Artículo publicado en Rojo y Negro nº 397, febrero 2025

El pasado 7 de enero se convocó una concentración histórica convocada por CGT en Madrid. El Corte Inglés es el buque insignia del empresariado español. Con más de 16 centros en todo el país, contando los logísticos, y con una plantilla cuantificada en alrededor de 76.000 trabajadoras y trabajadores, 21.000 de ellos solo en Madrid.

Hablamos con Melissa Caycho, delegada de CGT en el Corte Inglés. “Soy mujer racializada, tengo todas las papeletas para ser despedida, a los que dicen que tienen miedo de represalias yo les digo que conmigo no han podido”, dice entre risas.

El pasado 7 de enero realizasteis en la plaza de Felipe II de Madrid, frente al centro comercial de Goya, una manifestación histórica, que tuvo muchísima repercusión en prensa. ¿Cómo te sientes?
Llevo en El Corte Inglés desde 2005 y, cuando entré, estar aquí era como ser funcionario, tenías muchas facilidades. En esos tiempos tenías la sensación de que trabajar aquí era una suerte, que te respetaban, que había una familiaridad que se sentía. Eso cambió especialmente a partir de la apertura los domingos que supuso cambiar totalmente de condiciones laborales y quitarnos todo. Por eso, la manifestación fue increíble, no podíamos creerlo porque somos muy pocas, pero la historia cambia. Según tengo entendido, antes lo intentaron compañeras de la CGT, hace ya mucho tiempo, hace 30 años o así, entraron en la tienda de la calle Preciados con banderas y todas las personas que lo hicieron fueron despedidas. Ese era nuestro miedo, que nos volviera a pasar lo mismo.

Un miedo muy real que además podía afectar a muchas familias.
Cuando ya no tienes nada que perder… pues de perdidos al río, como decimos. Esto ha sido un proceso, nadie de mis compañeras y compañeros conocía antes la CGT. Aquí existían otros sindicatos, estaba FASGA (Federación de Asociaciones Sindicales de Grandes Almacenes) que ahora se llama Valorian y Fetico (Confederación Sindical Independiente). A Comisiones Obreras y UGT les conocíamos de la televisión, supuestamente apoyando a la clase trabajadora. Estuvimos primero en CCOO hasta que salimos de allí muy mal. Empezamos por mirar un poco qué era CGT, aprendimos que era un sindicato que venía de la CNT y comenzamos a movernos por fuera de los centros de trabajo para organizar la sección sindical. Íbamos a las casas a recoger candidaturas, veníamos los domingos para hablar con trabajadores en la trastienda o en el baño. Así hicimos la candidatura, empezamos a mandar escritos e hicimos la sección. Entonces sí vinieron el resto de sindicatos a hablar con nosotras y nos ofrecieron de todo, a los cinco que nos presentábamos como sección sindical nos llegaron a decir que nos liberaban de todo, que no volveríamos a trabajar, que íbamos a vivir muy bien si queríamos, que nos pasásemos a la UGT que recursos humanos ya estaba informada… Nosotros escuchábamos todo en silencio y presentamos la candidatura. La empresa obliga a ratificar la candidatura un domingo de manera presencial, con solo un plazo de dos horas, creían que alguno no vendría pero vinimos todos. Vino una compañera que tenía la pierna rota, otra vino recién salida de maternidad, que acaba de parir, con la bata del hospital y el abrigo encima. Fue un proceso muy bonito.

A la manifestación vino gente de otros puntos del Estado.
Vino gente de Alicante, de Albacete y de Sevilla. No éramos muchos y lo sabíamos, pero creo que en las próximas vamos a ser más. Lo que teníamos claro es el porqué lo hacíamos. Fue el día 7 de enero, día de obligado cumplimiento, nadie puede librar y hay que hacer los turnos de diez horas. Justo la manifestación estaba en un horario donde es el momento de máxima afluencia de público, la gente entra corriendo a ver los productos de las rebajas. Había que mover a la CGT y ese fue mi trabajo, pedí ayuda y colaboración a todos los sindicatos. También hubo trabajadoras que vinieron antes de entrar a su turno para estar en la manifestación. Fue en un día estratégico para la empresa, era rebajas y sabíamos que podía tener mucho impacto, fue algo histórico.

