemos elegir».

Rajoy y la pandilla de los criminales encorbatados y engominados que lo aplaudían mientras exponía de que iría el paquete de medidas destructoras de las actuales condiciones de vida en España, incluida la hija de su padre Andrea Fabra, resumían la idoneidad de las medidas en este lacónico «No podemos elegir».

Curiosa frase viniendo de quien viene, un señor que ha sido elegido precisamente para que elija medidas del tipo que sea (mejor que hubieran sido escritas antes en este programa secreto que el PP mantuvo bajo siete llaves a lo largo de toda la última campaña , pero qué le vamos a hacer, ni eso).

«No podemos elegir» dicen. Y pienso yo que si no pueden elegir es que sólo hay una opción. Si sólo hay una opción, y no es la suya sino la impuesta por el Banco Central Europeo a través de la Unión Europea, alguien que no ha sido elegido democráticamente, es decir que no ha participado en unas elecciones, manda más que aquél o aquellos que sí han sido elegidos, nos gusten o no, en unas elecciones. Y si alguien que nadie ha elegido manda sobre la cosa pública de forma absoluta, sube el IVA tres puntos del 18 al 21%, reduce las prestaciones de desempleo a partir del sexto mes, saca la paga de Navidad a los funcionarios, y reduce la cantidad de concejales de nuestros ayuntamiento un 30%, me pregunto yo si no vale la pena saber quién es para decirle «dictador» en la cara, que de eso se trata. No es ningún secreto que su cara, sus caras, serán las mismas que tenían los que han destruido las condiciones de vida mínimas de Grecia, Portugal, Irlanda o quien venga después ….

«No podemos elegir», al tiempo, denota un problema añadido a los pueblos que quieren dejar «la muerta» y quedar libres en el espacio nacional (y social, porque de libertad a medias no hay). Si el Principado de Cataluña que algunos quieren con estado propio y miembro de la Unión Europea (y aquí cierran su proyecto liberador porque dicen que después ya nos pelearemos entre nosotros como quieren que sea) en su nacimiento debe estar atendida por una partera tan siniestra como esta Unión Europea que tenemos ahora ante los ojos, ten claro que quien mande deberá entonar su «No podemos elegir» e iremos hacia el mismo agujero donde ahora estamos. En resumen, lo que pedía Convergencia DC en su último congreso en Reus: el estado propio, no sirve de nada. Porque hoy en la Unión Europea tener estado propio no es garantía de nada más que de tenerlo, los estados propios no son independientes sino colonias, puras colonias que «No pueden elegir».

Los Países Catalanes que algunos queremos no parten de apriorismos autoritarios como pueden ser la Unión Europea, no parten del descuartizamiento del país ni de su venta a los intereses de la gran banca o de la no tan gran burguesía que «fomenta el trabajo «y quiere decir que vive de nuestro trabajo, sino de la libertad total de decisión, del camino hacia la libertad que supone la independencia y la solidaridad internacional y de clase, de la descolonización mental y la construcción de la igualdad económica de las personas , empezando por las Andrea Fabra que haga falta, empezando por quienes detrás de sus gafas de sol esconden sus objetivos gangsteriles que se resumen en este «No podemos elegir». Sí que podemos elegir y es lo que estamos haciendo hace días ya. Y que lo tengan claro, ¡no dejaremos de hacerlo!

* Jordi Martí Font es periodista, escritor, trabajador de la enseñanza y afiliado a CGT Tarragona

http://www.cgtcatalunya.cat/spip.php?article7511


Fuente: Jordi Martí Font