El Ayuntamiento de Valencia ataca con prohibiciones, obstruccionismo y censura el acto del homenaje en las fosas comunes.
El acto, en memoria y desagravio de las víctimas del franquismo tiradas a las fosas comunes del Cementerio general de Valencia, se celebrará el domingo 15 de abril a las 12 horas. Puerta principal del Cementerio.
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En una nueva demostración de este estado de excepción cada vez menos aparente, el Ayuntamiento de Valencia ataca con prohibiciones, obstruccionismo y censura el acto de homenaje a las víctimas del franquismo enterradas en las fosas comunes del Cementerio General.
Esta vez, al igual que año tras año, además de no entrar en los cuadros de la fosa, prohíbe que se interprete La Muixeranga, el Himno de Riego y Fosses del silenci, es decir, toda música.
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En una nueva demostración de este estado de excepción cada vez menos aparente, el Ayuntamiento de Valencia ataca con prohibiciones, obstruccionismo y censura el acto de homenaje a las víctimas del franquismo enterradas en las fosas comunes del Cementerio General.
Esta vez, al igual que año tras año, además de no entrar en los cuadros de la fosa, prohíbe que se interprete La Muixeranga, el Himno de Riego y Fosses del silenci, es decir, toda música.
Prohíbe la música, según su comunicado “para no alterar la tranquilidad de los visitantes del Camposanto por ser un lugar de recogimiento y paz”. No puede homenajearse con música a los muertos de un genocidio, “intranquiliza” a los viandantes. Su único homenaje ha de ser el silencio, como la losa con la que cubren sus asesinatos. Así de delicados son con algunos y tan poco con todos los demás, que han de soportar como se les rompen los oídos por la gran potencia de los altavoces de la capilla instalada en el centro del cementerio, obligándoles a escuchar todo el repertorio de la liturgia y culto católico. No da ninguna razón para no entrar en los cuadros de la fosa, será entonces para que no podamos hacer la ofenda floral en el lugar donde tiraron sus cuerpos. Curioso: llaman “hierba” al lugar de la ignominia. Los muertos pueden ser silenciados pero la hierba que los cubre es intocable.
El poder sólo quiere silenciar, reprimir y acabar con los derechos más elementales. Pretende imponer su vergonzoso monolito, erigido sobre las víctimas para gloria de sus verdugos, y acallar cualquier discrepancia por la vía del autoritarismo más rancio.
En el Cementerio de Valencia el Ayuntamiento autoriza que se interprete la música en todo tipo de acontecimientos: entierros, homenajes diversos… menos cuando se trata de las víctimas tiradas a las fosas comunes. El agravio comparativo es evidente. Solo parece haber una conclusión: para «nuestras autoridades» estas víctimas no merecen ser recordadas. Debe de ser porque eran de los perdedores, y por lo tanto, pobres y exluídas.
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