¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines. Así comienza el poema, la Marcha Triunfal de Rubén Darío. Y en verdad que describe poéticamente la llegada del tropel de gentes que él denomina “cortejo de paladines”. Al frente de ellos los dirigentes, los de siempre, los de toda la vida, aquellos que llevan el estigma del liderazgo. Y mientras tanto en este estival agosto los medios de comunicación proyectan la noticia a los cuatro vientos y cinco continentes.
La voz de quienes dicen representar a los jornaleros y jornaleras andaluzas suena y resuena con estrepito en la misma medida que los medios de comunicación las proyectan y amplifican. Hay quienes piensan honestamente que esta “marcha” es una puesta en escena de un determinado sindicato. Otros aplauden esta iniciativa pero siempre detrás de las cristaleras de sus televisores. Hay quienes se preguntan por qué esta marcha no se va haciendo multitudinaria a su paso por pueblos y aldeas andaluzas… Afirmaciones y preguntas que quedan sin respuestas.
La voz de quienes dicen representar a los jornaleros y jornaleras andaluzas suena y resuena con estrepito en la misma medida que los medios de comunicación las proyectan y amplifican. Hay quienes piensan honestamente que esta “marcha” es una puesta en escena de un determinado sindicato. Otros aplauden esta iniciativa pero siempre detrás de las cristaleras de sus televisores. Hay quienes se preguntan por qué esta marcha no se va haciendo multitudinaria a su paso por pueblos y aldeas andaluzas… Afirmaciones y preguntas que quedan sin respuestas. La derecha “derechona”, como algún líder de estos jornaleros la califica, ha disparado sus recursos mediáticos contra algunas personas, intentando desinformar a la ciudadanía y crear la duda sobre la bondad de lo que hacen esas personas que reivindican soluciones para sus familias. Atacando la imagen de aquellos que los apoyan y tienen algún predicamento mediático. Usando el argumento ad hominem, viejísima estrategia para aniquilar la idea desprestigiando a aquella persona que la defiende o proclama. Una vieja táctica de los poderosos, que por eso lo son, ya que manejan información de ti o de mi, y sin que estos datos tengan relación con lo que se dice o se predica, se “enmierda” a esa persona publicitando que gana “tanto” o que tiene “cuanto”. Y llegado a este punto viene bien recordar a lo que dice (porque está escrito) Antonio Machado en Juan de Mairena: «La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero».
Lo que anuncian este grupo de trabajadores y trabajadoras andaluzas con su marcha es la llegada de un nuevo tiempo, aunque alguno no se lo crea. En la historia de los movimientos sociales en Andalucía han quedado recopilados acontecimientos que acabaron en baños de sangre porque los “amos” no podían consentir el atropello de sus derechos históricamente impuestos mediante el azote y la necesidad extrema. Una simple manifestación, una pequeña reunión de personas que piden, que exigen soluciones a sus vidas desgastadas y el moribundo futuro de sus descendientes, puede acabar en algo más que un simple acto de protesta. Y de eso debemos ser muy conscientes todas las personas y por supuesto los gobiernos. «No somos anarquistas que buscan el conflicto, pero nuestras reclamaciones son similares a aquellos de los años 1930, » dijo Sr. Cañamero, que por cierto no tiene ni idea de que es ser “anarquista”, o José Luis Solana, un profesor de antropología social en la Universidad de Jaén, ha dicho que «una reforma agraria y la distribución de tierra apropiada en Andalucía son uno de los elementos que fallan de nuestra transición a la democracia”.
Septiembre ya está aquí y los terceros o cuartos ajustes abofetearan el rostro cansado de una ciudadanía que ya sabe dónde está el mal, pero que no tiene de momento capacidad para vertebrar una respuesta solidaria y contundente que cambie sus males por bondades. Septiembre verá como una millonada de voces y brazos se alzarán en Madrid, cuando venza su medianía. El sábado que señala la mitad de su trascurso se unirán por millares, decenas de millares, centenares de miles, millones de voluntades para mostrar la fuerza de la unión ante un gobierno que a fuerza de gobernar genera, aunque puede que no lo pretenda, desgobierno. ¿Se atreverá este Gobierno a lanzar a sus “negros mastines” contra el pueblo? Hora es de espabilar que la noche ya se marcha y llega la aurora y pronto “los claros clarines de pronto levantan sus sones, su canto sonoro, su cálido coro, que envuelve en un trueno de oro”, y siguiendo en compañía de Rubén Darío, anunciaremos “Los áureos sonidos anuncian el advenimiento triunfal de la Gloria”. ¿Dónde está la gloria del pueblo? Esa es la gloria que un gobierno debe perseguir y que se sustenta en el bien estar de todas las personas para las que gobierna. Tiempo tiene ese gobierno, todos los gobiernos, de convencerse que no es posible servir a dos señores y que su tarea primigenia es la defensa de los intereses del pueblo, el interés general, el de todas las personas.
Fdo. Rafael Fenoy Rico Comunicación Enseñanza CGT
Fuente: Rafael Fenoy Rico