CÁDIZ. El salón regio de la Diputación acogía ayer la presentación en Cádiz del libro El Canal de los Presos (1940-1962). Trabajos forzados. De la represión política a la explotación económica.
Un estudio multidisciplinar analiza en profundidad la utilización de los presos políticos durante la dictadura como mano de obra esclava en la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir
CÁDIZ. El salón regio de la Diputación acogía ayer la presentación en Cádiz del libro El Canal de los Presos (1940-1962). Trabajos forzados. De la represión política a la explotación económica.
Un trabajo multidisciplinar editado por Crítica y auspiciado por la Confederación General del Trabajo de Andalucía (CGT-A) que analiza con exhaustividad el caso de los presos políticos utilizados como mano de obra esclava durante la dictadura franquista para la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir entre 1940 y 1962.
La publicación es el resultado de un trabajo de tres años en el que ha participado un amplio equipo de expertos de diversas especialidades, como el historiador José Luis Gutiérrez Molina, los geógrafos Gonzalo Acosta Bono y Leandro Moral, los antropólogos Angel del Río y José María Vacuente, la jurista Lola Martínez y Mari Villa Cuadrado, hija de un ex preso. Han colaborado asimismo en la obra los historiadores Antonio Miguel Bernal y Nicolás Sánchez Albornoz y el filósofo Reyes Mate.
Gutiérrez Molina y Gonzalo Acosta presentaban ayer el libro en Cádiz, acompañados de Cecilio Gordillo Giraldo -coordinador de la publicación y del programa de la CGT de Andalucía ’Recuperando la memoria de la historia social de Andalucía’- , de Carlos Perales, director de la delegación de Políticas de Igualdad de la Diputación y del hefe del área de Cultura de la institución, Antonio Rodríguez Cabaña . En sus 500 páginas, el libro recoge la argumentación ideológica y jurídica del franquismo en la que se sustentaba su política de utilización de mano de obra esclava por parte del régimen y sus más cercanos colaboradores.
Explica Gutiérrez Molina que «entre 1937 y 1962 más de 150 mil españoles presos trabajaron en un gran número de obras públicas en calidad de verdaderos esclavos como método para la reducción de condena. Asimismo, eran ’alquilados’ por el Estado a particulares y empresas privadas en los más variados sectores productivos.Este libro es un homenaje a todos esos hombres y sus familiares, cuya memoria ha permanecido oculta durante demasiado tiempo».
La publicación que ayer se presentaba en Cádiz se centra en los presos que trabajaron entre 1940 y 1962 en la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir, conocido popularmente como el «Canal de los Presos». Una obra de 159 kilómetros que puso más de 800 hectáreas en regadío entre las localidades de Peñaflor y Lebrija, en la provincia de Sevilla.
En ella trabajaron cerca de diez mil presos políticos de toda España. El minuciosos trabajo de investigación llevado a cabo por los autores de este libro ha logrado recabar cerca de tres mil nombres de estos presos, cuya relación aparece recogida en la obra, junto con sus lugares de origen y profesión y la descripción de su vida y de la de sus familias. Entre estos presos figuraban 164 gaditanos procedentes de las comarcas de la Campiña (23), la Sierra (31), La Janda (8), el Campo de Gibraltar (17), la bahía (5) y la Costa Noroeste (2).
El equipo redactor del libro y sus colaboradores, más de 50, han realizado un exhaustivo trabajo de investigación en diversos archivos, el más importante de los cuales, según indican sus autores, es el archivo del Servicio de Colonias Penitenciarias, que dependía directamente de la Presidencia del Gobierno y a través del cual se llevaba a cabo este programa de trabajos forzados «un mecanismo de explotación que el régimen disfrazaba con un traje de legalidad para la redención de pena». Destaca José Luis Gutiérrez Molina el papel cómplice que una parte de la Iglesia jugó en esta operación, como es el caso del sacerdote jesuita Juan Antonio Pérez del Pulgar, que fue el que dotó de contenido ideológico a este método de reducción de pena por el trabajo».
Especialmente enriquecedoras, explican los autores, han sido las entrevistas que para la realización de este libro han mantenido con los presos que trabajaron en el canal y con sus familiares. «Ha habido un intercambio muy positivo -afirma José Luis Gutiérrez Molina- porque ellos nos han aportado experiencias muy interesantes, algunas estremecedoras, y también han conocido cosas que nosotros hemos averiguado en nuestra investigación».
Subraya que «una de las cosas que más nos ha impactado es descubrir el importante papel que las mujeres jugaron en este episodio. Cuando empiezas a investigar crees que estás tratando sobre una historia de hombres y descubres la gran labor que desempeñaron las mujeres que siguieron a estos hombres con sus familias, llevándolas adelante, trabajando incluso para los oficiales que les custodiaban en los campos de concentración desde los que cada día los trasladaban a su trabajo en el Canal».