Artículo de opinión de Desiderio Martín Corral

 La emergencia sanitaria y de salud y sus efectos sobre nuestras vidas, es un drama y una tragedia; cierto e indiscutible: millones de afectados y afectadas en el planeta, cerca de 32.000 muertes certificadas por esta patología; poblaciones arrasadas por la desocupación obligatoria (paro) con carencias de rentas básicas universales e incondicionales; millones de personas excluidas socialmente, precarias, migrantes, refugiadas, encarceladas…personas mayores confinadas de manera permanente en “residencias mercantilizadas”; sistemas sanitarios públicos y universales insuf

 La emergencia sanitaria y de salud y sus efectos sobre nuestras vidas, es un drama y una tragedia; cierto e indiscutible: millones de afectados y afectadas en el planeta, cerca de 32.000 muertes certificadas por esta patología; poblaciones arrasadas por la desocupación obligatoria (paro) con carencias de rentas básicas universales e incondicionales; millones de personas excluidas socialmente, precarias, migrantes, refugiadas, encarceladas…personas mayores confinadas de manera permanente en “residencias mercantilizadas”; sistemas sanitarios públicos y universales insuficientes y disminuidos por la acción del mercado en recursos humanos, profesionales sanitarios, profesionales de la limpieza, etc. y carentes de recursos materiales y de investigación, y esto en los mundos “ricos”, así que cuando la pandemia se extienda a los mundos y pueblos empobrecidos, el drama/tragedia, nos parecerá un “mal pasajero”, ante el apocalipsis de los otros.

En los “otros mundos no ricos porque alguien les empobreció y sigue esquilmándoles”, en el mismo periodo contabilizado según cifras oficiales de muertes por coronavirus (37.091), resulta que han muerto 2,95 millones (80 veces más) por hambre1,2 millones (33 veces más) por no haber podido recibir atención médica; 720.000 (20 veces más) por accidentes laborales96.000 mujeres (2,5 veces más) por no tener suficiente atención médica en el embarazo672.000 niños y niñas (18,1 veces más) han nacido muertos por esa misma razón. (datos de OMS, Oxfam y otros).

Y estas “pandemias” no declaradas como tales por la OMS, ni los organismos que “controlan y dominan” el (des)orden mundial (G-20, NNUU, FMI, BM…), si son evitables, porque conocemos sus causas y tenemos medios y “medicina suficiente” como para que nadie “sea asesinado” por hambre, por ausencia de atención médica, por trabajar, etc…

En el mundo global la escasez de recursos no es cierta, sino un “invento del capitalismo” para garantizar la desigualdad y la injusticia social. Según el BIP (Banco Internacional de Pagos), en todo el mundo se mueven cado años unos 14.900 billones (millones de millones) de dólares, de los cuales los estados de todo el mundo gastan unos 20 billones.

¿Entonces donde está el problema? Existen recursos materiales e inmateriales más que suficientes como para cubrir cualquier necesidad humana, a la vez que recursos más que suficientes como para garantizarnos una buena vida para todos y todas (buena salud, buena higiene, techo y comida, esencialmente). Parece obvio que estos recursos no se destinan -sino son los “escasos e insuficientes”- a garantizar, ni mucho menos, una vida digna, lo cual, siendo obvio, no deja de ser un acto criminal y premeditado.

¿Por qué estas medidas económicas se dan en “varias dosis”[1] y además, nos “auguran panoramas de “recesión, crisis y depresiones” para el día después, que “ríase Vd. del coronavirus”?… pues parece obvio, además de un echo (político) “impepinable”, que se mueven en la misma lógica de la artificialidad de los recursos escasos, lo cual coadyuva a la producción de miedo con el que se favorece el sometimiento y la carencia que mata a millones de seres humanos.

Y en este estado de “pánico, miedo” las medidas de control social, donde se ven afectadas las libertades y los derechos, son fáciles de constituir, pues parece que la especie humana aún no ha “evolucionado suficientemente en autonomía, auto responsabilidad y solidaridad”, como para afrontar dificultades, tragedias y necesidades, sin “un guardia en nuestra espalda” (ahora guardia tecnológico, además del físico), que nos diga por donde ir, hasta donde ir y hasta donde podemos llegar.

Las libertades restringidas, cuando carecen de la “voluntad libre del individuo” para otorgarle al “soberano” (estado, partido, ejercito, patrón…) la propia “libertad como sujeto autónomo”, no son sino medidas coercitivas que imposibilitan a las personas tener un pensamiento “libre” y crítico acerca de lo que esta bien o está mal desde el lado de la ética de la convivencia.

Y el problema es que una vez implantadas, son muy fáciles de gestionar por el fascismo con el “consentimiento de las poblaciones asustadas”. Esto si debiera preocuparnos y mucho, para el día después.


[1] Como alguien ha manifestado…”políticas de parcheo en parcheo y me llevo una..”



Fuente: Desiderio Martín Corral