¿Cuál es el panorama sindical que hay en El Corte Inglés?
Valorian pasa por varios nombres distintos, fue FASGA y ahora Valorian. Una parte de los miembros del sindicato tienen ahora cargos en Recursos Humanos de El Corte Inglés. Creo que cambian tanto de nombre para que no se les vea tanto su estrategia. Este sindicato lo creó la propia empresa en los años setenta, según lo que yo sé, con la huelga de Induyco en 1977. El Corte Inglés se vio muy afectado y decidieron crear un sindicato. La empresa creó este sindicato que siempre ha estado tutelado y que es el mayoritario.
Fetico es igual, quizás un pelín más inteligente porque no es tan torpe como Valorian que salió públicamente el otro día a defender a la empresa, pero en el fondo son lo mismo. Esos dos sindicatos existían solo en El Corte Inglés y han sido colaboradores con la retirada de todos los derechos que nos han quitado desde la empresa: congelación de la antigüedad, trabajo los domingos sin remuneración especial, horarios abusivos, exceso de cargas, etcétera. Hay sentencias que incluso dicen que El Corte Inglés paga a estos sindicatos, a Fetico y Valorian.
En 2008 entró por primera vez CCOO, igual que ahora la CGT. Un sindicato de clase, “rojo” que era, como le llamaban aquí, y todos teníamos esperanzas. Yo firmé la candidatura y la empresa me llamó al orden para decirme que era madre y que tuviera cuidado con lo que hacía. CCOO entró con mucha dificultad y sacó ocho delegados. CCOO hizo trabajo sindical, denunció lo que ahora estamos denunciando nosotros, la gratuidad de los domingos (que firmaron Valorian y FETICO) y el abuso de los horarios. Se ganó una denuncia sobre el abuso en los horarios y hasta ahí llegaron. La empresa le dio una silla para el convenio colectivo a CCOO a pesar de no tener representación en el Comité y ahí finalizó todo. Nosotros estuvimos un año, se entró en casi todos los centros de Madrid, pero se fragmentó. Un grupo hace lo que quiere la empresa y otro nos quedamos con la idea de seguir haciendo trabajo de base. Dimos la pelea en lo interno, escribimos a la confederal pero no llevó a nada, había gente de allí que incluso estaba imputada con las tarjetas black… Se nos dijo que no podíamos hablar mal de alguien de CCOO, se nos llegó a decir que si nos íbamos tendríamos un castigo, que nos pondrían en los peores departamentos e incluso que nos veríamos fuera de la empresa. Nos atacaron las nóminas y las horas sindicales que no las reconoció CCOO y en mi caso me las quitaron de la nómina. Nos fuimos y no queríamos seguir ni siquiera en el sindicalismo de lo decepcionados que estábamos. Actualmente, en El Corte Inglés en Madrid, Comisiones ya no tienen nada.
Finalmente decimos que había que seguir con nuestra lucha y entre cinco personas tiramos del carro para montar la sección de CGT.

¿Por qué CGT?
En Comisiones nos decían de manera despectiva “iros a cualquier lado” y luego en plan mal añadían “si quieren vayan a la CGT”, de eso nos sonaba. En CCOO había tutores, aquí no hay nadie que te diga cómo tienes que hacer las cosas y eso nos gusta, para lo bueno y para lo malo. Pero lo primero que hicimos al salir de CCOO fue vernos con otros sindicatos las cinco personas que tiramos de esto. Habíamos conseguido 500 afiliaciones en menos de un año para CCOO y sabíamos cómo había que moverse en la empresa. Primero nos reunimos con UGT, que nos invitaron a un muy buen restaurante y ellos querían que incorporásemos afiliados y nos ofrecían caramelitos. Me ofrecieron ser liberada, elegir entre mis compañeros quién más podría ser y todo el poder en mi persona. Me prometieron que no me iba a faltar nada, ni recursos, ni dinero, ni tiempo libre. Pensaron que eso era lo que yo ambicionaba, pero no. Luego nos reunimos con USO y fue muy bien, ni nos intentaron comprar ni nada malo, pero comenzamos a averiguar cómo se movían en comercio, en servicios, y vimos que era muy similar a CCOO pero un poquito más decente.
Luego ya vimos CGT, que estaba en la calle, leímos algunos escritos que daba gusto leerlos, en concreto vimos a la gente de Apple que también venían de CCOO que en sus panfletos atacaban a la empresa. Es verdad que al elegir CGT entre las 28 personas que salimos de CCOO empezó a cundir el miedo, pero lo tuvimos claro y estamos fenomenal. Miguel Fadrique también nos ayudó mucho y nos hizo ver que el proceso de nuestra lucha es largo, eso nos tranquilizó y nos hizo ver que hay que pensar estrategias con tiempo. Nuestro interés era que el trabajador viera que estamos en algo más grande que nuestra sección sindical y ha sido muy bueno el apoyo de todos los compañeros y compañeras.

¿Cuáles son los próximos pasos?
Estamos justo ahora pensando en ello. Tenemos el ejemplo de las compañeras de CGT en Zara, también estamos hablando con otros sindicatos como LAB en el País Vasco que nos está ayudando. Tenemos puestas varias denuncias en la Audiencia y hay muy buena relación con las compañeras, también hemos hablado con la Intersindical en Valencia y vamos a ver qué pasa. Lo que sí tenemos claro es que vamos a seguir con las manifestaciones, con las denuncias por las condiciones de trabajo, queremos extender la lucha, que el titular ya no sea la manifestación del día de rebajas sino que las trabajadoras en Bilbao, Madrid, Albacete, Sevilla… se movilizan, que crezcamos y que ganemos esta lucha.

Jacobo Rivero


Fuente: Rojo y Negro